El prototipo británico “Type 00” llamado así por partir de cero y por lograr cero emisiones -totalmente eléctrico- marca un renacer para Jaguar, con un diseño y una tecnología distintos a su tradición. El Team CAR asistió a la puesta de largo de este gran turismo que pudo ver la luz en el Art Miami.
Un evento exclusivo para un coche revolucionario
En un evento que combinó la sofisticación de una gala exclusiva con la audacia de una revolución creativa, Jaguar presentó en la semana de Art Basel Miami -con más de 25 eventos de arte en siete días-, el Type 00, un concept car de dos puertas que encapsula su visión de futuro. La velada, cuidadosamente diseñada por las agencias más modernas del mundo, reflejaba la nueva esencia de la marca hermana de Land Rover, que pretende colocarse a su altura e incluso superarla.

El equipo de CAR estuvo presente y recogió críticas tanto positivas: “parece un Bentley e incluso un Rolls, el coche no podía ser más inglés y a la vez atrevido y bello” y alguna controvertida: “Es el coche ideal para princesos y novios de la Barbie” y esta sí que nos dejó desencajados y nos hizo reír. Acostumbrados durante años a ver lores y nobles, cuando Jaguar presentaba en Inglaterra sus modelos, aquí fue todo lo contrario.
El evento resultó ser una fiesta ibicenca sin final para triunfadores modernos, ricos del mundo digital y las criptomonedas e hijos de mandatarios africanos y futbolistas sin corazón. Para nosotros el Type 00 es un ejercicio de estilo brutal, es lo más atrevido que hemos visto en los últimos años y de una marca tradicional y conservadora como era Jaguar.
Para un nuevo público, será un icono rompiendo barreras, como en su día lo hizo el Jaguar Type E o el MkII. Para nosotros “el zapatilla” siempre será el coche más bello del mundo. Nada de nostalgia visual ni discursos exaltando glorias pasadas: solo un breve recuerdo personal del CEO, Adrian Mardell sobre su primer encuentro con un E-Type, seguido de una mirada contundente hacia el futuro.
Un ejercicio de estilo: Jaguar rompe esquemas
El Type 00, como centro de atención, deslumbró con un diseño que es mucho más que una simple declaración estética: es un grito de emancipación, una salida de tono del país más colono del mundo mundial. Este no es solo un futuro automóvil eléctrico; es una obra de arte en movimiento, un desafío atrevido a las convenciones del diseño y la ingeniería automotriz… decía muy sonriente el propio CEO, como si estuviese casando a la última de sus siete hijas.

Su presencia en Miami no solo simboliza el inicio de una era revolucionaria para Jaguar, sino también el compromiso de la marca con un futuro donde la belleza y la tecnología conviven en armonía y donde el rico de hoy es más global que el de antes.
El evento también sirvió como plataforma para que Jaguar revelara aspectos de su ambicioso plan estratégico. Rawdon Glover, director general de la marca, reafirmó que la decisión de “borrar y comenzar de nuevo” era imprescindible para dejar atrás décadas de intentos fallidos de competir en el segmento premium. “Nuestra historia es magnífica, pero no puede ser el ancla que nos detenga”, señaló.
La presentación del Type 00 dejó claro, que el nuevo Jaguar no busca imitar su pasado, sino reinventarlo desde cero, con un enfoque que prioriza la exclusividad, la emoción y un diseño sin concesiones.
Este enfoque no es un salto al vacío, sino una estrategia respaldada por el éxito probado de Land Rover y Range Rover, marcas hermanas dentro del grupo JLR. La consolidación de estos nombres demuestra que el modelo funciona: el Defender sigue siendo un fenómeno global, cinco años después de su relanzamiento, y las ediciones limitadas del Range Rover, con precios superiores a los 400.000 euros, se agotan en minutos como la que pudimos ver en el Art Miami.

