Los coches más antiguos que rodaron en reciente 75 Members Meeting en circuito de Goodwood fueron los llamados Edwardian cars. Con sus enormes motores y sus ruedas casi de bicicleta, se dieron cita modelos fabricados entre 1904 y 1923, de modo que algunos de ellos llevan más de un siglo dando guerra. Pilotar un bólido con cien años sí es para valientes.
A todos nos gusta un Ferrari de los años 60 o un 911 de los años 70, pero hay que tener mucha afición para cuidar y conducir un coche de principios del siglo XX. Los Edwardians son máquinas escandalosas con motores disparatados (algunos con 10 o incluso 20 litros de cilindrada) y muy escasa fiabilidad, pero que también resultan absolutamente fascinantes y evocadoras. Es por eso que, cuando los disparatados bólidos centenarios pisan el asfalto, todos los buenos aficionados los reciben con emoción, aplausos y muchas sonrisas.

En el reciente 75 Goodwood Members Meeting patrocinado por la relojera IWC es una reunión similar al célebre Goodwood Revival, pero con más frio y mucha menos gente. Durante el fin de semana se celebran numerosas carreras de muchas categorías, desde monoplazas de los años 30 a sport prototipos de los 60 (bajo el nombre de Surtees trophy) pasando por turismos de los 80 hasta llegar a los GT1 de los 90. El S. F. Trophy fue el reservado para los coches de carreras que rondan los cien años, y que forman una curiosa mezcla de modelos de todos los colores, formas y tamaños. Verlos en acción recuerda a esos dibujos animados de los “autos locos” de Pierre Nodyuna. El más impresionante fue sin duda el Fiat S76, “la bestia de Turín”, con su motor de cuatro cilindros y 28,4 litros que rendía casi 300 CV. Lo de 28 litros no es una errata, así que imaginen el tamaño de cada cilindro… Fue creado en 1911 para lograr el récord de velocidad máxima, y hora ha sido la primera vez que ha competido en una carrera. Simplemente su sonido y las llamaradas que emite ya son una garantía de espectáculo.


Junto al descomunal Fiat, modelos compactos como el GN Thunderbug 1908 o el Bugatti Brescia 1914 parecen mínimos. En este grupo tan heterogéneo, cuyas emisiones podrían matar a un búfalo en unos segundos, destacó también el Alfa Romeo G1 de 1921. Era uno de los coches más rápidos de su tiempo. Su motor 6.3 de seis cilindros rendía… 70 CV, con los que alcanzaba casi 130 km/h. El más antiguo de todos fue el Benz 60hp de 1903, con 114 años y su motor de cuatro cilindros y 9.2 litros. El ganador fue el joven argentino Mathias Sieleki al volante de un Delage V12 de 1923, un modelo único. Su padre, Carlos, compitió en la misma carrera conduciendo un Bugatti T16 5 litre de 1912.
