¿Con cuál te quedas? Ford Focus RS (2016) o Mitsubishi Lancer EVO VI TME RS2 (2000)

Para muchos la F1 se ha convertido en un tostón, en cambio en los rallyes los cambios de reglamento y el entendimiento entre las marcas ha hecho que, esta temporada, ganen carreras todos los fabricantes en liza. Incluso nacional o localmente, los rallyes, que sufrieron un duro revés con la crisis económica, se han recuperado, y casi todas las pruebas tienen un parque de salida bien surtido. Con pocas letras se puede decir mucho; como ocurre con el RS o el EVO.

El reglamento actual permite que los coches que corren el mundial se basen muy poco en los de serie, pero aún así Ford nos ha sorprendido con un Focus RS que, aunque no es un “carreras-cliente”, tiene mucho de coche de rallyes, como una deportiva imagen, motor turbo de 350 CV, tracción 4×4 y un precio muy competitivo, algo más de 40.000 euros. Nos recuerda a un coche mítico con el que se disfrutaba como en un tramo de carreras: el Mitsubishi Lancer Evo, cuya mejor versión a decir de los expertos fue el VI Tommi Makkinen Edition.

¿Con cuál te quedas? Ford Focus RS (2016) o Mitsubishi Lancer EVO VI  TME RS2 (2000)

El campeón finlandés ganó cuatro títulos de una tacada: 1996 a 1999, uno de ellos lo recibió cuando ya tenía las maletas hechas en el hotel, ya que, tras una avería en el Toyota Corolla de Carlos Sainz, el campeonato fue a parar a la vitrina de Mitsubishi. La marca supo rentabilizar las victorias mejor que cualquier otra firma, porque su modelo de serie, que era una versión dos litros 4×4 de 280 CV casi lista para competir, al que en esta versión Makkinen Edition se le añadieron muchos pequeños cambios, como un turbo más grande y veloz, suspensión más baja, dirección más rápida y un nuevo kit aerodinámico con un alerón que, para la época y aun hoy en día, resulta alucinante.

UNA INVERSIÓN EMOCIONAL

Mitsubishi España vendió el Evo V en tres versiones, RS con especificaciones para rallyes de asfalto o tierra, y RS2 para la calle, con lujos como el aire acondicionado y un equipo de radio. Lo cierto es que, con unas barras antivuelco, un equipo de extinción, bácquets y arneses el coche estaba listo para competir, ya que tenía incluso la pintura de carreras: color rojo con los adhesivos del equipo Ralliart. Se ofrecía también en blanco, gris plata, azul y negro, pero el rojo es el más atractivo y el que más se cotiza de ocasión. Como el Focus hoy en día, el Mitsubishi no era un coche caro para la época, unos 42.000 euros, y hoy su cotización ronda los 25.000 y sigue aumentando.

No es que se vaya a hacer negocio con estos coches, porque su gasto en “consumibles” –ruedas, revisiones y, sobre todo, gasolina– es alto, pero al menos nuestra inversión crecerá un poco año a año. El Focus RS llega por diferente camino. El primer RS tenía un compañero de rallyes, que, vestido con los colores de Martini Racing, pilotaron Colin McRae y Carlos Sainz para el equipo oficial Ford. La segunda generación RS ya no tenía tanto protagonismo en las carreras, ya que el Fiesta se adaptaba mejor por su tamaño al reglamento WRC, pero su éxito en la calle y para la imagen de la marca fue absoluto, lo que ha llevado a Ford a lanzar este tercer Focus RS, el primero con tracción total y, por tanto, más cercano a un coche de rallyes.

La marca no se ha andado por las ramas, y presenta un excelente conjunto técnico con un brillante motor 2.3 de cuatro cilindros con turbo. Su sonido embriaga, aunque hay que decir que está acrecentado por una melodía pregrabada, cosas de la tecnología. Lo que sí es real es el sensacional sistema de tracción total, que hace que se conduzca casi como un tracción trasera de máximo agarre. Con cambio manual y buenísimos frenos, el RS es una máquina realmente rápida.

El Evo no se queda atrás, y de hecho acelera de 0 a 100 km/h más rápido que el super-Focus, y eso que no tiene “nada de nada” en cuanto a tecnología digital. No hay varios modos de conducción, sino un motor de dos litros turbo que, en cuanto empieza a soplar, dispara al Makkinen a los 100 km/h en menos de 4,5 segundos gracias a que es casi 300 kilos más ligero que el Ford. Y es que, pese a las apariencias, el Mitsu es más corto que el Focus.

Pilotamos esta unidad de museo con cuidado, pero no nos olvidamos del “tute” que nos dio Luis Climent, campeón del Mundo de la copa de pilotos privados de rallyes con uno de estos coches, hace unos años por la sierra de Madrid. Llegó a decirnos que el motor empujaba más que el de carreras, al no ir con la brida que limita el aire de admisión. Con un sistema de reparto de tracción total muy bueno, el Evo se mueve realmente de maravilla, la dirección es muy ligera, y nos dicen que hay que elegir neumáticos de alta calidad para mantener una velocidad pasmosa de paso por curva. Es un coche memorable, de los que ya no quedan, y hoy cuesta la mitad que el RS. La verdad es que, para un uso ocasional, haremos bien en dudar antes de comprar.

SON COCHES DELICADOS

Los gastos del Focus son mucho menores que los del japonés. Consumen casi lo mismo, y si le damos zapatilla preparémonos para cifras cercanas a los 20 litros en el Ford y a los 25 en el Evo, pero el motor japonés necesita cambios de aceite y filtros cada 7.500 km y muchos más cuidados y esmero. El del Ford con prestarle atención cada 15.000 será suficiente. En el caso del Focus la lista de opciones es corta, y tan solo el pack con cámara de visión trasera y sensores nos parece imprescindible, las llantas forjadas son un bonito capricho y los asientos Recaro un detalle a consultar, ya que quedan muy altos.

En el Mitsu no había más opción que el color, incluso las llantas en “blanco colgate” eran de serie, pero habrá que estar atentos a que las unidades elegidas no tengan cambios importantes con respecto al coche de serie. En el Evo hay que comprobar que el cambio no rasca, que la transmisión no hace ruidos extraños y que el coche no tiene óxidos. Los coches que llegaron a Europa en configuración de calle tenían una protección más cuidada de bajos y acabados generales. También hay que mirar que el interior esté impecable, ya que cuesta mucho encontrar un simple panel de puerta.

El gasto diario es similar en cuanto a impuestos y seguros, pero el Focus debe ser la elección si buscamos un coche para un uso cotidiano o, simplemente, disfrutar al máximo. En el caso del Mitsu, que no nos engañe el que tenga maletero y cuatro puertas. Es lo más lejano a un coche familiar que hayamos conocido, y cualquier viaje puede devenir en ruptura. Es un juguete de fin de semana nacido para disfrutar a solas, pero habrá que buscar mucho y bien, preguntar a varios especialistas y comprobar la unidad que buscamos para dar con el coche perfecto. Los hay, porque muchos tienen un estado de colección y, si bien el Focus RS es un coche extraordinario, la conducción del Evo V es la que quedará para siempre en tu corazón. Difícil elección, pero en este caso el usado es sumamente tentador.