En términos financieros, Land Rover y Range Rover generaron 1.230 millones de euros en beneficios semestrales este año, un 25 % más que en 2023, y acumulan ocho trimestres consecutivos en ascenso positivo. Este éxito económico y de posicionamiento es la base sobre la que Jaguar busca construir su transformación.
Los convocados al evento fueron pocos medios de comunicación, pero, sobre todo, muy expertos en diseño y figuras influyentes de la industria. La marca quiso mostrarnos cómo el Type 00 establece un lenguaje de líneas digitales que se mantendrá fiel en su transición a modelos de producción, como el esperado GT eléctrico de cuatro puertas de 2026, muy a lo Aston Martin Lagonda del año 1974, que no tuvo su éxito por fiabilidad.
Diseño como declaración de intenciones
Gerry McGovern, director creativo de Jaguar, describió el capó alargado del Type 00 como una metáfora de la ambición: “No es cuestión de lo que hay debajo, sino de lo que representa. Es una declaración de grandeza, una promesa que mira más allá de lo funcional”.
La nueva estrategia también implica un enfoque prioritario en la tecnología. Aunque Jaguar no busca romper paradigmas en lo técnico, promete baterías de más de 100 kWh, autonomías superiores a los 750 kilómetros y un rendimiento comparable al Porsche Taycan o Macan Turbo de unos 650 a 800 CV. La clave no será la innovación técnica por sí misma, sino cómo se integra esa tecnología en un vehículo que, en palabras de McGovern, “hace que el corazón lata más rápido”.
A medida que Jaguar avanza hacia este futuro audaz, el evento en Miami dejó en claro que su transformación no es un simple ajuste de imagen, sino un reposicionamiento integral. No hay mirada al pasado, ni en el diseño, ni en la nueva línea de los concesionarios, ni incluso en ese recepcionista con aspecto entre mayordomo y becario de Bart.

El equipo de “cirugía” parecía sacado de Silicon Valley, más que de la Inglaterra profunda. Con el Type 00 como embajador de esta nueva era, Jaguar está enviando un mensaje claro: la innovación y la exclusividad son ahora sus nuevos pilares y su objetivo no es solo competir, sino liderar en un segmento donde hay cabida hasta para los ricos de chancletas, los endiosados de las cripto, esos princesos educados que gastan más que los tradicionales príncipes sin corona y para un cliente exigente que necesita un coche de representación cuando se apea de su Range Rover Autobiography o antiguo Vogue.
A nosotros que amamos los clásicos casi tanto como la morcilla de Burgos, el Type 00 nos encantó. Nos pareció un atrevimiento absoluto, eso de no llevar cristal trasero es una apuesta brutal y esos lingotes de oro a los lados que guiñan como una muñeca para enseñar las cámaras, no pueden ser más descarados.

Y encima un alicantino a los mandos del diseño exterior. ¿Qué más se puede pedir? Inspirados por los éxitos de sus marcas hermanas, Jaguar busca no solo mantenerse relevante, sino reclamar su lugar entre los grandes del lujo automotriz, con la ambición de redefinir el concepto de exclusividad en un mundo que exige innovación constante.
En el corazón de toda gran historia hay un momento de reinvención, y Jaguar, el emblema del lujo y la velocidad británica, ha iniciado una transformación con valentía que promete redefinir su legado. Entre las joyas de esta renovación, destaca un emblema reinterpretado: el icónico “leaper” renace con una modernidad que equilibra dinamismo y elegancia. Este símbolo del jaguar, que durante décadas ha sido sinónimo de poder y prestigio, ahora adquiere una forma más fluida y contemporánea. Jaguar se mueve con confianza hacia una nueva era, en la que su imagen encaja a la perfección con ese romántico poseedor de más de tres coches, cuatro casas y un barco en Mónaco y otro replicado en Florida. Además, Jaguar ha presentado un nuevo logo “marca del fabricante”, un monograma estilizado que fusiona las letras “J” y “R”. Este diseño no solo transmite sofisticación y fuerza, sino que también encapsula la idea de unidad entre su rica herencia y su visión futurista. La identidad visual se completa con una paleta cromática llamativa que rompe con las expectativas tradicionales. Al explorar tonos primarios como vibrantes rojos, amarillos y azules, Jaguar se despoja de la sobriedad monocromática que a menudo domina el segmento de lujo. Este contraste se enriquece con una parrilla de 16 barras, conocida como strikethrough, que será el sello distintivo de la firma británica en cada vehículo, igual que las cuatro barras verticales lo son en los Jeep.

