Mazda MX-5 y sus rivales

Quizá el deportivo “junior” por antonomasia de los últimos años ha sido el Mazda MX-5. Desde su lanzamiento hace 26 años, esta vez lo han hecho con nota, haciendo un coche aún más corto que el modelo original, muy ligero y con apenas mil kilos para esta versión dos litros. Por 27.000 euros de precio de tarifa, esta unidad es un chollo. El Toyota GT86 solo se ofrece con carrocería cupé y un interior con 2+2 plazas. Es más potente y pesado que el Mazda y cuesta unos 6.000 euros más, que es un buen dinero para un modelo que, si bien borda su chasis, no ofrece un interior mejor que el del Mazda. Para intentar igualar la contienda del Audi TT Roadster, buscamos una de las versiones más accesibles, con cambio manual y sin tracción Quattro, pero aún así el 2.0 TFSI 230 CV se nos va a casi 45.000 euros.

Mazda MX-5 y sus rivales

El MX-5 lo borda. A pesar de su compacto tamaño y ajustada potencia, estamos ante uno de los coches más deportivos de la temporada. El Mazda MX-5 se mueve con fluidez, con la dirección algo ligera, pero con ganas de atacar más y más a fondo y aprovechar los 160 CV de la mecánica. La versión tope de gama, con amortiguación Bilstein, va aún mejor, ya que elimina parte del balanceo sin entorpecer el confort. A pesar de sus 40 CV menos respecto al Toyota, es más rápido acelerando, y se come las rectas en un santiamén. Nos ponemos a los mandos del Toyota. Su carrocería cupé es más rígida, el puesto de conducción perfecto y el motor suena dispuesto a rendir al máximo. La caja no responde con tanta suavidad, pero acompaña al conductor hacia la zona alta del cuentavueltas, donde el motor rinde lo mejor de sí. La distancia entre ejes más larga y la amortiguación de más recorrido dan a las curvas más seguridad, y el Toyota no derrapa. La única pega es que el Toyota exige la máxima concentración en llevar el motor alto de vueltas.

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Si hablamos de conducción pura quizá el Audi TT no sea el coche más adecuado. El motor es una maravilla, y acelera de 0 a 100 km/h en poco más de seis segundos. La segunda marcha es extralarga, supera los 110 km/h, y hace que sea casi la única que utilizamos en esta zona de curvas. Si cambiamos al modo “Dynamic” la cosa cambia, pero no mucho. La respuesta del motor turbo no tiene la inmediatez que tienen sus dos rivales atmosféricos. Pero conforme pasan las curvas vamos descubriendo que la tracción delantera es más que suficiente para lograr toda la adherencia y seguridad que queremos.

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Parece que decidir un ganador no va a ser fácil. Por velocidad y prestaciones el TT juega en otra liga. Nos engancha con su interior y su excelencia premium provoca sensaciones que los otros dos no conocen. Calidad interior, equipamiento, conducción, mecánica… tenemos que dejarlo en tercer lugar. El GT86 es el verdadero crack si hablamos de conducción, pero el interior de juguete y un motor no muy adecuado empañan su resultado como coche para el día a día. Lo que permite que el Mazda sea el ganador. Es el chasis donde gana la partida, con una fluidez, sencillez y deportiva respuesta que está acompañada por un cambio de marchas sublime, buenos frenos, una dirección bastante buena y la posibilidad de poder conducir al máximo casi sin perder la compostura. Bravo por Mazda.