El pasado fin de semana debía cubrir más de 500 kilómetros para asistir al trackday de PDM en el Circuito de Albacete, y el elegido fue el Toyota RAV4 Hybrid 2016. Allí, entre motores bóxer gasolina de seis cilindros, llegaba un SUV híbrido japonés, sin hacer ruido pero llamando la atención porque claro, era el diferente allí. Pero como vamos a ver ahora, eso tiene sus ventajas.
Es el primer SUV híbrido de Toyota, el menos bajo este emblema porque Lexus ya lleva mucho tiempo con esta fórmula. Este RAV4 es la cuarta generación en su versión 2016, con el restyling y las mejoras de equipamiento, además de mejoras en el acabado interior. A simple vista puede parecer un SUV grande, pero tan solo tiene 4,6 metros de largo (1,84 ancho y 1,67 alto), por lo que está dentro del segmento medio.
En su aspecto, Toyota se ha encargado, como en el resto de su gama híbrida, de recordarnos por fuera que estamos ante un modelo con motor de combustión y eléctrico con detalles como los emblemas con el contorno azul, y los emblemas Hybrid junto a los pasos de rueda delanteros y en el portón trasero. Su estética es bastante seria, tiene un frontal con un capó con forma hundida y unos faros conectados por un embellecedor negro, al que acompaña debajo un nervio que separa dos calandras. En su conjunto, los protectores de las partes inferiores de los faldones laterales y los parachoques nos avisan que este coche aunque no sea su entorno natural, podrá pisar el campo siempre que quiera. Su altura libre a suelo de 177 mm también nos lo indica. Sus llantas bitono de 18 pulgadas ayudan mucho a una estética que la verdad, atrae bastante.
Tenemos luces LED para las luces diurnas y como estamos ante un Toyota RAV4 Hybrid en su acabado Executive, el más alto, también tenemos esta tecnología para el resto de ópticas. Por supuesto los extras que trae esta unidad son interminables y si hubiera que ponerlos todos aquí saldrían huyendo antes de leerlos todos. Destacar el paquete «Toyota Safety Sense», con el que se incluyen los sistemas de alerta por cambio involuntario de carril, cambio automático de luces cortas y largas, reconocimiento de señales de tráfico, frenada de emergencia de peatones, el control de crucero adaptativo, avisador de vehículos en ángulo muerto y aviso de alerta de tráfico cruzado posterior al ir marcha atrás.
Pero sin duda el juguete que más me entretuvo fue el «Monitor de Visión Panorámica». A mucha gente le agobian los SUV, el moverse en ciertos entornos y sobre todo, aparcarlos. Con el RAV4 y este juguetito esto es pan comido. Se trata de un sistema de cámaras que generan una visión cenital del vehículo, muy útil al maniobrar o aparcar, incluso al conducir a baja velocidad por un sitio estrecho, pues se puede activar en marcha cuando se circula muy despacio y nos ofrece una visión de los laterales gracias a las cámaras bajo los retrovisores. Al aparcar nos simula una visión de 360º desde el aire, y una vez parados nos detalla una visión completa del espacio que ha quedado alrededor del coche. Bajarse a mirar si lo hemos pegado demasiado al de delante se acabó.
A bordo la calidad de acabados y el confort van a la par. El asiento del conductor dispone de reglaje eléctrico y la tapicería del conjunto y parte del salpicadero es de cuero. El volante, forrado en piel, cuenta con mandos multifunción para controlar el sistema de infoentretenimiento Toyota Touch 2 con la pantalla táctil de 7 pulgadas, y la pantalla TFT de 4,2″ del cuadro de instrumentos que ofrece información de varios elementos. El espacio, como cabría de esperar, es cuantioso y la posición de conducción muy cómoda y con gran visibilidad desde el primer momento. Atrás el espacio para alguien de altura media y alta es sobresaliente en todas las medidas.
El enorme espacio se traduce en un maletero de 501 litros que aquí disponía de portón de apertura y cierre eléctrico. Algo lento en su ejecución, pero muy cómodo. El espacio de carga es muy accesible, y dado que no tenía rueda de repuesto, debajo del piso del maletero había un espacio extra para objetos de menor tamaño. El acceso de carga es bajo por lo que facilita mucho las cosas a la hora de dejar objetos pesados. Además esta versión Executive traía una red de carga. Dispone también de bandeja plegable para tapar los objetos que llevemos en el maletero.
Por los viales del circuito nos movimos el fotógrafo y yo con el silencioso Toyota RAV4 Hybrid. Quizás sea el coche ideal para este cometido, circular a baja velocidad y por los caminos de asfalto y tierra de un circuito. El caso es que el modo eléctrico actuaba casi todo el rato por las instalaciones del circuito dado que íbamos por debajo de 60 siempre. Se puede conectar de forma manual para que el coche solo acelere con el motor eléctrico con el botón EV MODE bajo el cuadro del salpicadero, pero el coche es listo y ya lo hará por si solo. Hay que ser suave en la conducción en este modo, especialmente con el acelerador, pues una demanda de potencia elevada hará que conecte el motor 2.5 gasolina para ofrecer esa potencia necesaria. Si la batería eléctrica es baja, no nos dejará conectar este modo.
Dispone de dos modos más, el ECO, y el SPORT. El primero ayuda a reducir los consumos y ofrece un coche mucho más calmado y suave en todo. El segundo no es muy notorio pero si que hace mayores las reacciones de aceleración. Conducir con el Toyota RAV4 Hybrid por carretera es un acto muy cómodo y agradable. Su aislamiento acústico, no solo de la calle, sino del motor, es muy bueno y solo se escuchará cuando se hunda el pie por completo para acelerar al máximo. No es el coche idóneo para grandes viajes por autopista, donde sus consumos son mayores que en ciudad, curiosamente al contrario que el resto de motorizaciones.
¿Se puede sacar al campo? Por su puesto, ¿no lo ves? No teníamos la versión de tracción total que aunque no esté pensada para el campo siempre viene bien, pero esta de tracción delantera, hasta donde pudimos probar se mostró muy dócil. Sin rodar a velocidad excesiva, por debajo de los 60 km/h, sus 197 CV híbridos demostraron buen empuje en un camino de tierra que con un coche normal habría implicado ir más despacio para evitar ciertos baches e incomodidades. Pero en el Toyota RAV4 Hybrid no hubo ningún problema y la suspensión compensaba bien hasta cierto punto las irregularidades del terreno.
Es el rey de los atascos y de la ciudad sin ninguna duda. Si aprendes a gestionar su acelerador junto a una carga buena de la batería, podrás conseguir consumos ridículos para un coche de este tamaño y peso en ciudad. Además cuenta con la categoría ECO, por lo que si vuestro ayuntamiento decide que hoy no pueden entrar los coches contaminantes, vosotros no tendréis de que preocuparos.
El Toyota RAV4 Hybrid ha demostrado ser un coche ideal para su uso en ciudad y muy cómodo para los viajes. Capacidad de carga excelente, espacio para cinco personas más que de sobra y como SUV que se usará mucho por ciudad, consumos reducidos y responsable con el medio ambiente. Puedes tener en casa un RAV4 2016 desde 25.900 euros, o uno Hybrid desde 30.800 euros. Nuestra versión, las más equipada y contracción delantera sale por 37.100 euros.
Fotos: David Photocars