Skoda lleva ya tiempo cogiendo mucha fuerza como marca, esta mejoría se nota en los modelos que vende en estos momentos. Ya os hablamos del Skoda Superb Combi, que es una pasada de coche, pero ahora le ha llegado el turno a su hermanito pequeño, el Skoda Spaceback Scout.
Lo voy a decir, este coche me gusta. Por muchas razones. Para empezar es muy espacioso , gracias a los 4,60 metros que tiene de largo y a la capacidad de los alemanes (Grupo VAG) para jugar con el espacio disponible hasta conseguir introducir todo lo que quieren ocupando un área mínima, hacen que una vez dentro tengas la sensación de un estar en una gran berlina, espaciosa y cómoda. Ése es otro punto a favor muy importante, la comodidad, y no solo la de los interiores, sino también la comodidad de la conducción. El interior es agradable, los asientos son mullidos, pero sujetan bastante bien. Una vez arrancas, es un coche muy suave y muy agradecido al tacto, no le tiene miedo a las curvas. Es más, disfruta en ellas, si bien es verdad que cuando le aprietas de más la suspensión se nota vencida, pero para no estar diseñada con ese fin, el Spaceback se agarra como los demonios al asfalto.
Pero no solo tiene muchas cualidades prácticas, si no que es bonito. Skoda ha afilado mucho sus coches consiguiendo unas líneas bonitas y con mucho estilo. En cuanto a potencia el que hemos tenido en nuestras manos es la versión de 115CV, con motor Diesel de 1600cc Turbo. Puede parecer poco, pero no lo es, o al menos, no se siente así. Si tuviera que haber dicho que caballos tiene este coche a ojo y sin saber que motor tiene bajo el capó, hubiera dicho que rondaría los 140CV ya que la respuesta del motor es muy correcta, así como directa. Obviamente no es un misil tierra-tierra, pero permite llegar a la velocidad límite sin problema, y sobrepasarlo sin sudar ni gota (pero mejor no pasarse, por si las multas).
En carretera abierta el coche es como todos los coches del mundo, se nota la comodidad, la suspensión no sufre ningún estrés, da pequeños bandazo pero se sujeta muy bien y no traiciona (estos días hace un viento bastante fuerte por Madrid), así que se puede decir que va perfecto en autopistas. En cuanto a carreteras secundarias, la estabilidad del coche sale para relucir, y es ahí donde empieza a sorprender al conductor. Como decía antes, si fuerzas la suspensión se comprime hasta el tope, pero no pierde tracción, y al final permite tomar las curvas a una velocidad bastante elevada. En cuanto al uso en ciudad puedo decir que la comodidad vuelve a destacar, así como el gasto contenido de combustible, que rondó los 6/6,5 litros de media en todo un día dando vueltas por la capital de nuestro país.
Como conclusión repetiré lo dicho anteriormente, «Me ha gustado», y mucho, pienso que los Skoda están subiendo de categoría a grandes pasos, alcanzando a sus hermanos VW. Cuando te subes a uno de ellos, te das cuenta de la calidad y nivel de acabados que tienen, y de verdad que da gusto conducirlos.