A todos nos ha pasado alguna vez. Ese viaje con escalas en el que el tiempo se vuelve el peor enemigo. Un retraso inesperado, una carrera contrarreloj entre terminales, el reloj mordiendo los talones y el temor de ver cómo el avión despega sin ti. Es una escena tan universal como tensa. Pero en el aeropuerto de Los Ángeles, la aerolínea Delta ha decidido reescribir ese pequeño drama aeroportuario… con un protagonista de excepción: el Porsche 911 GT3 RS.

Un traslado con estilo abordo de un GT3 RS
La iniciativa, tan singular como efímera —estuvo disponible solo hasta el 26 de febrero—, no era para todos. Delta reservó esta experiencia para “pasajeros seleccionados”, lo que, en lenguaje no escrito, sugiere que se trató de un privilegio reservado a quienes viajaban en primera clase o eran fieles a la aerolínea. Para ellos, el enlace perdido pudo transformarse en una anécdota de alto octanaje.
Ver al 911 GT3 RS rodar entre aviones comerciales es casi poético. El rojo de su carrocería cortaba la monotonía gris del asfalto y el blanco carente de personalidad de los fuselajes, como si un pincel encendido atravesara un lienzo en blanco. Es imposible no detenerse a observar, aunque sea desde los ventanales de la terminal, ese destello de pasión mecánica cruzando el paisaje de las conexiones aéreas.

Delta y Porsche, una alianza única
Claro está, esta acción tuvo más de gesto simbólico que de necesidad operativa. Las normas de velocidad dentro del aeropuerto no permiten explotar ni una décima parte del potencial del GT3 RS. Un Cayenne o un Panamera —ambos parte habitual de la flota de Delta para estos traslados— podrían hacer la misma tarea, probablemente con más confort. Pero carecen de esa chispa, ese ADN de leyenda que convierte un simple traslado en una experiencia para recordar.


No es la primera vez que Delta recurre a Porsche para este tipo de acciones con sabor a exclusividad. La colaboración entre ambas marcas se remonta más de una década atrás, y no ha dejado de escalar en creatividad. El pasado verano, en el aeropuerto de Atlanta, fueron incluso más allá: utilizaron un Porsche 918 Spyder, uno de los superdeportivos híbridos más avanzados jamás fabricados, para trasladar a algunos pasajeros privilegiados. El vehículo, un prototipo de preproducción, rodó entre pistas y terminales durante dos semanas, en una de las activaciones más espectaculares que se recuerdan dentro del programa Elite Services de la aerolínea.
