Opel cierra su gama SUV con la llegada de su modelo más grande, el Grandland X. Hemos venido a Frankfurt a probar lo que será sin duda el modelo más importante de los 7 que la marca alemana ha lanzado este año, pues entrará directo a por los líderes de ventas del segmento C de los SUV como el Nissan Qasqhai, el Hyundai Tucson, el SEAT Ateca o el Peugeot 3008, modelo con el que comparte plataforma. Un Opel Grandland X que se integra en la familia X de Opel como tercer miembro, el más grande de todos. Tiene estilo, tiene tecnología y muchos argumentos para ser un duro rival, así que veamos cuales son.
Con 4,47 metros de largo está claro que el nuevo Opel Grandland X se va a disputar el mercado con duros rivales, pero llega con un diseño joven y marcado, con el lenguaje de diseño que tan bien le está sentando a la renovación de la gama. Faros LED diurnos de doble tira delante y detrás, aspecto SUV con los guardabarros delantero y trasero protegidos, posibilidad de una carrocería bitono con el techo negro, son algunos de los rasgos comunes en la gama X de Opel y que aquí también tenemos, solo que ahora con más tamaño.
En su interior ocurre lo mismo, un volante nuevo, un display digital entre ambos relojes analógicos en la instrumentación, la nueva pantalla de 7″ para el sistema de información y entretenimiento, todos esos elementos nuevos que llegaron en el Crossland X y aquí se repiten. Tampoco falta una buena dotación de equipamiento, y muchos extras para hacer más cómoda la conducción y llevadera la rutina, como la posibilidad de elegir los asientos de ambas filas, el volante y la luneta calefactados. Si a esto añadimos tener mucho más espacio interior, tanto delante como en las plazas traseras, la fórmula se redondea con 514 litros de maletero ampliables a 1.652 abatiendo los asientos traseros. Y como viene siendo habitual en Opel, el sistema de Opel Onstar de asistencia en carretera y el Wifi 4G siempre nos pueden acompañar. El acceso al maletero puede ser con sistema de apertura por manos libres, dando un gesto con el pie hacia el paragolpes, con apertura y cierre eléctricos.
El 50% de las ventas en este segmento se corresponde a motores de entre 120 y 130 CV, así que el Opel Grandland X llega de momento en otoño con solo motores de estas potencias. Se trata del motor de origen PSA 1.2 Turbo gasolina de 130 CV. En el diésel tenemos el 1.6 CDi de 120 CV y 300 Nm de par. Puede que no sea mucha potencia pero gracias al uso de la plataforma de PSA el Grandland X 2017 consigue ser el más ligero de su categoría, con 1.350 kg de peso para la versión de gasolina. Su transmisión solo podrá ser delantera y llevar una caja manual de seis velocidades en ambos motores, pero la automática de idénticas relaciones solo estar disponible para el diésel. Más adelante, en 2018 veremos ampliar la gama de motorizaciones con la llegada de un diésel de 180 CV y mecánicas por debajo de los 120 CV, además del cambio de 8 velocidades automático para el diésel más potente y hasta un Grandland X PHEV, un híbrido enchufable que iniciará el camino de la electrificación de la marca alemana.

Hemos tenido ocasión de probar la versión 1.2 Turbo de gasolina y el resultado a sido reconfortante. Es un motor muy agradecido, que se presta rápidamente a ayudar, de respuesta muy lineal en la potencia a pesar de ser turbo. Su sonoridad en marcha es contenida, siendo muy silencioso por debajo de 3.000 rpm, lo que sería un uso normal y muy bueno en elasticidad en su 5 y 6 marcha en autopista, pues en varias pruebas en la Autobahn sin limitación ha conseguido alcanzar velocidades muy buenas y lo mejor, con muy buen aplomo.
Y es que el Opel Grandland X es más contundente que el Crossland X, pero tiene mucho más aplomo a altas velocidades como hemos podido comprobar, gracias a un buen tarado de suspensión, que quizás peca de una extensión muy blanda en los cambios de apoyo rápidos, donde su precisa y cómoda dirección trabaja un segundo por delante que la suspensión. Ojo no queremos decir con esto que «barquea», pues apoya muy bien, pero cuando hay que transferir los pesos es algo blando. Por lo demás, se desenvuelve de maravilla en ciudad, y al ir equipado con lo último en asistentes de conducción y seguridad no habrá ningún problema entre el tráfico y los peatones despistados. Solo se echa en falta un control de crucero adaptativo.
El Opel Grandland X 2017 llega este mismo otoño, partiendo en precio por poco más de 25.000 euros si nos hacemos con la versión gasolina, y rozando los 27.000 euros si optamos por el diésel. Tras esta breve prueba, nos ha convencido de primeras tanto como lo hizo su primo hermano el Peugeot 3008, pero con otro estilo que tiene otro atractivo, así que argumentos no le faltan no.