Auge, caída y renacimiento de Cadillac

Auge, caída y renacimiento de Cadillac

Hubo un tiempo en que Cadillac era sinónimo de lujo absoluto. Con su lema de 1908, «The Standard of the World«, la marca americana se adelantó a Rolls-Royce con motores V16, estrenó el cambio automático de cuatro velocidades, la dirección asistida, el aire acondicionado y los faros automáticos mientras Europa aún conducía utilitarios temblorosos. Cadillac era el reflejo motorizado del sueño americano.

Cadillac Escalade IQL
Cadillac Escalade IQL

Pero el sueño se torció en los años 80. General Motors, empeñada en democratizar el lujo, lanzó el Cimarron en 1982: un Opel Cavalier con corbata dorada. Aquello dañó tanto la imagen de Cadillac que aún hoy cuesta repararla.

El renacer en 2025

Cadillac V-Series.R
Cadillac V-Series.R

Sin embargo, en 2025, Cadillac vuelve a aspirar a la cima. La ofensiva incluye eléctricos lujosos, una destacada participación en Le Mans con el V-Series.R y una plaza confirmada en la parrilla de Fórmula 1 a partir de 2026.

La marca lleva años intentándolo. En 2003 presentó el deportivo XLR; en 2004, la berlina CTS-V. Pero esos modelos, aunque técnicamente logrados, no transmitían el alma americana del Cadillac clásico: exuberante, grande y ostentoso.

El presente: SUV y electricidad

Hoy, Cadillac ofrece tres berlinas y ocho SUV. El Escalade sigue siendo el símbolo de la marca, con chasis de pick-up y un V8 atmosférico. Pero el futuro se llama Celestiq.

Construido a mano en Michigan, este fastback eléctrico ofrece 655 CV, 876 Nm y una silueta más baja y ancha que la de un Phantom. Solo se fabricarán unas 300 unidades al año, con un precio que supera los 260.000 euros. No está confirmado para Europa, pero ya se promociona en Corea y Oriente Medio.

¿Un nuevo deportivo?

Y hay más. GM estudia lanzar un deportivo biplaza sobre la base del Corvette eléctrico. Una suerte de XLR moderno con inspiración directa en el hypercar de resistencia.

Tras décadas de errores, Cadillac vuelve a importarle al mundo. Y eso, por sí solo, ya es una victoria.