Para algunos, este enfoque puede parecer atrevido, incluso provocador, una desviación de la solemnidad que tradicionalmente definía a Jaguar. Sin embargo, detrás de esta evolución hay una visión cuidadosamente orquestada por el diseñador infatigable Gerry McGovern, incombustible y admirado director creativo del Grupo Land Rover & Jaguar, y Richard Stevens, director de diseño de la marca de felino. Ambos líderes comprenden que el diseño no es simplemente una cuestión de estética, sino la esencia misma de lo que hace que una casa sea relevante. “El diseño es el alma de Jaguar”, afirma McGovern, subrayando que esta transformación no teme a las opiniones divididas. De hecho, la controversia puede ser un indicador de éxito cuando se busca redefinir lo establecido.
Mientras otros fabricantes optan por fórmulas seguras, Jaguar se arriesga y apuesta por el impacto emocional, ya que en su pasado se equivocó con unos modelos demasiado discretos y aburridos. Cada elemento de esta nueva identidad, desde la silueta del Jaguar hasta la tipografía estilizada, está diseñado para contar una historia de evolución y resiliencia. Es una invitación a soñar con un futuro donde el lujo no solo se define por la opulencia, sino por la osadía de reinventarse sin miedo y decir al mundo: “Aquí estoy, atrévete a criticarme”.
En las conversaciones con los líderes de esta transformación, emerge un fascinante choque de perspectivas. Adrian Mardell, guardián de la tradición, honra el linaje de Jaguar como un faro que alumbra el camino, mientras McGovern y Stevens lideran una cruzada hacia el futuro. Para ellos, el legado no es una atadura, sino una musa que inspira a explorar nuevas alturas creativas otorgándose a sí mismos el título de artistas del renacimiento. Este espíritu revolucionario se materializa en el Type 00, un concept car que encapsula la filosofía de esta nueva era.

Mucho más que un vehículo, es un manifiesto rodante que adelanta el próximo GT eléctrico y redefine el significado de “deseabilidad”. McGovern y su equipo, un colectivo de 800 creativos, han gozado de una libertad sin precedentes, facilitada por la transición de Jaguar hacia la electrificación. Según Rawdon Glover, director de operaciones, esta decisión estratégica no solo permitió explorar nuevas fronteras de diseño, sino también romper con lo establecido. “El futuro eléctrico nos da velocidad, refinamiento y una experiencia de conducción que será inconfundiblemente Jaguar”, asegura.
El Type 00 no es solo un anticipo, es un desafío a las expectativas. Rechaza los clichés de los eléctricos convencionales con líneas ultra limpias, superficies continuas y proporciones dramáticas que irradian confianza. Desde su trasera estilizada hasta sus caderas exageradas, el concepto es una obra de arte en movimiento. Glover lo describe como “el impresionante futuro de nuestra marca de lujo original”, y con razón.
Este gran turismo, no solo atrae miradas, sino que también genera emociones, algo que Jaguar considera esencial para su reinvención. Por supuesto, surgen interrogantes. ¿Por qué un capó tan largo si no albergará un motor? La respuesta de McGovern es pura poesía: “Es como escalar una montaña; lo haces por la emoción”. Y es esa emoción, esa búsqueda de la grandeza más allá de lo funcional, lo que define la nueva dirección de Jaguar. Cada línea, cada proporción responde a un ideal más elevado: transformar el transporte en arte. Como McGovern dice, “No se trata solo de coches; se trata de crear deseos”. Y en esta nueva era, Jaguar está decidido a ser el objeto de todos los anhelos.

