Michèle Mouton, una entre mil

Actualmente está jubilada. Vive en Holanda y tiene una hija y dos nietas. Habla inglés, francés, español, italiano y sueco. Ha sido una leyenda en el mundo de los rallys consiguiendo algo que es complicado incluso en nuestros tiempos. Michèle Mouton nos habla de los momentos más importantes de su vida.

Quiero empezar hablando de un rally que para nosotros es muy especial. Porque tu primera victoria en rallyes fue en España. En un Rally RACE si no me equivoco…

“Sí, en el RACE. Fue mi primer rally en tierra para el campeonato europeo. No pensaba que fuese a ganar, pero sucedió en 1977. Tuve algo de suerte, pero aprendí mucho. Era mixto, y solo tenía cuatro ruedas de tierra. Hice todo el rally con esas cuatro. No podía pinchar, me quedaba fuera. Es un gran recuerdo.”

Uno de los coches más especiales para la afición entre todos los que has llevado, es el Lancia 031.

“Muy mal. Muy difícil de conducir. Sufrí mucho porque se necesitaba mucha fuerza. La caja no necesitaba embrague, y si no engranabas bien, te daba como una descarga en la mano. Pero aprendí mucho. Me esforzaba tanto que, cuando llegué al Audi Quattro, era todo más fácil. Para mí era fantástico. Buenos y malos recuerdos.”

Audi no fue el primer contrato oficial, ¿no? Fue Fiat.

“Fiat fue el primero, sí. Para el campeonato francés y el europeo. Por eso vine a correr a España.”

Vamos a hablar un poco de los copilotos. Has llevado a un hombre una vez. Pero después ya, mujeres.

“Sí, hice el campeonato alemán una vez, con el copiloto de Ari Vatanen. Y después, solo mujeres.”

¿Por alguna razón en especial?

“No especialmente. Pero cuando fiché por Audi, me pidió la marca ir con una mujer. Querían dos chicas en el coche. Encontré a Fabrizia. Fue un auténtico placer.”

¿Es la mejor copiloto del mundo quizás…?

“Para mí sí.”

Cuando estabas en Audi, ¿participabas en el desarrollo del coche, o solo hacías las funciones de pilotaje?

“No, yo no soy buena en la parte técnica. No me interesa. Para eso estaba Nicolás, el ingeniero.”

Quiero que nos traslademos al que fue el rally más duro de tu vida. Ese Costa de Marfil…

“Fue muy difícil, porque perdí a mi padre la mañana que empezaba el rally. Mi madre me pidió que siguiera. Lideraba con más de una hora delante de Walter. Tuvimos problemas con la caja. La cambiaron, pero perdí todo el tiempo. Intenté recuperarlo, cometí un error y terminé segunda. No fue por perder el título, fue por todo lo que estaba pasando.”

¿Cómo se gestiona eso emocionalmente? Estás en un coche con todo eso dentro.

“Nada más empezar necesitas tanta concentración que no puedes pensar en otra cosa. Puedes pensar entre tramos, pero no durante. No puedes conducir rápido si no estás concentrado.”

Me gustaría hablar de la situación actual del WRC. ¿Estamos en un momento difícil?

“No puedo hablar mucho porque no decido nada. Estoy como vosotros, soy espectadora. Las decisiones con los híbridos no son la solución. El campeonato necesita sangre nueva, nuevos pilotos. Hacen falta más marcas.”

Para los nuevos pilotos, ya no es solo cosa de talento, hace falta mucho dinero.

“Es verdad. También es muy difícil para los organizadores en cuanto a inversión y permisos. El promotor hace lo que puede, pero creo que pueden hacer más. Los rallys necesitan contar historias. En mis tiempos pasaban muchas cosas. Hoy en día no pasa nada. Todo es rápido, sin interés para el espectador.”

Nos has dicho que no te gusta nada que los pilotos hagan de mecánicos.

“Uy, sí, no me gusta. Para eso está el service park. El piloto tiene que conducir, no ser mecánico. No me gusta nada.”

¿Cuál es la razón por la que te retiras?

“Muy simple. Siempre pensé que algún día pararía para tener una familia. No quería perderme eso. En el 96, cuando se acabaron los Grupo B, dije: ok, esto se ha terminado para mí. Muy fácil tomar la decisión.”

¿Has tenido ofertas de otras marcas?

“No. Ni las quería. ¿Podía haber seguido? Sí. Pero no quería. Mi hija nació un año después y todo fue perfecto.”