Ferrari LaFerrari

No hay rutina cuando se trata de Ferrari, de hecho, estamos en un momento histórico, porque LaFerrari marcará una época. De entre todos los deportivos que se fabrican en el mundo, quizá los únicos cuya revalorización es segura son los Ferrari de serie limitada. Hasta ahora el último era el Enzo presentado en 2002, y antes brillaron el F50 (1995), el F40 (1987) o el 288 GTO (1984). El nuevo deportivo es muy potente y avanzado pero el nombre nos sigue pareciendo algo absurdo, aunque hay una cosa que tenemos clara, y es que lo más importante no es que alcance los 200 km/h en 7 segundos, o que rebaje el tiempo del Enzo en la pista de Fiorano en más de 5 segundos. Lo fundamental es que a pesar de toda esa compleja tecnología, está hecho para ser el más puro y excitante deportivo que se ha fabricado.

Sólo se fabricarán 499 unidades y es el primer coche de la marca con tecnología híbrida (motor térmico más motor eléctrico), y rinde más de 950 CV… Son más de 300 que su antecesor el Enzo, que ya iba bien servido. Los Ferrari modernos raramente son bellísimos pero el 458 sí lo es, quizá el primero de los últimos veinte años. Pues el LaFerrari está cerca, y nos dicen que hay algo del 288 GTO en la inclinación horizontal del morro. La estructura es parecida a la de un F1, y como es fácil imaginar está hecha de fibra de carbono. Ya era así en el Enzo o el F50, pero en este caso se emplean cuatro tipos diferentes de este material, para ahorrar peso y aumentar la rigidez.

Rápidamente te acomodas en el habitáculo y tiras de las puertas hacia abajo, lo cual no es posible si has elegido cinturones de cinco puntos en lugar de los normales y te lo has abrochado… Comenzamos la marcha y, en este festival de sensaciones, destaca sobre todo el motor, especialmente el sonido. No es como el V8 del 458, este tiene más alma, y también sube de vueltas como un cohete. De hecho 9.250 rpm es una cifra extraordinariamente alta para un V12. Y luego está la potencia y el empuje. Quizá has podido conducir coches rápidos. Un M3, un 911, incluso un Gallardo. Pues nada de eso te prepara para el empujón en la espalda que proporciona un coche de 1.400 kg con 1.000 CV de potencia. Pero es que además el motor eléctrico ayuda al térmico en los momentos iniciales, con un empuje instantáneo.

A los mandos la capacidad de tracción es increíble. Tiene un compostura que fascina, el equilibrio de la suspensión, la forma en la que pisa el asfalto en las curvas. Entre todas sus virtudes quizás nos quedaríamos con la dirección, un punto fuerte de los Ferrari modernos. Y es mucho decir, teniendo en cuenta el impresionante rendimiento del grupo propulsor. Aunque no podemos olvidarnos del pequeño detalle de que el precio también es de otro planeta: con los 1,3 millones que cuesta aproximadamente, te puedes comprar cinco 458. Pero este es un detalle sin importancia. Si quisieras disfrutar de la conducción más pura, a pesar de tener tecnología propia de la NASA bajo el capó, creo que elegirías el Ferrari una y otra vez.