El sábado en el circuito del Jarama, miraras a donde miraras, veías un símbolo de Porsche. La marca alemana quiso llenar el trazado madrileño de modelos y aficionados y lo consiguió de una forma excepcional. Ni la lluvia ni el frío tumbaron una fiesta que celebró 70 años de pasión por los coches deportivos y que se compartió con todos su aficionados. El Jarama Classic Porsche fue una prueba más de lo que representa la marca y su forma de crecer, siempre ligados a la deportividad y a sus seguidores.
Desde que empezó el año Porsche no ha parado de celebrar su 70 aniversario y este sábado 2 de junio Porsche Ibérica nos tenía preparada una gran fiesta con el Jarama Classic Porsche. En ella estaban invitados desde los más pequeños a los más mayores, incluidos sus modelos y sus fans.
Para los más pequeños Porsche preparó un rincón dedicado a dar sus primeros pasos en seguridad vial, con unos «mini-nueveonce» que ya hubiéramos querido muchos tener cuando éramos pequeños. Slot y máquinas recreativas completaban las actividades para los pequeños amantes de la marca, pero lo más cautivador era la posibilidad de poder dar una vuelta en un 911 o un Cayman para los niños de entre 14 y 17 años.
Como buena fiesta Porsche, su historia estaba muy presente, y para ello reunieron un elenco de modelos que definían muy bien el legado de la firma. Junto a la zona de picnic varios modelos atraían las cámaras de fotos y lo smartphones, empezando por un 356 Speedster, varios 911 de primera generación como un S y un Cabrio o un Speedster, un 964 RS, 944 Turbo, 968 y un 911R nuevo. Pero los dos superdeportivos modernos de Porsche fueron los más espectaculares, el Carrera GT y el 918 Spyder.
Dar una vuelta por el paddock era hacerlo por una atmósfera mágica, con los boxes repletos de coches clásicos de competición, entre los que no faltaban los modelos de Stuttgart claro, con numerosos 911 e incluso varios 356. En un lado, aparcado como si nada junto a un bonito 911T azul, se encontraba el primer superdeportivo de Porsche, un 959, elegante y poderoso, un coche de un millón de euros de cotización reposando, siendo testigo de lo que era aquella fiesta llamada Jarama Classic Porsche.
Las carreras de clásicos se sucedían en pista, los Cayenne y Macan iban y venían manchados de barro demostrando al público que había acudido de lo que eran capaces fuera del asfalto, y se acercaba la hora del desfile de todos los Porsche citados a la celebración. Antes, Tomás Villén, Presidente de Porsche Ibérica, resaltó en su discurso el valor de la marca y la finalidad de eventos como este, compartir la pasión por los vehículos deportivos y mirar hacia el futuro siempre con el estilo y las emociones al volante como pilares clave.
Para salir a pista, un Macan GTS nos haría las veces de coche cámara. Sin embargo, la lluvia quiso sumarse a la fiesta y acabó siendo uno más en el desfile. A pesar del chaparrón fueron muchos los aficionados que con sus Porsche se quedaron hasta el final para la gran foto de familia. Pasábamos las curvas de Le Mans, Varzi y la subida de Pegaso y mirabas por el retrovisor y ahí estaba la caravana de Porsche, bajo un aguacero digno de una tormenta tropical.
Aún así la escena era maravillosa, con varios 911 GT3 en pista, había modelos de todas las épocas y segmentos, pues no faltaban los Cayenne o algún Macan. La recta de meta fue el escenario perfecto para parar todos los Porsche a la vez y ver bajo aquellas nubes negras que nada puede con la pasión de los «porschistas». El Jarama Classic Porsche llegaba a su fin el sábado y todos los coches salíamos del circuito. El domingo aguardaba para las carreras de las disciplinas del Jarama Classic.
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