Rolls-Royce, como las montañas, parece inmutable. Pero ambas evolucionan en silencio.
El nuevo Black Badge Spectre es el Rolls-Royce de producción más potente jamás creado. Alcanza los 650 CV y 1075 Nm de par, superando los 664 CV y 782 Nm del Spectre convencional, el supercoupé eléctrico de ultralujo lanzado en 2023, que estuvo a punto de convertirse en el modelo más vendido de la marca el año pasado.
Oscuro y electrizante

Black Badge es, en general, un tratamiento estético alternativo que Rolls-Royce ofrece para la mayoría de sus modelos, pensado para atraer a un público generalmente más joven, muchos de ellos adquiriendo su primer Rolls.
En el caso del Spectre, este tratamiento incluye nuevos colores, como el Vapour Violet, inspirado en las discotecas de neón de los años 80 y 90. Las llantas también son un diseño nuevo de 23 pulgadas, una placa tras la parrilla que puede ir en distintos colores, dirección con mayor peso y una estabilización de balanceo ajustada para ofrecer más sensación y menos inclinación de la carrocería.
Dos modos de conducción
Pero si nos adentramos en el software, el panorama se vuelve mucho más interesante. Otros Rolls-Royce ofrecen el modo Low, que es algo similar a un modo deportivo: acelera los cambios de marcha y mantiene marchas más bajas durante la aceleración.
Pero el Spectre no tiene caja de cambios. Es el primer Black Badge eléctrico, lo que abre un mundo de nuevas posibilidades electrónicas. Por eso aparece el modo Infinity, al pulsar el símbolo del infinito en el volante, se liberan los 485 kW completos, con una respuesta del acelerador más directa. Luego está el modo Spirited, si lo activas tendrás una ráfaga extra de potencia, que equivale a un launch control: se pisan a fondo freno y acelerador, se espera la señal y se suelta el freno rumbo al horizonte. El 0 a 100 km/h baja de 4,4 a 4,1 segundos.


«Se construyó en secreto un pequeño lote de Black Badge Spectre para un grupo de clientes que solicitó acceso anticipado»
El jefe de ingeniería, Bernhard Dressler, explicó que esta mejora se basó en analizar cómo conducen los propietarios de Black Badge. La investigación reveló que el rendimiento extra se utiliza pocas veces.
«Los propietarios de Black Badge de todo el mundo nos permitieron acceder a sus datos registrados, que nos ayudó a crear una experiencia de conducción nueva, ajustada y validada por el modo en que nuestros clientes usan su coche. Tras un desarrollo interno, se construyó en secreto un pequeño lote de Black Badge Spectre para un grupo de clientes que solicitó acceso anticipado, que aprobaron de forma rotunda nuestro desarrollo técnico, lo que demuestra el fuerte vínculo entre Rolls-Royce y sus clientes»

