Los ingenieros de la marca española realizan un total de 60 test y más de 30.000 kilómetros, durante cuatros meses de trabajo en condiciones extremas, todo ello para poner a pruebas hasta 90 vehículos Seat cada año.
Sometidos a condiciones extremas, desde temperaturas de 35 grados bajo cero -utilizando un lago helado como circuito- en el Círculo Polar Ártico, hasta allí se desplazan los 150 técnicos e ingenieros de la marca para probar y poner al límite a sus coches, para asegurar un alto nivel de fiabilidad en todas las condiciones. Esta es una de las pruebas más extremas por las que ha tenido que pasar el nuevo Seat Ateca FR. Durante este test, se llevan a cabo cinco puntos importantes de seguridad:
Control de estabilidad
Se desarrolla en una pista circular, encima de un lago helado de 6 kilómetros cuadrados de superficie. Sobre este gigantesco suelo de hielo se tienen diferentes niveles de adherencia; en el centro se lleva a cabo un pulido adicional para facilitar el deslizamiento.
Con este panorama, se realizan varios test sobre diferentes grados de intervención del sistema de tracción -incluso, en los modelos más deportivos de Seat, se desactiva por completo-. En caso de que se pierda la trazada ideal, el sistema ESC (control de estabilidad) entraría en juego para corregir la trazada.
Test de frenada
Se realiza en dos superficies con distintos grados de adherencia (alta y baja). En una recta de 200 metros, cada carril tiene unas características determinada, en uno de ello, está calefactado hasta alcanzar una temperatura de 10 grados positivos, para que no se congele el asfalto. Por otro lado, en la otra se rebaja la temperatura hasta los 16 grados negativos, para que se mantenga el hielo intacto. Gracias a estas diferencias tan grandes, se prueba a fondo el sistema ABS.
Prueba de aspiración
Su finalidad es clara, comprobar que los filtros de aire del motor no se obstruyen cuando el coche atraviesa una nube de nieve, producida por otro coche. En este test es necesaria la intervención de dos coches, los cuales mantendrán una velocidad de 80 km/h. El primero de ellos será el encargado de levantar nieve, mientras que el segundo es el que se está probando. El filtro se vuelve a comprobar tras 50 kilómetros conduciendo en estas condiciones.
Análisis de ruidos
Se intenta detectar los ruidos que puedan resultar molestos y se localiza el origen. Con el frío, algunas piezas del coche comienzan a contraerse y pueden causar algún tipo de roce. Para analizarlo en profundidad, se circula en diferentes pavimentos con velocidades cambiantes. Una de las pruebas consiste en pasar por un tramo de 30 metros el cual está repleto de bandas rugosas, con una velocidad entre 20 y 30 km/h.
«Rodaje» de 30.000 kilómetros de uso intensivo
Durante el test de durabilidad de Seat, se realizan este número de kilómetros sobre superficies nevadas y con hielo deslizante. Este apartado forma parte de una prueba global de 150.000 kilómetros, la cual sirve para analizar el desgaste que puede sufrir el coche con el paso de los años.
Estos son solo cinco de los casi sesenta tipos de test a los que están sometidos lo vehículos de producción. Gracias a estos test, se mejora la seguridad global del coche y se avanza en el técnica de los futuros modelos.