El primer Land Rover Velar fue el prototipo del primer Range que llegó a las calles en los setenta, el último Range Rover Velar es un coche de calle que parece un prototipo. El primero estaba destinado a aquellos amantes del campo que a veces pisaban también la carretera, el último es para los que casi siempre van por el asfalto y, de forma extraordinaria, por algún camino. El primero se pensó para las fincas del norte de Gales, el último va a conquistar las calles de Los Ángeles a Shanghái. El primero fue el primer SUV tal y como hoy conocemos el concepto, al unir la capacidad 4×4 con un buen rendimiento en carretera, el último puede marcar una nueva era para los coches de este tipo. Así de importante es el nuevo Velar y por eso lo enfrentamos al Macan más dinámico… las armas están en todo lo alto: Range Rover Velar o Porsche Macan.
El SUV es la tendencia de moda, con cada vez más usuarios, del campero al urbano, de las familias a los solteros, e incluso es el coche que desean los nuevos amantes de los coches deportivos, especialmente en nuevos mercados como China o Rusia, donde les pone más un Cayenne Turbo que un 911. Conforme aumenta el mercado lo hace la oferta, y entre los Dacia y los Bentley están los pequeños Suzuki, los fiables Toyota, un montón de BMW, un bonito Maserati, un precioso Jaguar, un deportivo Alfa Romeo… de todo, así que comprar uno es muy difícil pero, con el corazón, si tuviéramos que elegir los dos más deseados, estamos seguros que los lectores de CAR elegirían esta pareja: Range Rover Velar o Porsche Macan.
El Macan es un viejo conocido en esta revista, y en esta versión Macan GTS es el SUV más divertido de conducir del mundo, con permiso de la aún más emocionante versión Turbo. A nuestra prueba llega con un color rojo Italia más habitual en un Ferrari que en Porsche, y aunque su línea no es cupé, resulta bastante atractivo, con los trazos de diseño clásicos de Porsche trasladados a este nuevo sector. Faros con perfil ovalado, aletas musculosas, un capó bajo o una trasera con pilotos con relieve lo hacen un modelo atractivo, más cercano, si esto es posible, al 911, que el Cayenne o el Panamera. Con mucho espacio y muy versátil, esta versión GTS equipa un V6 biturbo de 360 CV y cuesta unos 85.000 euros. Nacido en 2013, ya lleva cinco años en el mercado, y si algo merece nuestro aplauso es que su gama se compone de solo cinco versiones entre 63.000 y 97.000 euros, cada una con un motor, cuatro gasolina V6 entre 252 y 400 CV y un diésel de 258.
Un diseño que cautiva
El segundo contendiente es el ya famoso Velar. De todos los diseños de Gerry McGovern para Range este es, junto al Evoque, el de mayor éxito. Es difícil calificar un coche tan llamativo que vuelve cabezas por donde pasa, y eso que parece no tener nada especial, aunque todo parece nuevo y vanguardista. Las manetas de las puertas salen de la carrocería cuando nos acercamos y parecen pequeñas obras de arte al tocarlas, los faros con Led se afinan en una delantera limpia y con presencia, y la trasera se convierte en pseudocupé con el juego de chapa, luces y cristal. En parado mejora su esencia, y eso se puede decir de pocos SUV de lujo, ya que a casi todos los encontramos algún “pero”. Es más largo que el Macan –4,80 frente a 4,70– mucho más grande que un Evoque –4,37 metros– y algo más pequeño que el Range Rover Sport –4,87 metros–, con el que casi se solapa en algunas versiones de la gama.
Su carrocería de aluminio hace que el peso sea un poco más liviano que el Porsche –1.884 kilos frente a 1.970–, y bajo su capó encontramos un motor V6 de tres litros similar al Porsche que se sobrealimenta por compresor para alcanzar los 380 CV, igualar al Macan en el 0 a 100 km/h –5,2 segundos para ambos– y tocar los 250 km/h de máxima –el alemán llega hasta los 265 km/h–. La gama de precios del Velar parece interminable, pero los nombres se simplifican con un D y la potencia para los diésel y un P y la potencia para los gasolina, así que hay un D180, D240 y D300, y un P250, P300 y P380, con los más potentes de cada rango con configuración V6. Nuestro elegido llega en acabado First Edition, con todo el equipamiento disponible y un mareante precio de 125.000 euros que supera incluso al Macan Turbo, pero hay un P380 desde unos más razonables 85.000 euros.
