El nuevo perfil de liderazgo en la industria del automóvil
La industria del automóvil ha dejado atrás la era del exceso. Tras años marcados por líderes carismáticos y visionarios, dispuestos a romper todas las reglas, los grandes fabricantes apuestan ahora por un nuevo perfil de directivo: sobrio, interno y predecible. Su misión ya no es reinventar el futuro, sino asegurar que el presente no se derrumbe.

Antonio Filosa en Stellantis, François Provost en Renault, Håkan Samuelsson en Volvo, Iván Espinosa en Nissan y P. B. Balaji en Jaguar Land Rover forman parte de esta nueva hornada de CEOs que representan la estabilidad. Todos han sido promovidos desde dentro, con experiencia directa en las tripas de sus compañías. Se acabaron las contrataciones de gurús externos o estrellas del sector tecnológico: el reto ya no es inspirar, sino resistir.
Un contexto global complejo
El contexto global no ayuda. En EE UU, los aranceles amenazan la competitividad; en China, las marcas locales arrebatan cuota de mercado a los fabricantes occidentales; y en Europa, las ventas se enfrían mientras la presión regulatoria y los costes de electrificación siguen en aumento. En este tablero, los nuevos directivos deben actuar como bomberos y estrategas al mismo tiempo, preparados para sofocar cualquier incendio antes de que se propague.
Estrategias de los nuevos líderes
Provost, en Renault, busca mantener la línea de Luca de Meo, acelerando el desarrollo y reduciendo costes. Filosa frena el optimismo de Tavares en Stellantis y reequilibra la transición eléctrica. Espinosa, en Nissan, combate el exceso de producción con cierres y ajustes drásticos. Samuelsson, de vuelta en Volvo, reorganiza la marca en tres regiones autónomas –EE UU, Europa y China– para adaptarse a las nuevas barreras comerciales. Balaji, en JLR, afronta un entorno financiero frágil bajo la estricta supervisión del grupo Tata.
El fin del optimismo eléctrico

El espíritu de 2021, aquel optimismo eléctrico que prometía grandes números al estilo Tesla, ha desaparecido. Ahora, la consigna común es consolidar la rentabilidad y mantener la calma. En 2026, la regla de oro es inequívoca: ser menos Musk.








