En muchas ocasiones, el periodismo del motor nos regala la oportunidad de vivir experiencias muy emocionantes. Sabrá nuestro lector que en CAR no hemos mostrado sensibilidad alguna hacia el mundo de los pedales y las dos ruedas, seguramente no por una cuestión de interés, sino más bien por una justa focalización en lo que amamos. Aun así, no perdemos la oportunidad de informarnos y curiosear sobre todo aquello que se nos presenta. Y a veces, como en este caso, lo hacemos con extremado gusto y placer.
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Del mismo modo, imaginarán que cuando una marca como Skoda nos invita a un evento relacionado con el ciclismo como La Vuelta, y teniendo en cuenta el dominio de la marca en este deporte, seguro que algo interesante nos aguarda. Vaya por delante que a pesar de que soy un fiel seguidor (no practicante) del deporte de las dos ruedas, no seré yo quien ose a romper la línea de este medio, por lo que mis comentarios sobre ciclismo me los reservo para las cervezas de los viernes con mis iguales. El nivel tampoco da para más.
Con la competición española ya terminada, y el ‘cafetero’ Quintana viviendo sus mejores días como profesional, tuvimos la suerte de vivir detrás del corredor Bart De Clercq (Lotto-Soudal) la contrarreloj individual que se celebró el pasado viernes entre las localidades de Jávea y Calpe. Tras varias horas tensas de espera, un briefing sobre cómo actuar en plena competición y una toma de contacto directa con todo el entorno corporativo de la carrera, nos lanzamos hacia el Km 1 de la etapa. Sin más acompañante que mis propios nervios, y como si de un pit stop se tratara, me plantan un cartel en la luna delantera, un juego de ruedas en los amplios asientos de mi Superb Combi, y me lanzan directo tras el corredor belga.
La carretera se estrecha, la afición grita, De Clercq se exprime y mi cabeza se centra en dos directrices claras pero no sencilas: mantener al menos 20m de distancia con la bicicleta de en frente y respetar el curso normal de todos los activos en plena carrera (comisarios, director, otros corredores…), sobre todo los que vienen por detrás. Así hasta llegar a la línea de meta en Calpe tras 37km, que se me pasan volando. Chris Froome se proclama vencedor de la jornada y las sensaciones que he vivido son únicas e irrepetibles. Al día siguiente vuelvo a conectarme a La Vuelta en la sobremesa, pero ya nada es igual. La suerte me hace cerciorarme de cuán confusas son las percepciones por televisión y de qué bello es este deporte. ¡Ah, y mi profesión!
Ciclismo: La debilidad de Skoda
El idilio de Skoda y el ciclismo viene de lejos. Aunque su patrocinio principal sobre el Tour de France y La Vuelta se remontan a 2004 y 2011 respectivamente, hay que recordar que Skoda fue, en primera instancia, un fabricante de bicicletas checo allá por los finales del siglo XIX. Desde la marca aseguran que se identifican muy bien con valores del ciclismo tales como el esfuerzo, la superación o la regularidad.
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Skoda se ha convertido en la marca reina dentro del ciclismo. Hasta 10 de 21 equipos participantes utilizan vehículos Skoda para el desarrollo de sus tareas profesionales. El amplio espacio, la relación calidad-precio y la fiabilidad sean probablemente los factores principales por los que directores y personal de los equipos eligen Skoda.
En concreto, en esta edición de La Vuelta, la marca del grupo VAG ha cedido hasta 80 vehículos a la caravana oficial de la competición, los cuales han recorrido en total casi un millón de kilómetros alrededor de toda la geografía española. Destaca sobre todos ellos el Skoda Superb rojo que se le asigna al director de la carrera, y que ha sido objeto de trabajos especiales por parte de los mecánicos para poder instalar la comunicación por radio, una televisión, una nevera o un techo invertido entre otras cosas.
‘Queremos que cuando la gente piense en ciclismo, piense en Skoda’ asegura Jose Miguel Aparicio, director de la marca en España. Solo así se entiende su gran apuesta por el patrocinio de grandes vueltas pero también de no tan grandes, como la Gran Fondo Buitrago MTB, la Orbea Monegros o la Gran Fondo la Mussara.