Después de dos años en el mercado, el Opel Grandland X se pone al día en cuanto a motores eficientes se refiere, y no es que no lo fueran anteriormente, sino para el estricto futuro que viene. Las normas anticontaminación son la guía actual de los fabricantes y Opel ya está lista para la Euro 6d-Temp que llega en 2021. Todos sus modelos han ido incorporando la gama de motores que cumple con esta normativa, y el C-SUV alemán es uno de ellos y que hemos probado.
Claramente identificado como SUV compacto, con sus 4,48 metros de largo y 2,67 de batalla es el modelo más grande con este tipo de carrocería en Opel, por encima de Crossland X y Mokka X, que se renovará pronto. Ofrece un nivel superior de espacio y habitabilidad en todas sus plazas comparado con sus hermanos mayores, y lo bueno, es que aún siendo el más grande de la casa, no es pesado, 1.350 kg en su versión más liviana.
Esto ayuda ya de por sí a una mejora de rendimiento y eficiencia, aunque igualmente, la gama de motores del Grandland X necesitaba una puesta al día de cara a esa norma Euro6d. Es por eso que ahora solo se ofrece con los motores gasolina 1.2 y 1.6 de 130 y 180 CV respectivamente. En diésel son los 1.5 de 130 CV y el 2.0 de 180 CV. El más potente de cada combustible llega solo con la caja automática de 8 velocidades, mientras que el otro es de serie con cambio manual de seis velocidades y automático en opción.
Pudimos probar el gasolina y el diésel de 130 CV, ambos motores perfectamente útiles para el Grandland X, ya que como pesa poco se mueve con suficiente soltura. El empuje a bajas vueltas es evidentemente mejor en el diésel, y en el gasolina habrá que jugar mejor con las marchas, pero en términos generales no demandamos más potencia.
Ambas versiones venían con cambio manual, correcto en funcionamiento y sin una guía complicada que nos dificulte los cambios rápidos. Las relaciones están bien gestionadas para sacar todo el rendimiento en las primeras marchas y la palanca está a una distancia correcta del volante. En cuanto a refinamiento, el gasolina es más silencioso a velocidad constante por autopista que el diésel. Y por consumos, el diésel marcaba en los kilómetros de pruebas de la presentación de dos días 6 litros a los 100, un litro más para el gasolina, con rutas de mitad autopista, mitad carretera secundaria y unos cuantos kilómetros por caminos.
Pero además el Opel Grandland X llega con otros atributos, como por ejemplo el espacio, con 514 litros de capacidad de maletero, ampliables a 1.652 cuando abatimos las plazas traseras de distribución 60/40, y con 1.053 mm de ancho y 930 mm de alto de espacio. Además en el acabado más alto llevamos de serie el sistema de apertura del portón sin manos.
En cuanto al interior, es elegante y sobrio, con tres zonas de botones bien diferenciadas y al alcance con mucha facilidad. Una clave del Grandland X es que puede llevar los asientos ergonómicos con certificado AGR, para poder viajar con comodidad durante muchos kilómetros y llevar la espalda en una posición adecuada. Estos pueden ser ventilados y calefactados, esta opción es aplicable al volante y la fila posterior de asientos.
Tampoco falta tecnología como una pantalla táctil de 8 pulgadas o la carga inalámbrica para el móvil, así como la novedad de la navegación conectada. De serie lleva el Intellilink para conectar nuestro móvil y usarlo de navegador o sistema multimedia.
El precio de partida del Opel Grandland X son 26.200 euros, pero lo más interesante es el Grandland X Hybrid que llegará más adelante y que ya está a la venta en su versión 4×4. Es un híbrido enchufable de 300 CV en esta última versión, o 225 en tracción delantera, y que podrá recorrer hasta 52 km en modo eléctrico, con un precio que oscilará entre 40.000 y 50.000 euros dependiendo del acabado y los descuentos de la marca.