DESEO DIÉSEL

Maserati. Suena exótico. Lo es. Es un pedazo de la historia del automóvil que termina de cumplir 100 años. La marca, bajo la batuta del grupo Fiat y tras los excelentes Quattroporte y Gran Turismo, se dirige hacia un nuevo objetivo: convertirse en una marca premium de gama alta con unas ventas de unos 50.000 coches al año en 2015 –el año pasado se vendieron 15.000 unidades–. Claro, que para eso hace falta más gama, de ahí la llegada del nuevo Quattroporte y del Ghibli, y también una mecánica Diésel, como el V6 de 275 CV que llega a nuestras páginas. Además del Diésel, el Ghibli tiene un par de versiones V6 de gasolina con 330 y 410 CV. En resumen, una gama de altas prestaciones en la que el diésel, con un precio desde poco más de 70.000 euros, será el más vendido en nuestro país.

Con todas estas cualidades, el Maserati iría directo a los garajes de los altos ejecutivos con ganas de conducir un coche deportivo si no fuera porque BMW tiene en el 530d una de las mejores ofertas diésel del mercado. Poco vamos a descubrir de la brillantez del seis cilindros en línea alemán. Tiene 258 CV y un precio desde 57.000 euros, que está un poco lejos del Ghibli, pero que si empezamos a igualar opciones o a montar algunas de ellas, llegamos a un precio similar.

Pasemos a la prueba, y en el apartado del diseño el Maserati se lleva la palma…, por goleada. Es un coche bonito, con pasos de ruedas muy marcados, una gran personalidad en su carrocería, bonita parrilla, elegantes y deportivos faros… En fin, no hay más que ver que es la chica guapa de esta fiesta. Frente a él el BMW parece la chica lista de falda larga y gafas. Seguro que es un cañón, pero parece difícil saberlo al primer vistazo. Su elegancia es apreciada, pero el BMW ha dejado de ser el coche que te compras con el corazón para convertirse en una opción conservadora.

DESEO DIÉSEL

La magia del Maserati desaparece brevemente cuando arrancamos, ya que el motor tiene un ronroneo diésel que se transmite en forma de vibraciones a la palanca de cambios. Pero en cuanto aceleramos se nos pasa el disgusto, ya que el Ghibli se mueve con rapidez y, aunque la ficha técnica dice que acelera y corre menos que el BMW, durante la prueba están a la par, y el 530d no despega de su trasera a este bonito italiano.

Es hora de decidirse, y me da un poco de pena, porque si me preguntan con quién quiero recorrer los próximos 100.000 kilómetros, noto que mi trasero quiere estar sentado en la opción segura: el BMW. Rápido, fiable, con bajo consumo, cómodo, etcétera. Pero seguro que miles de clientes que ya hayan tenido un BMW están como locos por meter el Ghibli en su garaje, y eso es lo que cuenta. Sacar del bolsillo la llave de un Maserati está ahora al alcance de muchísimos clientes.