Scuderia Cameron Glickenhaus 007 LMP1: el sueño americano reclama Le Mans

La marca ha mostrado las primeras imágenes renderizadas de lo que será su nuevo modelo para competir en el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC). SCG lleva bastantes meses anunciado sus proyectos, pero este es el más ambicioso en el que se ha embarcado. El protagonista de este artículo nace para competir en la categoría máxima de las 24 Horas de Le Mans. Su nombre: SCG 007 LMP1.

De momento no sabemos mucho más sobre el modelo, aunque SCG se ha aventurado a decir que quiere volver a hacer historia: “hace ya casi 50 años desde que un coche construido en América subió a lo más alto en Le Mans. Nosotros queremos cambiar eso”.

Scuderia Cameron Glickenhaus 007 LMP1

El modelo podrá completar el certamen del WEC gracias a la nueva normativa que entrará en vigor a partir de 2020, la cual eliminará la categoría LMP1 como la conocemos para dar paso a una llamada “Clase hiperdeportivo”. El vehículo de las imágenes es un ejercicio de diseño de cómo podría verse el futuro hiperdeportivo, aplicándose esta nueva normativa.

Todavía no hay datos acerca de las prestaciones dinámicas del 007 LMP1, pero la marca afirma que el coche tendrá un motor diseñado en USA, unido a un sistema híbrido. Se estima que el bloque esté basado en un motor procedente de Chevrolet.

Scuderia Cameron Glickenhaus 007 LMP1

Desde que el mundo de la competición se ha vuelto cada vez más caro de mantener, los planes de SCG es producir 25 coches de producción para tener beneficios y sufragar los gastos de las carreras. Su precio se elevaría hasta 1 millón de euros.

El hombre que quiere recuperar el sueño americano

James Glikenhaus junto al nuevo SCG003C en el pasado Salón de Ginebra, donde pudimos entrevistarle.

James Glikenhaus ha sido inversor, director de cine, coleccionista de Ferraris muy especiales y líder de un equipo de competición. Ahora tiene un nuevo reto por delante, la producción y comercialización de su nuevo deportivo con motor V8 biturbo de 800 CV.

La vida de este norteamericano (Nueva York, 1950) quedó marcada por donde nació. Cerca de su casa había un concesionario Ferrari, y aquello fue suficiente para que aquel niño se envenenara para siempre. El heredero de la firma de inversiones Glikenhaus & Co. no es el típico hombre de negocios, ya que estudió escultura, produjo y dirigió películas y se ganó fama de ir a contracorriente en el mercado bursátil, con éxito. Su padre murió el año pasado a los 102 años, y había empezado a trabajar en Wall Street en 1929, el año del crack. Su hija confirmó que trabajó hasta su último día.