Aston Martin Valhalla: un juguete que cuesta 975.000 euros

Aston Martin Valhalla: un juguete que cuesta 975.000 euros

En el pasado Festival of Speed de Goodwood, el Valhalla hizo su debut dinámico frente al público británico. Algunos pensarán que es otro hypercar más, uno más esos modelos con potencias absurdas que pasan su existencia cubiertos con una lona en garajes climatizados. Pero nosotros vemos mucho más, y es la culminación del trabajo de reinvención de Aston que se ha llevado a cabo bajo la dirección de Lawrence Stroll.

Aston Martin Valhalla
Aston Martin Valhalla

Nunca Aston ha tenido una gama tan brillante y tan competitiva respecto a lo mejor de la producción mundial. Los Valkyrie y Vantage rugen en Le Mans y en el campeonato WEC, y los Aston tiñen de verde el mundial de F1. Y, además, está el orgullo nacional, en un momento en que Bentley y Rolls hablan alemán, Jaguar ha dejado de fabricar coches (de momento) y pertenece a un consorcio indio, y McLaren está controlada por el fondo soberano de Bahrein. Stroll al menos, habla inglés (canadiense).

El club de los 1.000 CV

Cuando uno contempla coches como el Valhalla y sus compañeros del “club de los 1.000 CV” (el 849 Testarossa de Ferrari o el Revuelto de Lamborghini, más asequible) corre el riesgo de descartarlos por ser “demasiado”: demasiado dinero, demasiada potencia, demasiada tecnología (los tres emplean motor térmico, batería y tres motores eléctricos).

Aston Martin Valhalla
Aston Martin Valhalla

Al fin y al cabo ¿no es un Mazda MX-5 todo lo que realmente necesitas? ¿O un Lotus Elan de los años 60? Ligeros, sinceros, juguetones… Eso, te dirá una mayoría bastante ruidosa, es la conducción de verdad. Pero ¿y si pudieras tener todo lo que ofrece el Valhalla (el monocasco de carbono, la posición a ras de suelo digna de un prototipo de Le Mans, un rendimiento infinito, una fluidez con la velocidad que infunde confianza y te anima a experimentar)… junto con la agilidad de un Elan o un MX-5?

UN HIPERDEPORTIVO DIFERENTE

¿Y si tuvieras un coche tan intuitivo para jugar con él a mitad de curva como aquellos Lotus o Mazda, con unos límites anunciados con una claridad cristalina mientras juegas con el ángulo de derrape (donde los únicos límites son los del control de estabilidad multietapa y tu capacidad cerebral para soportar tanto placer…), pero que también puede acelerar con una violencia serena y sostenida que ningún MX-5 ni Elan ha podido jamás igualar?

En resumen, ¿y si Aston Martin construyese un hiperdeportivo híbrido con motor V8 y tres motores eléctricos que no fuera en absoluto un monstruo? Ese coche es el Valhalla, un prototipo del cual estamos probando en el circuito Stowe de Silverstone (UK) seis meses antes de su lanzamiento oficial. Y te lo aseguramos: no tiene nada que ver con el coche que crees que es.

Valhalla frente al Valkyrie

Después del extraño y estelar Valkyrie (el firmado por Adrian Newey, con el V12 Cosworth, la aerodinámica salvaje y un habitáculo como el útero de un hámster), el Valhalla parecía, en un principio, una secuela muy “Aston Martin” de aquella colaboración con Red Bull: más pesado, más blando, más difuso.

Aston Martin Valhalla interior
Aston Martin Valhalla interior

En las primeras imágenes publicadas por la marca, el Valhalla parecía grande y el discurso, curiosamente, giraba en torno a un enfoque rutero y a un rendimiento “accesible”. ¿Con más de 1.000 CV y un equipo de F1 (más o menos) haciendo el marketing? Raro. Excepto que no, no es raro. Hoy, bajo el clima caprichoso de Silverstone, este prototipo se ve tan sensacional como sorprendentemente compacto. No es mucho más grande que el Vantage que conduzco primero para familiarizarme con el circuito, pero sí considerablemente más bajo.

Detalles técnicos del Valhalla

Con solo 1.161 mm de altura, tiene la misma altura que el Revuelto (el Lamborghini, de alguna manera, consigue hacer sitio tanto a un V12 como a un maletero delantero; el Aston por desgracia no tiene capacidad de carga destacable). Es más bajo que el SF90 XX Stradale, con un punto de cadera al menos 25 mm más bajo que ambos, según Simon Newton, director de “Vehicle Performance” en Aston.

