Es verdad que para nosotros es abrumador, pero el usuario acostumbrado a estas prestaciones puede querer un poco más. Al fin y al cabo, quién, en su carretera de montaña favorita, no ha pensado lo bien que le sentarían a su coche 20 CV más y una suspensión un poco más firme. Y esto es aplicable desde un Panda a un Gallardo.
De hecho, el concepto de vehículo aligerado ha existido desde el principio de los tiempos, y basta citar los Jaguar Superlight, los Porsche RS, los BMW CSL o los Ferrari CS. La receta siempre ha sido la misma: reducir el peso, aumentar la potencia, mejorar los trenes rodantes –dirección, frenos, ruedas y suspensiones– ,y por último, modificar la estética para diferenciarlo de las versiones más comunes.Y esa es precisamente la fórmula seguida por Lamborghini, que durante los dos próximos años fabricará unas 350 unidades del Gallardo Superleggera con más potencia, más carbono, más dramatismo y más exuberancia.
Sólo mirando el Gallardo, ya vemos que se trata de algo especial, con las nuevas llantas pintadas en negro, la profusión de fibra de carbono en los retrovisores, los estribos, el difusor y el alerón trasero. La nueva cubierta de motor que deja ver el propulsor y las cámaras de resonancia de la admisión, sin haberlo oído, ya auguran un ruido fantástico. Estos cambios, aparte de su función estética, contribuyen a la dieta para adelgazar los 100 kilos requeridos, para llegar a 1.330 kilos. También se han eliminado aislantes acústicos, los bolsillos de las puertas e incluso la radio, algo que puede parecer excesivo. Los cristales son más delgados, ciertas piezas de acero han sido reemplazadas por aluminio, y las de aluminio por magnesio.
El motor del Gallardo ha incrementado su potencia hasta los 530CV, gracias a una admisión y un escape menos restrictivos, con lo que se roza la barrera de 400 CV por tonelada, casi nada. La aceleración de 0 a 100 km/h baja hasta los 3,8 segundos y la velocidad máxima es de 315 km/h.
La transmisión no ha variado, sigue siendo un cuatro ruedas motrices con un reparto 70:30 para el eje posterior y una caja de seis velocidades, con manejo mediante pulsadores. En este sentido, nos preguntamos por qué conservar la tracción total, cuya elimininación hubiera supuesto una reducción de unos 200 kilos de un modo relativamente sencillo.
Cuando hablamos con el director técnico de Lamborghini, Mauricio Reggiani, le trasladamos esa pregunta. Su repuesta fue negativa. “No, los Lamborghini actuales tienen las cuatro ruedas motrices”. Explicó que incluso un vehículo tan radical tiene que ser tan seguro como divertido, tan apto para un novato conduciendo en lluvia como para un profesional en un circuito: “Queríamos que este coche fuera más extremo que el Ferrari, pero también que fuera un coche que se pueda usar todos los días”.
Por cierto, incluso para Reggiani, la comparación con el Ferrari 360 Challenge Stradale resulta inevitable, y es que indiscutiblemente el CS ha servido de referencia en el desarrollo de esta versión. Pero la gran diferencia es que el Superleggera no tiene intención de competir. Eso le permite conservar algunos “lujos” como el interior personalizado y la nueva instrumentación. Quizá estos detalles contribuyan a dulcificar el nuevo precio, que, aunque todavía no se ha hecho público, podría llegar a los 190.000 euros.
De capital importancia es la optimización de la dirección, más precisa y comunicativa, la suspensión, cuyo tarado está ajustado teniendo en cuenta los nuevos requerimientos, y los frenos que son cerámicos de serie. Según Reggiani, todos estos cambios repercuten muy positivamente asegurando que: “El efecto de perder 100 kilos es inconfundible. El carácter del Superleggera es muy distinto, el comportamiento es muy diferente”. Oyendo estas palabras, no puedo concluir si esta versión es necesaria, pero sí que me muero por probarla.