Prueba Mercedes-AMG GT Roadster y AMG GT C Roadster: el descapotable más bello del mundo

¿Dónde dirían que nos hemos ido esta vez, para probar los nuevos descapotables de Mercedes? Pues concretamente hasta Phoenix, la capital del estado de Arizona en USA. Un lugar con buenas carreteras, pero con límites de velocidad de 45 millas. Ya conocido por todos el Mercedes AMG GT, ahora llega con una maravillosa carrocería abierta o Roadster y en dos versiones AMG GT Roadster (476 CV) y AMG GT C Roadster (557 CV). Seis variantes entre abierto y cerrado y cuatro potencias que son, además de esta que citamos, el GT S (522 CV) y GT R (585 CV), pero en abierto sólo están disponibles las primeras como hemos comentado.

Imagínense el viaje desde España, más de 12 horas, Madrid a Londres y desde ahí vuelo directo a la capital del condado de Maricopa, al aeropuerto internacional de Phoenix. El tiempo no podía ser más idóneo para probar esta clase de coches de altas prestaciones. Desde el primer momento que lo vimos nos trajo a la mente el 300 SL Roadster de los años cincuenta, vamos a decir la versión abierta del «alas de gaviota», para que todos nos entiendan. Como hacemos siempre y antes de ponernos a su volante rodeamos el coche y comentamos su aspecto. Y es que el GT Roadster no puede ser más bello, más elegante y sobre todo ser tan dinámico. Su volante es gordo como una morcilla de Burgos y suave como un guante de señorita. Eso es un buen volante, no muy grande, pero que sepas donde te agarras.

Botón rojo presionado y una legión de trompetas comienzan a sonar, pero a diferencia del coupé todos los ruidos llegan al habitáculo, que en definitiva es lo que quieres cuando te compras un coche abierto. Los más cursis dicen que con la capota puesta habrá ruido. No olvidemos que un GT descapotable es lo más cercano a comprarse una Harley. El propietario de un coche de este nivel busca soltar adrenalina cuando la capota se pliega, que en este caso es una gozada porque lo hace muy rápido, solo 11 segundos, y no hay ruidos, además se puede hacer en movimiento hasta a 50 km/h. Se podrá elegir en beige, negra o roja.

Dentro de la familia de los cabrios de Mercedes están también los SLC y los veteranos SL y cierto es que ninguno está a la altura del GT por mucho motor 6.3 que se elija. Rodar con este nuevo cabrio es gozoso, suena como un órgano de iglesia, se retuerce en los acelerones como una gamuza y parece que manejes una nave espacial. De lo que hemos probado estos últimos meses, no hay un coche tan bello y preciso como el GT. En zonas de montaña puedes pasar rápido, pero no juegues a peinar guardarrailes que puedes acabar en un susto. Tanta potencia invita a correr y correr, a pedirle al GT como si fuese un caballo de carreras. Los asientos son amplios y regulables hasta para un niño de escuela y cuando giras muy deprisa te arropan como a un bebé.

Y es que este motor V8 Biturbo de 3.982 cc se estira como dos niños estirarían el muñeco por el que pelean. La versión AMG GT Roadster rinde 476 CV y 630 Nm de par que llegan a partir de 1.700 rpm hasta las 5.000 rpm. Pero todos sabemos que el elegido es el Mercedes-AMG GT C Roadster, ese modelo que rinde 35 CV más que el GT S y solo 28 menos que la bestia creada en Nürburgring, el GT R. Por lo tanto sus 557 CV le permiten reducir el 0 a 100 km/h del GT de 4.0 segundos a 3,7. Su velocidad máxima es de 316 km/h (302 km/h el GT Roadster). Para canalizar toda esta potencia, sus 8 cilindros en V van acompañados del cambio AMG Speedshift DCT de siete velocidades situado junto al eje trasero (transaxle). Además cuenta con tres modos de conducción que permite elegir el AMG Dynamic Select, que son el Confort, Sport y Sport Plus, añadiendo el Individual. Cada uno varía la respuesta del motor, el tren de rodaje, el cambio, ESP, dirección y la respuesta del eje trasero direccional en el caso del GT C Roadster.

AMG GT C Roadster

Centrémonos en el más radical de ambos, el AMG GT C Roadster. Para empezar su eje trasero es más ancho, en concreto 57 mm más, lo que le sitúan en la misma medida del AMG GT R coupé. Este cuenta con el eje trasero direccional, mientras que el GT Roadster no. Su funcionamiento es sencillo: a baja velocidad el eje trasero gira las ruedas en sentido contrario, ganando maniobrabilidad, pero a altas velocidades lo hace en el mismo sentido, ganando precisión y estabilidad. El GT C también lleva de serie el diferencial trasero autoblocante electrónico y el sistema Dynamic Select, con el que podremos elegir el modo Race. Este modo hace que se despierten más vecinos a la redonda y que los cambios de marcha sean más rápidos. Otra ventaja es el AMG Ride Control, que modifica en tiempo real la dureza de la amortiguación.

Más potencia requiere más contundencia a la hora de pararlo. Por ello el Mercedes AMG GT C Roadster lleva de serie unos discos carbocerámicos de 390 mm delante (360 el GT Roadster). El escape Performance opcional en el modelo menos potente aquí viene de fábrica.

Saca la cartera. Tener en tu garaje la versión moderna de aquel 300 SL cuesta 159.200 euros para el caso del Mercedes-AMG GT Roadster. Pero como sabemos que querrás llevarte el mejor a casa, deberás abonar casi 20.000 euros más ara hacerte con el AMG GT C Roadster, es decir, 190.750 euros. Haber rodado con un coche de este calibre, potencia y belleza por las carreteras americanas vale eso y más.