Si por fuera es fácil caer rendido ante el Velar, la fiesta sigue en el interior. El ambiente de prototipo continúa con dos pantallas interiores, y la inferior se mueve al arrancar el coche para dejarla más a mano. El cristal desborda el propio marco de las pantallas, al estilo de algunos móviles, y los grafismos están muy bien realizados, y aunque todavía no tienen la sencillez de un iPhone o de un Tesla, superan a todos los demás coches del mercado. Desde esas pantallas se controlan detalles del día a día como el clima o la navegación, a otros menos mundanos, como la medición de fuerzas G o el cronómetro… En los modos de conducción encontramos uno con un casco de competición, que nos permite regular la respuesta mecánica de forma individual y que se añade a los “Sport”, “Eco”, “Confort” y los habituales del sistema 4×4 de Land Rover –arena, rocas, nieve, etcétera–. Las pantallas se marcan rápidamente con los dedos y el sistema aún no tiene Apple Car Play, un detalle raro estos días. En cuanto al conductor, delante hay otra pantalla TFT que simula relojes clásicos, y también hay Alcántara y paneles en negro brillante. El espacio delantero es grande, y también en las plazas traseras, aunque no tanto como la carrocería deja entrever. El maletero, en cambio, alcanza los 670 litros. Aunque es el Range más “asfáltico” de la historia, el Velar tiene multitud de sistemas 4×4, como la suspensión neumática elevable, una enorme profundidad de vadeo y demás detalles que diferencias a los Land Rover del resto de todocaminos.
Por comparación el Porsche parece incluso un coche de otra generación e incluso algunos dirán que de otro segmento, ya que el Velar podría competir también con el Cayenne, pero nos gusta más este compacto. Si su exterior destila el diseño habitual en Porsche, lo cierto es que ya no tiene el efecto sorpresa con el que cuenta el Velar, eso sí, es de los SUV más atractivos, tanto por la marca como por su vínculo con el 911. Por dentro, la increíble calidad con la que Porsche dota a todos sus modelos hace acto de presencia. El tacto del volante, de los mandos y de todos los componentes es perfecto, y no hay un punto débil. La pantalla táctil es veterana y tiene, atentos, hasta reproductor de CD, casi olvidado en los coches nuevos. Los relojes son, afortunadamente, de verdad, y en el centro del cuadro hay un cuentavueltas decorado en rojo. La enorme consola llena de botones no tiene nada que ver con el minimalismo del Velar. El espacio delante es correcto, pero atrás, al contrario que el Velar, es mayor de lo esperado, y ambos coches andan a la par en centímetros. En el maletero, eso sí, se nota que el Velar es más largo y ancho, alcanzando los 673 litros, aunque el Macan, con 490 litros, va bien servido para un uso familiar.
Hora de ponernos en marcha
Del Porsche nos gustan mucho su volante y las levas del cambio. La caja es de solo siete marchas y del tipo doble embrague, frente a la de ocho con convertidor de par de su rival. No es problema, el Porsche empuja y empuja y el Macan se mueve sobre raíles, apoyado por una suspensión firme que tiene un gran equilibrio en lo que a comodidad se refiere. Por autovía a buen ritmo rebota un poco y muestra el porqué de sus siglas GTS. Dicho de otro modo, el gasolina o diésel normales son más cómodos con sus ruedas de menor diámetro y suspensión con otra calibración, pero este GTS se siente firmemente conectado con el asfalto sin que el daño al confort sea notable. Al Velar le cuesta un poco más moverse, aunque, como ya hemos mencionado, clava la cifra de aceleración del Macan.
Es más potente que el Porsche, pero el compresor tiene una respuesta menos aguda que los turbos del alemán. Aun así, aumenta su velocidad como un demonio, momento en el que las enormes llantas de 21 pulgadas hacen de las suyas, y transmiten demasiadas imperfecciones a un interior que tiene el silencio y el confort como principales argumentos cuando circulamos rápido, y que por tanto no recibe con agrado tantas imperfecciones. Cuando llegamos a las curvas la distancia se acrecienta, y si, en el caso del Macan, apetece conducirlo más y más rápido, lo que apetece en el Velar es levantar el pie y disfrutar de la ruta más que de la conducción. No esperábamos un resultado muy diferente, pero sí que hubiera menos distancia entre uno y otro cuando hablamos de dinamismo.
Hora de sacar conclusiones. Si lo nuestro es la conducción, nuestro coche es el Macan, y este GTS borda el asunto, convirtiéndose en la mejor elección de la gama. El interior está por detrás en tecnología sobre el Velar y el exterior ya no tiene el impacto de los primeros meses a la venta, pero conducirlo es una pasada y lo seguirá siendo mucho tiempo, habida cuenta de la calidad de un coche que, incluso en modo “Sport”, permite un notable confort de marcha. El Velar en cambio es un automóvil que se disfruta por su diseño, y por eso quizá sea mejor elegirlo con los motores de cuatro cilindros turbo, bien gasolina o diésel, y ahorrarnos un poco de peso y dinero, de modo que su tarifa quede más cercana a la del Macan. Cuál lleves a tu garaje es una elección personal, un auténtico fanático de CAR optaría por el Porsche, pero muchos de nuestros lectores se llevarían el Velar porque, al fin y al cabo, ¿quién no ha soñado nunca con conducir un prototipo? ¿Y poder utilizarlo todos los días? Esa sensación tan futurista solo la da, hoy en día, el Velar, y no hablamos solo del segmento de los todocaminos, también de coches más “mundanos”.