Todo empieza hace más de un año, con el nacimiento de Porsche Experience, un concepto de viaje pensado para disfrutar de la conducción de los deportivos de la marca alemana sin complejos. Tras barajar varias destinaciones para realizar la primera edición entre las que sonaban Rumanía, Eslovenia o Portugal, al final la balanza se inclinó por Marruecos, con el desierto como objetivo. Tampoco fue casual, pues este destino es uno de los favoritos por el alma máter de Porsche Experience, el también miembro de nuestro staff Dani Blasco.
Así es como en 2017 se lanza este primer viaje a un año vista, con un recorrido muy intenso y lleno de contrastes partido en 8 etapas, entrando por Tanger y saliendo por Nador, cruzando la dura cordillera del Atlas dos veces y llegando al Erg Chebbi y sus espectaculares dunas. Con este planing de viaje sólo apto para valientes, 7 fueron los Porsche venidos desde Cataluña, Madrid y Galicia que se dieron cita el día D: dos Boxster, varias generaciones de 911, y un Macan. Variedad ante todo.
Teniendo como punto de encuentro el puerto de Algeciras, todos ellos embarcaron en el ferry destino a África en una bodega en la que dominaban furgonetas cargadas hasta los topes, algunos todo terrenos y trailers de mercancías. Ya allí los operarios del barco mostraban su asombro ante los deportivos embarcados hacia África, aunque este no sería nada comparado con las miradas que levantarían los coches durante todo el viaje.
Camino al sur
Una vez en territorio africano, y tras cruzar la aduana, la caravana de deportivos se hizo a la carretera para emprender la primera etapa con gran parte de autopista hasta la ciudad imperial de Meknes. La mayor parte del primer tramo era sólo de autopista, sin ninguna complicación especial si no fuera porque es habitual encontrar peatones y algún que otro animal por la calzada.
Tras la primera noche de merecido descanso, el segundo día aguardaba una etapa bastante dura, con 400 kilómetros en los que hubo una primera dosis de montañas de Atlas, combinada con carreteras nacionales de rectas interminables rodeadas de enormes extensiones de terreno que se alargan hasta donde llega la vista. La última parte del día en cambio, fue por carreteras más comarcales en las que, de forma continua, el tráfico a motor se mezcla con bicicletas, gente andando, burros cargados hasta los topes, caballos tirando de remolques, vacas y más cabras. Y es que este país es diferente, y por eso tiene un encanto especial.
Otro elemento que llamó la atención a los participantes desde los primeros días fue la exagerada presencia policial en las carreteras así como la gran sensación de seguridad que se tiene en todo momento y por todo el país. Al contrario de lo que alguna gente puede pensar, Marruecos es un país muy seguro en el que se cuida mucho al turista.
Tras una segunda noche en una típica Kasbah en las montañas de Demnate, la tercera etapa se suponía más fácil, con apenas 230 kilómetros incluyendo el paso por el mítico Coll de Titcka -el puerto de montaña más famoso de Marruecos que cruza desde Marrakech a Ouarzazate y que constituye la principal via de conexión entre Marrakech y el sur del Atlas.
En esta etapa los Porsche se adentraron en uno de los paisajes más bellos de la ruta, cruzando algunos pueblos de Adobe encaramados en plena montaña, así como otros que se extienden a lo largo del curso natural de los ríos que bajan del Atlas y que han dado lugar a espectaculares cañones naturales formados por la erosión. El marco de esta etapa fue sublime, sin embargo las recientes lluvias, sin precedentes en mucho tiempo, y los destrozos causados en la carretera por las mismas, complicaron un poco el paso de los deportivos, razón por la cuál a cada pueblo que llegaban las caras de incredulidad de los locales eran más y más expresivas cómo diciendo ¿Cómo han llegado estos Porsches aquí? Bien, pues no sólo llegaron sino que, a pesar de este inesperado off-road no hubo que lamentar ni un solo pinchazo siquiera.
Y para colmo, llegando al destino final de la etapa, la caravana Porsche se cruzó con un Ferrari California con matrícula francesa que viajaba sólo por la misma carretera en sentido opuesto. Otro héroe.
