Ponemos a prueba la versión E-Hybrid del miembro más voluminoso de la marca de Stuttgart en un tour de los Alpes. Una cosa queda clara: deportividad, eficiencia, confort, autonomía e identidad 100% Porsche se conjugan a la perfección en la actual generación del Cayenne.

ESTA ES UNA PRUEBA DISTINTA y de lo más internacional. Tengo 6 etapas por delante en las que me esperan 1.500 km de autopista y 800 km panorámicos desde Annecy hasta Théoule sur Mer, en la Costa Azul, pisando Suiza, Italia y Francia.
Y, por supuesto, algunos de los puertos de montaña más míticos de la región como el Gran San Bernardo, Galibier o Mont Cénis, así como otros lugares de gran belleza como el lago Léman o el parque natural de Quéyras, entre otros. Un recorrido épico lleno de oportunidades para conocer en profundidad al Cayenne E-Hybrid. ¿Se os ocurre un plan mejor?
El SUV deportivo de referencia sigue reinando
Desde su nacimiento hace casi un cuarto de siglo, el Cayenne ha sido desde mi punto de vista el auténtico SUV deportivo de referencia en su sector. El primero en su especie capaz de ofrecer la esencia de una marca puramente deportiva como Porsche en un vehículo de las características del Cayenne.
No solo eso, sino que hay que recordar que gracias al nacimiento de este modelo y a los resultados cosechados desde sus inicios, la marca de Stuttgart salvó sus finanzas, consiguiendo una enorme bocanada de aire fresco para la marca que fue clave para su exitosa continuidad.

Desde entonces mucho ha evolucionado el modelo en cuestión hasta llegar a la generación actual, manteniendo eso sí su esencia a pesar de redefinir unos conceptos clave como el consumo. Y es que así como en un Cayenne S de primera generación con su V8 atmosférico de 4,5 litros de cilindrada y 340 CV es difícil bajar de 15 l/100 km en conducción mixta, en el nuevo híbrido la cosa cambia.
Equipado con el brillante V6 de 3 litros biturbo y 304 CV en combinación con un motor eléctrico de 176 CV, la potencia combinada asciende a los 470 CV ofreciendo hasta 650 Nm de par máximo ofreciendo unos consumos de lo más contenidos.
Tras varios días de prueba estos han quedado de media poco por encima de los 10 l/100 km. La clave no está solo en la autonomía eléctrica que llega ahora hasta los 90 kilómetros, sino en el óptimo rendimiento del V6 en combinación con la caja de 8 velocidades.
Porque de la mejora de consumos se da uno cuenta rápidamente: en la primera etapa desde las instalaciones de Centro Porsche Barcelona en Sant Cugat hasta Annecy (750 km). Aunque teniendo que mantener una velocidad máxima de 130 km/h no es de extrañar no exceder los 10 l/100 km.
El confort de marcha es máximo, y es que con el Cayenne los kilómetros se devoran sin cansarse, especialmente con el modo de conducción puesto en hybrid –con el chasis puesto por definición en modo confort–. En estas condiciones uno completa los casi 750 kms como si nada. Pasado este trámite en forma de autopista, por fin he llegado a Annecy, a los pies de los Alpes.

Porque si en algo destaca este SUV híbrido es en su impecable comportamiento dinámico. De entre los distintos modos de conducción, el Sport es suficiente para disfrutar de un trazado sinuoso sin volverse loco, aunque si se disparan las ganas de “apretar”, siempre puedes pasar a Sport +. En estos dos modos no solo el chasis se pone en modo más deportivo, con una distancia al suelo de la suspensión que se reduce así como un tarado que se endurece.
El corazón del sistema híbrido en todos los E-Hybrid es un nuevo motor eléctrico. Una bobina con un número optimizado de espiras, un nuevo imán y una mayor corriente de fase del inversor de pulsos aumentan la potencia eléctrica en 30 kW, alcanzando los 130 kW (176 CV). En total, suma 50 Nm adicionales hasta los 450 Nm.
Potencia con control
Los 470 CV de potencia pueden sonar a mucho, pero a decir verdad, ofrecen un equilibrio perfecto. Considerando el tamaño del Cayenne, con casi 5 metros de largo y un peso de alrededor de 2.400 kg, la potencia es la adecuada para catapultar al vehículo con una aceleración de deportivo (hace el 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos).
Como no podría ser de otra forma en un Porsche, la frenada es contundente. No obstante, para mí lo más destacable de su comportamiento es tanto el paso por curva como el nulo balanceo. Algo que compruebo en esta nueva jornada por tierras suizas, y especialmente en la subida del Colle de Gran San Bernardo, un puerto mítico de paisajes increíbles que me lleva hasta tierras italianas.

La suspensión neumática con gestión electrónica, incluida la barra estabilizadora activa, junto con el eje trasero direccional, consiguen que percibas el Cayenne mucho más ligero de lo que es. Sí, esto es tecnología al servicio de las prestaciones, sin renunciar a la eficiencia.
Durante las siguientes jornadas subo al Mont Cénis –por donde cruzo de Italia a Francia–, siguiendo por el impresionante puerto de Galibier, final habitual en el Tour de Francia. Este es sin duda el puerto de montaña más absolutamente brutal a nivel de vistas que haya hecho en mucho tiempo, subiendo a más de 2.600 metros entre picos alpinos aún mucho más altos.

Me adentro varios parques naturales hasta llegar a la Costa Azul para reencontrarme con el Mediterráneo. En total, 800 kilómetros de Alpes y prealpes que me dejan con una sensación de placer inmenso causado tanto por la belleza del entorno como el empacho de conducción deportiva. Y todo con un Cayenne E-Hybrid, quien me lo iba a decir. Francia, Suiza, Italia, y otra vez Francia.
La semana se pasa volando y los días se suceden entre puerto y puerto, pueblo y pueblo. No comento las fondues, magrets de pato o entrecots que me como por el camino maridados con vino tinto, ya que esto no es una revista de cocina.
Pero, en definitiva, esta ha sido una prueba inolvidable –además, con mi padre de copiloto el cuál ni se ha mareado– y con el Cayenne como el mejor aliado para disfrutar muchísimo de la conducción con un nivel de confort difícil de igualar. Después de tanta curva, y tomando un Campari en un puerto náutico en plena Costa Azul, mañana tocará volver a Barcelona. Qué buen viaje, y qué gran coche es el Cayenne, sin duda el compañero de viaje perfecto.