Porsche agranda su leyenda con su 19 victoria en las 24 Horas de Le Mans

Una vez más, la fiabilidad fue la clave de la victoria en las 24 Horas de Le Mans. Mientras que Toyota impuso un mayor ritmo desde el comienzo, los 919 Hybrid hicieron valer su constancia para hacerse con un nuevo título. Quizás por eso el 70% de los Porsche clásicos todavía siguen circulando…

A las 18:30 del sábado por la tarde, las 24 Horas de Le Mans parecían terminadas para el Porsche 919 Hybrid número 2, el de los pilotos Earl Bamber (Nueva Zelanda), Timo Bernhard (Alemania) y Brendon Hartley (Nueva Zelanda). Su coche se quedó sin tracción en el eje delantero, estuvo reparándose durante una hora y cinco minutos y regresó a la pista con 18 vueltas perdidas. Pero la 85ª edición de la clásica de resistencia de Le Mans tuvo tal cantidad de cambios drásticos que lo imposible se hizo realidad al final: después de un esfuerzo enorme, el trío consiguió pasar de la 56ª posición a la victoria absoluta. Para Porsche, la marca que tiene el récord de triunfos en Le Mans, éste es el 19º absoluto en la prueba más dura del mundo y el tercero consecutivo.

Porsche agranda su leyenda con su 19 victoria en las 24 Horas de Le Mans

El Porsche 919 Hybrid, de este modo, se une al selecto club de los campeones Porsche de Le Mans. No obstante tenemos que remontarnos hasta 1951 para encontrar el debut de Porsche en Le Mans. Fue con un 356 SL Aluminium Coupé y ganaron en su clase. A partir de ahí todos sus modelos fueron pasando por la mítica pista, como el 550 –primer Porsche concebido para la competición– o el 718 RSK, el primero que subió al podio en la clasificación absoluta al ser tercero en 1958. En los años sesenta la marca creció mucho con la llegada del 911, de modo que el siguiente paso debía ser la consecución de la victoria absoluta. Ese camino comenzó en 1964 con un nuevo concepto de coches, modelos ultraligeros con motor central. El primero de ellos fue el 904 Carrera GTS, que ganó en la categoría dos litros. Luego llegaría el 906 (Carrera 6) de 1966 que triunfó en su clase, el mismo año que un 911 se impuso entre los dos litros. En la siguiente edición salieron tres modelos: 906, 910 y 907 –evolución del 910 con cola larga–.


En 1968 el reglamento estableció que el campeonato mundial se disputara entre prototipos de tres litros y coches de sport de cinco litros. Para ello Porsche desarrolla el 908 con motor de tres litros y ocho cilindros, con una relación peso/potencia espectacular. La victoria absoluta en las 24 Horas era muy difícil frente a los Ford GT40 y sus enormes mecánicas, pero aún así un 907 fue segundo absoluto (Steinemann y Spoerry) y ganador en la clase de 2.5 litros, y un 908 (Stommelen y Neerpasch) acabó tercero y ganador en tres litros. La carrera de 1969 fue testigo del debut de Porsche 917 con motor de 4.5 litros y 12 cilindros opuestos, para muchos el coche de competición más fascinante de todos los tiempos. En aquella ocasión los dos 917 se retiraron por problemas mecánicos pero demostraron su calidad.

Tras dos segundos puestos en 1968 y 1969, 1970 fue el año en que Porsche por fin logró su primera victoria absoluta con el 917. Fue la única edición en que se salió con los coches dispuestos en la parrilla, y desde 1971 se hace una salida lanzada. En 1971 corrieron además 33 Porsche de un total de 49 competidores. En la actualidad Porsche puede presumir de 19 victorias absolutas. Esto les coloca como la marca más laureada en las 24 Horas, tras Audi con 13 victorias, Ferrari –nueve, la última en 1965–, Jaguar (siete), Bentley (seis); Alfa Romeo y Ford (cuatro), Matra y Peugeot (tres) y Bugatti y Lorraine Dietrich (dos). Lo que es evidentes El próximo domingo 15 de junio sabremos si Porsche logra su victoria número 17 frente a sus grandes rivales, Audi y Toyota. Lo que está claro es que una vez que un aficionado descubre la magia de Le Mans, el resto de las carreras le parecerán poca cosa.