Dades Road, sin palabras
La cuarta jornada se abrió con una de las carreteras más famosas del norte de África, la que enfila las gargantas de Dades, un escarpado cañón natural en el cuál la carretera se retuerce sobre sí misma una y otra vez para sortear un gran desnivel en un pequeño espacio de terreno, enlazando varias paellas de una belleza visual extrema. Además, la sonoridad de este lugar hizo resonar especialmente los 6 cilindros bóxer de los 911 que pudieron oírse por toda la montaña en una sinfonía indescriptible.
Tras una parada en tan espectacular enclave, el grupo siguió sin contratiempos hacia el punto más al sur de todo el recorrido. Tras 300 kms de llanuras rocosas literalmente desiertas en las que apenas había algún camello de vez en cuando, una breve pero descomunal tormenta de gran intensidad azotó al grupo de Porsches antes de su llegada a las dunas. Era ya última hora de la tarde, y coincidiendo con la esperada llegada al hotel a pie de dunas, cómo un regalo de la naturaleza, se abrió el cielo para dar paso a una increíble puesta de sol para cerrar un día muy intenso.
Después de pasar la noche en este paraje, y después de varias etapas francamente duras, -más teniendo en cuenta el estado del firme debido a las lluvias- por fin el desierto permitió tomar una jornada de merecidísimo descanso en la que poder disfrutar de una excursión en buggies para relajarse; Nada mejor que este tipo de vehículo ligero con tracción 4×4 para surcar el mar de dunas con total facilidad. Aunque si lo de los buggies ya lo has probado varias veces, siempre puedes coger tu 911 carrera y pegarte una sesión de drift por el desierto.
Eso pensó nuestro redactor Dani Blasco, que aprovechó la salida del sol para –según él- realizar una prueba dinámica de conducción de su 911 sobre sobre arena con el fin de poder aportarnos su opinión. En palabras suyas “el chasis del 911 se comporta muy noblemente sobre el terreno arenoso, pudiendo jugar a placer y con total precisión con el sobreviraje a base de gas sin abusar de la mecánica. Además, el gran par del motor bóxer de 6 cilindros 3200cc permite divertirse incluso a bajo régimen usando marchas largas en las llanuras del desierto”. Lo que hay que hacer para ser profesional… Así que para todos aquellos que tengáis que ir al Sáhara con vuestro 911, ya sabéis que disponéis de la montura ideal para disfrutar mucho en ese tipo de terreno.
Vuelta hacia el Mediterráneo
Tras el break que supuso el desierto con el merecido descanso incluido, tocó volver a tomar asiento para enfilar el camino hacia el norte no sin antes sufrir en pleno desierto una tormenta de arena que casi obliga a parar al grupo en plena carretera entre Merzouga y Erfoud. Pero como era de esperar, los inclemencias del tiempo no fueron un freno para nuestros héroes que siguieron su camino sin inmutarse.
Dejado atrás el desierto, en los últimos 3 días de ruta, el recorrido desde el desierto hasta la costa Mediterránea de Marruecos adentró a los Porsche en nuevos paisajes, de nuevo sorprendentes por sus grandes contrastes: desde el mayor palmeral del norte de África, en el valle del Ziz, hasta los milenarios bosques de cedros de la conocida como Suiza Marroquí, en Ifrane. Finalmente, una última parada en Fez permitió hacer una visita cultural en esta histórica ciudad imperial que dispone de una de las medinas más antiguas e interesantes del mundo, con más de 10000 años de antigüedad. Después de esta última parada, ya sólo quedaba enfilar el último tramo hasta Nador, puerto colindante con Melilla, dónde aguardaba el Ferry para volver a la península para poner punto final a este brutal viaje que de bien seguro quedará para siempre en el recuerdo de sus protagonistas.
Sueños cumplidos
En Revista Car siempre hemos sido amantes de la sublime calidad de fabricación Porsche, la cual queda patente de nuevo con este viaje. Sin embargo, hay otra conclusión más importante. En estos tiempos en que muchos modelos de la marca de Stuttgart se han convertido en artículos de colección cuyo hábitat natural parecen ser salas de subastas o garajes de coleccionistas- nos gusta recordar que en origen se trata de máquinas concebidas para ser conducidas a placer. Y al fin y al cabo, quien no ha soñado siendo niño en salir a la carretera y conducir a los mandos de un Porsche.
Texto por Dani Blasco