Hace escasos días que McLaren descubría su proyecto P15, un nuevo superdeportivo de su Ultimate Series, el McLaren Senna. Un coche presentado en un evento privado y que en palabras de la propia marca es lo más salvaje con matrícula que habían lanzado hasta la fecha, todo un coche de carreras matriculable. Además sirva de paso, ha servido para rendir homenaje a uno de sus pilotos más legendarios, Ayrton Senna.
El McLaren Senna es un coche de producción limitada, solo 500 unidades verán la luz y todas ellas tienen dueño, antes incluso de que lo conociera el resto del mundo. Cada una costaba 750.000 libras, pero McLaren solo vendió 499 de esas unidades. La última, la número 500, se vendió a través de una subasta privada durante ese evento de presentación. En total para hacerse con la última su dueño tuvo que pagar 2 millones de libras, unos 2.2 millones de euros.
¿Por qué? Porque McLaren quería tener un detalle con el legado del piloto brasileño, así que el dinero recaudado con esa unidad se destinaría a la Fundación Senna, encargada de obras benéficas en favor de la infancia en Brasil. Ahora bien, no queda duda de que ese precio de venta será un referente para próximas subastas del modelo o la venta de concesionarios especializados.
La base del Senna es el monocasco de carbono que usa la maca en el McLaren 720S, el Monocage III. También lleva el mismo motor V8 de 4.0 litros, pero este llega hasta los 800 CV y 800 Nm de par. Su controvertido diseño responde puramente a la aerodinámica efectiva en pista, más que a la belleza, lo cual explica su enorme alerón fijo siendo un modelo de calle. Es el segundo modelo de la Ultimate Serie, pero no el sucesor del McLaren P1, ese lo será el que se desarrolla con nombre en clave BP23, que será triplaza, como el F1.