Mire el coche de la foto y elija una respuesta a esta pregunta: el Ferrari dorado ¿fue encargado por?: A. Un célebre médico. B. Un importante banquero. C. El dueño de un night club. La respuesta parece clara, y eso es lo que más nos gusta del Ferrari 330 GT “Navarro Especial”. Puede ser chocante y avivar el debate sobre si hay o no Ferraris feos, pero tiene su propio estilo y jamás pasará inadvertido. Este modelo único está de actualidad porque salió a subasta el pasado 16 de agosto en Monterey (California).
Estimaban que alcanzaría entre 400.000 y 600.000 dólares, pero finalmente no se vendió al no alcanzar el mínimo pedido por el propietario.
El Ferrari 330 GT 2+2 Speciale Drogo de 1966 utiliza la base de un 330 GT 2+2 de segunda serie (número de chasis 7979), y fue el resultado de un encargo realizado por Norbert Navarro al carrocero de Módena Piero Drogo (1926-1973). Navarro era dueño de un night club y no estaba satisfecho con el aspecto de su 330 de serie, así que recurrió a la empresa de Drogo, “Carrozzeria Sports Cars” en Módena.
Piero Drogo comenzó a competir en Sudamérica, donde emigró su familia, y llegó a correr en Formula 1 en 1960. Tras su regreso a Módena se integró rápidamente en el mundillo automovilístico de la ciudad (sede de Ferrari y Maserati) y fundó su propia empresa carrocera. Trabajó con modelos de Ferrari, Iso, Bizzarrini o la Scuderia Serenissima del Conde Volpi. Muchas veces le llegaban coches que habían sufrido accidentes, y ellos le fabricaban una nueva carrocería. Por desgracia nuestro personaje murió en 1973, con 46 años, al volante de su Ferrari California, cuando chocó contra un camión parado dentro de un túnel.
El prematuro fallecimiento de Drogo es la causa de que no haya información directa sobre cómo se gestó este modelo, o sobre cual fue su relación con el responsable del encargo. Es evidente que en el diseño tuvo una gran influencia Navarro, pero no sabemos hasta que punto. El caso es que el dueño del night club tenía el dinero y Drogo no estaba como para rechazar pedidos. Para hacer el trabajo más sencillo el carrocero dejó la sección central más o menos igual, y se centró en modificar el frontal y la parte trasera. Lo más extraño sin duda es la trasera con “colas”, al estilo de algunos modelos americanos de la época.
Pronto el “Golden Car” (lleva este nombre en los flancos) llamó la atención del importador para Estados Unidos Luigi Chinetti, muy aficionado a las carrocerías especiales. El empresario llegó a un acuerdo con Navarro para comprar el coche y llevárselo a su país. Durante los años siguientes el Drogo tuvo varios dueños y, como suele ser inevitable, a alguien se le ocurrió pintarlo de rojo. El 330 Drogo ha vuelto recientemente a su estado original tras ser restaurado en Dennison International en Whashington (EEUU), y por lo tanto está perfecto de todo.