Nissan ha reescrito parte de su historia automovilística al transformar uno de sus modelos más icónicos, el legendario Skyline GT-R R32, en un vehículo eléctrico. Este atrevido proyecto, llevado a cabo por la propia marca japonesa, sustituye el alma rugiente del motor RB26DETT por dos motores eléctricos procedentes del Nissan Leaf, marcando una audaz ruptura con su glorioso pasado.
El anuncio ha provocado una ola de reacciones entre los entusiastas de los automóviles y no es para menos: el Skyline GT-R R32, conocido como «Godzilla», no es un coche cualquiera. Se trata de un emblema, un símbolo de una era dorada en la automoción japonesa. Y ahora, este clásico será presentado en el próximo Salón del Automóvil de Tokio 2025, junto a otros vehículos que proyectan el futuro electrificado de Nissan, como el Ariya Nismo.
La conversión: tradición frente a innovación
Los detalles técnicos de este prototipo eléctrico aún son limitados, pero sabemos que los motores eléctricos EM57 —los mismos que impulsan al Nissan Leaf— han sido integrados para generar más de 400 CV de potencia y 600 Nm de par máximo. Esto supera con creces los 317 CV que el GT-R R32 podía alcanzar en banco de pruebas con su motor original. Sin embargo, para muchos, la potencia no es lo único que define a este coche; es el carácter inigualable del RB26DETT, su motor de seis cilindros en línea biturbo de 2,6 litros, el que lo convirtió en leyenda.
Entre 1989 y 1994, más de 43.000 unidades de este tercer Skyline GT-R fueron producidas, cada una con una caja de cambios manual de cinco velocidades y tracción integral. Era un coche que, con su rugido característico, enamoró tanto en circuitos como en las calles. Reimaginarlo como eléctrico es, para algunos, un sacrilegio; para otros, una declaración de intenciones de cara a un futuro sostenible.
Marketing en su forma más pura
Nissan ha compartido parte del proceso de transformación en una serie de vídeos de YouTube, mostrando, entre otras cosas, la instalación de un paquete de baterías en la zona de los asientos traseros. El enfoque artesanal de esta conversión parece más un experimento que un modelo de producción en masa, con una autonomía probablemente limitada. No obstante, el impacto mediático es innegable: Nissan ha captado la atención del mundo al unir lo clásico con lo moderno en un ejercicio de marketing que no deja indiferente a nadie.
Este movimiento llega en un momento en que la marca mira decididamente hacia el futuro, con conceptos como un GT-R de estética futurista y nuevas propuestas de electrificación. Sin embargo, Nissan no olvida sus raíces: en el mismo Salón de Tokio, presentará nuevos colores para el Nissan Z, como el emblemático Wangan Blue y el místico Midnight Purple, un homenaje a los días de gloria del automovilismo japonés.
Reflexión: ¿Un atrevimiento necesario?
Convertir al Skyline GT-R R32 en un eléctrico puede parecer, para algunos, una herejía; para otros, es una muestra de cómo las grandes marcas están dispuestas a sacrificar el romanticismo de la historia en pos de un futuro más limpio. ¿Es este el camino que todos los fabricantes de automóviles deberían seguir? La respuesta dependerá de cuánto valoremos el equilibrio entre preservar el espíritu del pasado y abrazar las posibilidades del mañana. Lo que es seguro es que, una vez más, Nissan ha logrado que hablemos de su legado y su futuro.
