Cuando Honda se va, incapaz de cuadrar la F1 con su futuro eléctrico, la máxima competición nombra un nuevo jefe. CAR escribe su lista de tareas pendientes y habla con Damon Hill sobre el futuro del Gran Circo que ahora cae en manos de Stefano Domenicali.
El Trabajo que le espera a Stefano Domenicali
Un mito de los noventa y gran campeón en 1996, Damon Hill repasa para CAR, la actualidad de la F1. Le preguntamos si es demasiado grande para un solo hombre y esto es lo que nos contó: “Es algo enormemente complicado, pero también es una comunidad bastante pequeña. Tener un tipo a quien poder acudir en busca de una respuesta es algo bueno. Pero al final abrumó incluso al todopoderoso Bernie”.

¿Y qué nos dice de volverse más verde? “Deberíamos hacer todo lo posible. Aunque el daño que F1 hace al medio ambiente es mínimo, el mensaje que envía es un asunto muy diferente. Los grandes fabricantes están siguiendo las políticas que se les imponen y las tendencias apuntan hacia la protección del medio ambiente. La F1 puede seguir su propio camino, pero puede ser peligroso a la larga”.

Sobre lo que respecta a las pistas clásicas lo tiene mucho más claro. “La nostalgia es una forma de exportar el negocio al mundo. Si no fuera por Spa, Silverstone, Monza o Mónaco, la F1 no atraería a otros países. Siempre ha sido un deporte centrado en Europa y la covid-19 ha demostrado que los fans acudirían en masa todos los fines de semana si pudieran”.

La seguridad es otro enigma. “Tiene que haber emoción. Si es totalmente seguro, no es un desafío. Los pilotos tienen que ser perfectos en milímetros, no en metros. También volvería a prohibir las radios. No quiero ver cómo le dicen qué hacer con la configuración a un piloto”.