En un ejercicio de pura creatividad automovilística, Chevrolet ha presentado el California Corvette Concept, el segundo modelo de una trilogía de prototipos destinados a explorar el futuro del Corvette. Esta vez, el diseño ha corrido a cargo del equipo de GM Advanced Design en Pasadena (California), y el resultado es un hiperdeportivo extremo, sin concesiones, que reimagina al mítico deportivo americano desde una perspectiva californiana, más audaz, más libre… y completamente alejada de los cánones tradicionales de producción.
Este prototipo, sin nombre oficial más allá de “California Corvette Concept”, no tiene como objetivo anticipar un modelo de producción, pero sí insinuar posibles caminos para la próxima generación Corvette C9, prevista para la segunda mitad de esta década. De hecho, es el segundo de tres concepts previstos en 2025, tras el primero realizado por el equipo británico de GM Design, y antes del tercer prototipo que llegará desde Detroit a finales de año.
Un Corvette sin motor V8, sin techo… y sin límites
Diseñado sin restricciones, el California Corvette Concept prescinde por completo del clásico motor V8 delantero o central. Su tren motriz es 100% eléctrico, con una arquitectura en forma de T que ubica las baterías a lo largo del túnel central, permitiendo una posición de conducción extremadamente baja y un centro de gravedad optimizado. No hay cifras oficiales de potencia, pero está claro que este prototipo se acerca más a un hypercar conceptual que a un deportivo tradicional.

El diseño exterior es lo más llamativo: carrocería corta y muy ancha, ejes al extremo, proporciones extremas y un frontal redondeado con formas limpias. Destaca su techo tipo canopy de una sola pieza con bisagra delantera, que se abre hacia adelante como en un caza de combate. El resultado es un vehículo completamente abierto al cielo, sin puertas visibles ni superficies acristaladas convencionales. La configuración recuerda más a un prototipo de Le Mans que a un coche de calle.
Las llantas de 21 pulgadas delante y 22 detrás están envueltas en neumáticos de perfil ultrabajo, y toda la carrocería está esculpida para maximizar la eficiencia aerodinámica. El difusor trasero es enorme, los pasos de rueda exagerados y la línea lateral canaliza el flujo de aire hacia la parte posterior. Todo está al servicio del rendimiento y la expresión estética más radical.
California como inspiración conceptual
Según Brian Smith, director de GM Advanced Design en Pasadena, “el objetivo era capturar el espíritu californiano: diseño libre, tecnología avanzada y una relación emocional entre el conductor y el entorno”. En palabras de Bryan Nesbitt, vicepresidente global de diseño de GM, este concept “no es un anticipo de producción, sino un ejercicio puro para explorar cómo podría evolucionar el Corvette en un contexto cultural y tecnológico diferente”.

Aunque el concepto no incluye interior funcional, el diseño sugiere una disposición biplaza minimalista, con volante tipo yugo y controles digitales integrados en una consola flotante. Todo está enfocado al conductor, sin distracciones, en línea con el planteamiento de un vehículo de competición para carretera abierta.
¿Un vistazo al Corvette C9?
Si bien Chevrolet insiste en que estos concepts no están destinados a la producción, el hecho de que formen parte de una trilogía creativa sugiere una estrategia coordinada para preparar el terreno de cara a la llegada del Corvette C9. Al igual que ocurrió con el prototipo Stingray Concept de 2009 —que anticipó muchos rasgos del C7—, este California Corvette podría influir en la filosofía de diseño de los futuros modelos eléctricos de la marca.

Además, la ubicación de los estudios de diseño es significativa: Reino Unido, California y Detroit. Cada uno aporta su visión cultural al legado Corvette, lo que apunta a un enfoque global para una próxima generación que, por primera vez, podría concebirse como un deportivo de alcance planetario, con propulsión eléctrica y estética de vanguardia.
No es para todos… pero es para soñar
El California Corvette Concept no llegará a los concesionarios. No tiene motor de combustión, ni homologación, ni precio. Pero sí tiene una misión importante: imaginar lo que podría ser el Corvette si dejara atrás todas las normas, todas las convenciones… y se convirtiera en una pieza de arte automovilístico.

En una industria que a menudo se encorseta en plataformas compartidas y exigencias comerciales, este tipo de propuestas nos recuerdan por qué amamos los coches: por su capacidad de emocionar, de sugerir, de romper moldes. Y si el Corvette del futuro se parece aunque sea un poco a este concept radical nacido en Pasadena, el legado está en buenas manos.