Si el Valkyrie lleva el V12 atmosférico, el Valhalla emplea un 4.0 V8 biturbo (828 CV) a los que se suman 251 CV de los tres motores eléctricos. Dos de ellos impulsan el eje delantero.

Del Vantage al Valhalla en circuito

Aston Martin Valhalla y Valkyrie
Aston Martin Valhalla y Valkyrie

Stowe, un trazado mayormente plano pero muy satisfactorio por sus giros y curvas, el Vantage se encarga de recordarme su calidad: cambios de marcha contundentes, potencia musculosa, un tren delantero que gira y se agarra, y una cantidad de sensaciones y retroalimentación tal que sería imposible decir que no te avisó.

Si dejas los controles electrónicos activados, los notas actuando, especialmente cuando los neumáticos están demasiado fríos o demasiado calientes, pero sus intervenciones son sutiles y poco intrusivas, lo que te anima a reducir su presencia.

Por supuesto, hay coches más rápidos y controlados en circuito que el Vantage con su arquitectura de motor delantero y tracción trasera. Pero, caray, esto se está convirtiendo en un día fantástico… ¡y todavía no he desayunado!

Al volante del Valhalla

Al pasar al Valhalla, el habitáculo resulta relativamente espacioso pero con una puesta en escena muy de carreras: posición de conducción encajada, mucha fibra de carbono… sin nada del malestar habitual. Los mandos también resultan familiares para cualquiera que haya conducido algún Aston moderno.

Aston Martin Valhalla
Aston Martin Valhalla

Pongo Drive, paso a modo manual y empiezo a rodar. El Vantage era rápido. También era estable, con ganas de girar, con una frenada potente, cambios veloces y un chasis en el que podías apoyarte con confianza. Pero el Valhalla es todo eso, al menos, elevado al cubo.

Valhalla en modo Sport+

En modo Sport+ al principio (Race es más precavido con el apoyo eléctrico, para permitir un uso intenso durante más tiempo; Sport+ te da todo sin restricciones mientras quede batería), llevo el control de estabilidad (ajustable mediante dial) en el nivel medio (5). Salgo del pitlane, entro en la horquilla y, de repente, estoy saliendo con un cuarto de vuelta de contravolante, el coche tranquilo pero vibrante a la vez. Interesante.

El tren motriz híbrido empuja con contundencia en tercera hasta las zonas altas de la cuarta marcha en un abrir y cerrar de ojos, pulverizando la recta que sigue a continuación. Cuando freno en mi punto habitual (lo que provoca que el alerón trasero activo se ponga vertical y actúe como un aerofreno), me doy cuenta de que he cometido un grave error.

Un coche sorprendente

Puede que vayamos mucho más rápido que en el Vantage, pero tal es la potencia de frenado y la compostura del Valhalla que mis referencias ya no necesitan un simple ajuste, sino una reubicación total.

Aston Martin Valhalla, DB12 Volante, Valkyrie yVanquish
Aston Martin Valhalla, DB12 Volante, Valkyrie yVanquish

Las vueltas pasan una tras otra revelando capas de velocidad descomunal bajo una accesibilidad sorprendente (gracias hoy a los neumáticos Pilot Sport S 5 orientados a carretera; los Cup 2 estarán disponibles como opción para rodar en circuito).

El trail braking (frenar un poco al entrar en la curva para transferir peso al morro y luego liberar suavemente) se vuelve algo instintivo, gracias a lo precisos que son los frenos y lo directo que es el tren delantero, y cuando finalmente sueltas el pedal izquierdo, se te presentan un par de opciones igualmente tentadoras: mantenerte limpio y rápido… o no, y darte el gustazo.

Vuelves a acariciar el acelerador y la respuesta sin retardo (los motores eléctricos –dos delante, uno detrás– están diseñados para asistir incluso a altas velocidades, no solo para un arranque brutal que luego se desvanece), combinada con una dirección deliciosa y un feedback muy rico, te permite abrir la zaga y deslizar el eje trasero en el sobreviraje más suave, brillante y menos intimidante que hayas experimentado jamás (emplea un diferencial autoblocante con control electrónico).

Un hiperdeportivo con alma

El concepto del tren motriz del Valhalla no siempre ha dado lugar a coches emocionantes y moldeables. El NSX de Honda con tres motores resultaba confuso y distante. Pero al partir de una idea muy clara del coche que querían crear, Aston Martin ha dado forma al antónimo, lúdico y con alma.

Bello de contemplar y hechizante al volante, es feroz pero halagador, potente pero juguetón. Hace que lo extraordinario parezca accesible… suponiendo, claro, que consideres accesible un juguete que cuesta 975.000 euros.