El diseño del nuevo Jaguar es intrigante, una declaración de intenciones que no deja indiferente, aunque todavía se percibe un eco de escepticismo y hasta de rechazo en parte del público. Los responsables de la marca británica se propusieron algo monumental: romper con su propio legado y reescribir las reglas del diseño automotriz. Después de más de un siglo creando vehículos que compartían ciertos códigos visuales, esta reinvención es un salto al vacío, pero uno lleno de posibilidades. Y parece que han logrado algo excepcional: superar las barreras de la nostalgia y encarar al futuro.
Hay algo casi mágico en sus proporciones, un homenaje a los supercoches hechos a medida de los años 20 y 30, como los icónicos Bugatti Royale o Bentley Speed Six. Ese largo capó, la cabina baja de cristal y los ángulos pronunciados de las ventanas nos transportan a una época dorada, donde el lujo era exclusivo y el diseño, una obra de arte. Es una paradoja fascinante: lo suficientemente antiguo como para ser moderno otra vez, las modas siempre vuelven. Adrian Mardell, CEO de Jaguar Land Rover, lo expresa sin rodeos: no puede concebir un futuro exitoso del grupo JLR sin Jaguar. Sin embargo, la realidad actual contrasta con esa visión. Land Rover sigue siendo el motor financiero de la compañía, mientras que Jaguar aporta, pero menos, con lo cual nos queda mucho recorrido. La pregunta, entonces, es inevitable: ¿por qué asumir este riesgo? ¿No habría sido más prudente dejar que la marca se retirara con dignidad? La respuesta podría residir en algo más profundo, la creencia de que Jaguar todavía puede enamorar a un nuevo rico que no conoce límites.

Los detalles del prototipo son igual de fascinantes. Hay compartimentos de almacenamiento tras las ruedas delanteras que esconden pequeñas cajas elaboradas con materiales, ya de sobra conocidos por la marca como latón, alabastro y travertino. El interior, minimalista y elegante, sugiere un enfoque en la pureza del diseño. Aunque la consola central, siendo todavía un prototipo que sólo marca voluntades, aparezca dividida, probablemente no llegue a producción, sugiere una estética que prioriza la simplicidad sobre el exceso. Pantallas gemelas que emergen solo cuando son necesarias y desaparecen para promover la desconexión digital son ejemplos de esta filosofía, una que encuentra inspiración en los detalles del Bentley Continental GT y el McLaren 720S. En el exterior, las ruedas de 23 pulgadas refuerzan su carácter imponente, mientras que las delgadas ranuras horizontales de luz, cuatro en total, redefinen la firma visual de Jaguar a la que nos debemos ir acostumbrando. Estas líneas luminosas acentúan su postura baja y ancha, proyectando una confianza que es imposible de ignorar. Las superficies limpias y las intersecciones precisas, como si hubieran sido esculpidas por un cincel, completan un diseño que exuda modernidad y una alarma de que algo está pasando y no vamos a retroceder. Se trata de recuperar la magia que convirtió a la marca en un icono global y hacerlo en una era donde la tecnología y la sostenibilidad dominan el discurso automovilístico. Cada línea de su diseño, cada elección tecnológica y cada detalle de su presentación están impregnados de una intención clara: inspirar y devolver los más de cinco años que se lleva trabajando en este proyecto.

En un mundo donde la movilidad se ha vuelto práctica y a menudo predecible, Jaguar apuesta por devolver el asombro y la pasión al volante. Si la marca inglesa logra capturar ese espíritu y traducirlo en una realidad tangible, el Type 00 podría ser el renacimiento que esta casa centenaria necesita para reclamar su legado en el corazón de los amantes del automóvil. No será fácil, pero en ese desafío radica su grandeza. Porque, al final, no se trata solo de montar coches eléctricos de lujo, sino de crear algo que resuene más allá de la mecánica, algo que hable al alma de quienes lo conducen y lo muestren a sus amigos, por muy pijos que sean. Y con el Type 00, Jaguar parece estar en el camino correcto para hacerlo.
Nosotros estamos fascinados y aunque algunos orcos con corbata nos acusen de traición, nosotros somos fanáticos de movimientos como Art Basel, Art Miami, la semana plástica del modernismo y el Type 00 desde hoy.