Todos somos conscientes de lo que les gustan al otro lado del charco los coches grandes, y si a eso unimos el crecimiento imparable que están experimentando los SUV en nuestro país y el resto de Europa, la llegada de un vehículo de talla grande como el Ford Edge era de esperar. Allí, en la tierra de los sueños y las oportunidades, el Edge es un coche grande, de motor grande y de equipamiento sencillo. Pero para competir aquí contra los grandes SUV y los medios premium, esos valores cambian casi por completo.
Su gran tamaño no varía, 4.8 metros. Sus motores no serán los V6 americanos que allí llevan, no encaja con el estilo europeo, por lo que Ford ha decidido montar dos motores diesel TDCi de 2 litros. Uno de 180 CV, y otro, con un turbo más, de 210 CV. Habiendo podido probar los dos motores las sensaciones en marcha daban la impresión de que el de 180 se sentía más vivo una vez en marcha, no así en el 0 a 50 km/h, pero hay que tener en cuenta que movemos 1950 kg. Sin embargo en la famosa Autobahn el motor Bi-Turbo de 210 CV alcanzó una velocidad máxima 10 km/h superior al motor de un solo turbo. Si no sabríais decantaros por uno u otro, las diferencias, además del mencionado turbo extra, son un consumo homologado de 5,9 litros a los 100 km para el de 210 y 5,8 para el de 180, además de que el más potente solo puede equiparse con el cambio automático Powershift de 6 velocidades, y el menos potente una caja manual de las misma marchas que la automática.
¿Look sencillo, o deportivo? Si nos vamos al acabado más básico del Ford Edge, el Trend, tendremos de serie llantas de 19 pulgadas, el más que eficaz sistema de conectividad Ford SYNC 2 con pantalla táctil de 8 pulgadas, cámara de visión trasera, control de crucero, climatizador automático bizona y el Paquete Visibilidad. Todo ello y el motor TDCi 180 CV con cambio manual por 43.425 euros. En un nivel más alto estaría el Titaniu, con la posibilidad de ambos motores, el sistema de navegación, railes en el techo cromados, portón manos libres automático, sensores de aparcamiento, sistema de apertura sin llave keyFree, el parabrisas térmico Quickclear y asientos y volante calefactados. Y la versión más dinámica, con paragolpes con la parte inferior integrada en el mismo color de la carrocería y salidas de escape diferentes, el Sport. Aquí tenemos llantas de 20 pulgadas, pedales en aluminio, el sistema de navegación Sony, dirección eléctrica adaptativa y suspensión deportiva. Con el motor Bi-Turbo de cambio automático costaría 51.925 euros. Habrá una versión Vignale, más elegante, más distinguida con un interior especial, pero habrá que esperar.
¿Caballo grande, ande o no ande? Andar anda, y bastante bien para el tamaño que tiene cuando echamos a rodar. Es cierto que no es amigo de las carreteras estrechas, pero la posición de conducción elevada nos daba cierta ventaja y seguridad. La dinámica de comportamiento en carretera es la propia de un vehículo de su tamaño, pero gracias a la dirección de desmultiplicación variable el Ford Edge se movía a capricho de nuestros movimientos sin torpeza, siempre atento y directo. Por ciudad nos desenvolvimos sin problemas, los sensores de proximidad hacían su trabajo cuando algún conductor curioso se pegaba demasiado sin querer para ver al Edge, y es que ese Naranja Electric Spice le sienta demaravilla.
De maravilla íbamos en sus asientos. Hay que destacar que para el Ford Edge han debidopasado mucho tiempo en el estudio y el taller mejorando los materiales, la calidad percibida y el confort. Los asientos calefactados y ventilados funcionan en pocos segundos, el equipo de sonido opcional Sony con 12 altavoces es capaz de crear un sonido envolvente de gran calidad en el espacioso interior. Plásticos duros, de tipo piano negro en la parte central, y materiales blandos y de tacto agradable en las zonas de mayor contacto para los ocupantes. Si nos vamos detrás, más espacio aún, con un adulto de 1,86 metros delante, yo, que mido lo mismo, detrás, tenía espacio para otra pierna entre la mía y el asiento, y mi cabeza no rozaba el techo en ningún momento. Cargar, lo podremos cargar hasta los topes con un maletero de más de 600 litros, que se puede transformar en uno de más de 1800 si abatimos la segunda fila de asientos.
Ya hemos dicho como va por carretera y autopista. ¿Y si queremos perdernos en el monte? Podremos hacerlo hasta la misma guarida del «BigFoot». El Ford Edge cuenta con tracción total AWD Intelligent de serie para todas sus versiones, siempre primando la tracción delantera para ahorrar combustible, y detectando en todo momento donde hace falta tracción cuando abandonamos un terreno regular. Lometimos al campo por supuesto, por caminos de tierra firme y de barro seco con surcos y zonas hundidas todo lleno de ramas y hojas. Abruma un poco pasar por sitios estrechos por su tamaño, pero la confianza que había a la hora de pisar el acelerador era enrome, nunca escuchamos patinar las ruedas, ni se inclinó demasiado el coche o se deslizó. No es un coche de rutas 4×4, pero es muy capaz de atravesar caminos de dificultad media.
Si Ford ha importado de su tierra este gran coche, es porque confía en sus cualidades. El Ford Edge las he demostrado tener con creces, y también un nivel de equipamiento que deberíamos tener en cuenta antes de lanzarnos a mirar cualquier otro rival de nivel premium.