Aston Martin Vanquish Volante

 Aston Martin Vanquish Volante

Es el día más caluroso de lo que va de año y, a pesar de los asientos ventilados, estoy derritiéndome de calor en un descapotable Aston Martin. Por suerte, cualquiera con un mínimo de sentido y sensibilidad solo tiene ojos para el coche.

Aston Martin Vanquish Volante

Diseño icónico y proporciones monumentales

Casi cinco metros de plata mate y fibra de carbono, extendidos sobre una estructura de aluminio ensamblado que sufre poquísimas concesiones por haber sido desarrollada en paralelo con el coupé. A simple vista, el Vanquish Volante se ve realmente espectacular. De alguna manera evoca el espíritu de una emblemática lancha Riva. Es innegablemente inmenso, envolviéndome lo suficientemente bien como para que mi aspecto resulte cómodamente irrelevante.

Pero este automóvil no es solo para posar: es un Aston, así que esperas que sea algo realmente especial de conducir. Y, al principio, me cuesta imaginar, y mucho menos ejecutar, la acción de pisar el acelerador hasta el fondo. No porque el Volante se sienta torpe –nada más lejos de la realidad–, sino porque el V12 biturbo, situado justo detrás del eje delantero, lo hace ridículamente rápido.

La función Boost Reserve de Aston, que elimina el retardo, significa que prácticamente cualquier pisotón fuerte al pedal derecho se traduce en un avance atronador hacia delante y una fugaz insinuación de derrape en la zaga, casi sin importar la marcha; si te comprometes a ello y activas el kickdown en el modo automático, más vale que tengas mucho espacio o acabarás leyendo la matrícula del coche de delante en braille… con la cara.

Aston Martin Vanquish Volante interior

Un repaso rápido para quienes se confunden con la actual filosofía de diseño “parecido a” de Aston. El Vanquish está en lo más alto de la gama GT, por encima del casi idéntico DB12, que a su vez se sitúa por encima del Vantage, el modelo de acceso. Estos tres pueden confundirse entre sí, pero no con el Valkyrie y el próximo Valhalla, que proceden de un barril de locura completamente distinto. Volante es, desde hace tiempo, el término de Aston para “descapotable sexy”, pero solo se aplica al Vanquish y al DB12; el apellido del descapotable del Vantage es Roadster.

Potencia descomunal, control absoluto

Distinguir entre el Vanquish y el DB12 es lo más complicado. Pero viéndolos juntos es más obvio que el primero tiene 80 mm adicionales entre las ruedas y el parabrisas, para hacer sitio a ese V12 exclusivo. El Vantage y el DB12 ahora se limitan al V8 de origen AMG con 680 CV, mientras que el Vanquish cuenta con un margen de rendimiento considerable.

Con una cilindrada de 5.2 litros, sus 12 cilindros no solo producen 835 CV a 6.500 rpm, sino también un par constante de 1.000 Nm entre 2.500 y 5.000 rpm. Suficiente para pasar de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 345 km/h, mayor que la de cualquier otro V12 delantero descapotable. Así, la velocidad bruta no sorprende. Lo que sí me ha dejado francamente asombrado es lo fácil –y extraordinario– que es conducir el Volante. La preocupación inicial por la enorme potencia pronto se desvanece.

Este coche es objetivamente enorme: una piscina forrada en cuero del tamaño de un petrolero, con un peso en vacío de 1.880 kg en su versión “ligera”. Y sin embargo, pese a esto y a la evidente anchura extra de las aletas traseras visible en los retrovisores, nunca se siente intimidante ni difícil de manejar.

Llego en frío al tráfico del centro de la ciudad temiendo que sea un suplicio en estas condiciones, pero no es así. Y cuando me lanzo por las estrechas y sinuosas carreteras de los valles cercanos, no tengo motivos para fruncir el ceño ni una sola vez en casi tres horas de conducción. Un detalle que hace que este exótico de 300.000 euros sea eminente y sorprendentemente utilizable.

La base de esto es un alto nivel de sofisticación técnica. Los 106 kg adicionales del mecanismo del techo y los refuerzos requieren solo un aumento del 7% en la rigidez de los muelles traseros y un aumento similar en la barra estabilizadora delantera.

Según Simon Newton, director de rendimiento de Aston, la marca trata ambas variantes como el mismo coche. Como el coupé, el Volante utiliza amortiguadores Bilstein DTX ultra adaptativos, un diferencial electrónico cuidadosamente ajustado y sistemas de control electrónico integrados de forma magistral.

Con una selección de modos de conducción personalizables, el resultado es un rango de capacidades notablemente amplio, atravesado por una linealidad constante, ejemplificada por una dirección de relación constante bien calibrada que rápidamente genera y mantiene tu confianza.

El diferencial electrónico y un sofisticado reparto vectorial de par a través de los frenos cerámicos de serie son la guinda del pastel, permitiendo a Aston lograr una agilidad endiablada a baja y media velocidad sin comprometer la estabilidad a alta velocidad ni recurrir a la a menudo molesta dirección trasera.

Tecnología, confort y usabilidad sorprendente

En modo Sport se obtiene un mapa del acelerador más reactivo, todo el par disponible en las ocho marchas y un mayor control de la carrocería: una experiencia enérgica y ágil que desmiente el tamaño y peso del Aston, mientras sigue ofreciendo una calidad de rodadura de ensueño para un coche tan rápido.

El modo Sport+ exige más compromiso, mientras que al volver al modo GT por defecto, el par se gestiona con arte entre la primera y la cuarta marcha, así como el rango de amortiguación. Todo el coche suspira y se relaja. Olvídate de provincias o comunidades autónomas; los países pasarán en un suspiro.

Bajo el sol, conectando con Apple CarPlay Ultra –Aston es el primero en el mercado con esto, un detalle a destacar– o jugueteando con la hilera de rodillos moleteados en la consola central, es fácil pasar por alto el ocasional bamboleo estructural.

El habitáculo rezuma calidad en todos los elementos salvo en los intermitentes de plástico y en la forma en que las dos pantallas reflejan la luz intensa, como si nadie hubiera comprobado los ángulos con la capota bajada.

La capota en sí es un mecanismo K-fold super compacto, rápido en su funcionamiento y operable hasta 50 km/h mediante otro precioso toque de aluminio. Solo tarda 16 segundos en subir y 14 en bajar. Y ocupa apenas 260 mm de profundidad cuando está plegada, ayudando al Volante a mantener su silueta elegante. Además, está mejor aislada –y es más refinada– que el coupé de techo rígido.

Es una lástima que incluso el escape opcional de titanio sea un poco tímido; pretende evocar al anterior Vanquish S, pero el sonido es más de turbina que de sinfonía, y normalmente se pierde en la estela detrás de ti.

Pero, al fin y al cabo, en uno de estos, ¿realmente hay necesidad de gritar? En fin, este nuevo Aston es sorprendentemente fácil de conducir y espectacular por fuera y por dentro… ¿Este o un 12Cilindri Spider? Va a ser un día increíble cuando lo descubramos. Esperemos que el tiempo acompañe tanto como hoy.

Ficha técnica

Precio
300.000 euros (aproximadamente)

Potencia
835 CV
1.000 Nm de par motor

Prestaciones
Velocidad máxima: 345 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 3,4 segundos

Peso en vacío
1.880 kg

Consumo medio (WLTP)
13,7 l/100 km

Disponibilidad
Ya a la venta