En pleno Océano Pacífico barcos enteros de pescadores nunca regresaban, hombres desaparecidos, familias que perdían la esperanza y un sólo nombre: Godzilla. Los pescadores japoneses apodaron así a una misteriosa criatura que surgía de las profundidades marinas, y cuyo origen nunca se sabía. Ese nombre terrorífico volvía a emerger en 2008, procedente desde Japón, pero ahora no serían los pescadores quienes acusarían su presencia.
Ocho años y varias actualizaciones para seguir provocando pavor en los circuitos y carreteras del mundo, el Nissan GT-R no llegó para hacer amigos, sino para ser una máquina precisa de velocidad y respuesta. No es llamado Godzilla por capricho. Su tamaño y presencia son imponentes. Más alto, más grande y largo que muchos deportivos de alto nivel, el GT-R es la máquina definitiva para plantarles cara. Sus demoledoras armas son su tecnología y su mecánica. Con un corazón V6 biturbo de 3.8 litros que ha mutado hasta llegar a los 550 CV, Nissan ha puesto en jaque a grandes marcas de deportivos con cifras que asustan. 2,8 segundos para el 0 a 100 km/h y 315 km/h de velocidad punta para «Godzi». ¿Se entiende ahora por que están asustados los deportivos del mundo que vivían tranquilamente?
La filosofía de Nismo es sencilla: precisión y velocidad en sintonía. Pues bien, en el Nissan GT-R esto es llevado al extremo, no es un coche amable, pero se deja llevar si sabes tratar a la bestia. Podemos salirnos de la curva si giramos demasiado porque su dirección te sacude hacia donde apuntes, sin demora, sin contemplaciones. Entras a la curva bien y sales mejor, entras a la curva mal y un toque al freno hace que puedas salvarte y además adelantar al coche de delante en el circuito. Su sistema de tracción integral es regulable, como también la suspensión. Podemos hacer más brutal a Godzilla o llevarlo a dormitar, pero seguirá en continua alerta. Si reducimos a golpe de leva notamos como todos los engranajes y mecanismos se ponen en modo de ataque.
Nuestro Nissan GT-R no es un cualquiera, lleva un par de «mutaciones» extra. Unas llantas negras brillante con el nombre de Nismo grabado para darle un look más oscuro y amenazante, un sistema de refrigeración de frenos mejorado y la suspensión y neumáticos del Nismo, pensado para circuito. Tenemos por lo tanto una máquina a caballo entre el GT-R Nismo y el «normal». En carretera es sencillamente abrumadora su contundencia en manejo y aceleración. Su precio, otro aspecto a tener en cuenta para infundir temor en los corazones italianos y alemanes que circulan por el mundo con sus 600 CV a precios astronómicos, 121.250 euros para esta versión Track Edition, pero si podemos prescindir de los extras mencionados son 107.750 euros.
Pero no existe un ataque sin contraataque, y el contraataque alemán ha llegado con la contundencia Teutona bajo un nombre que inspira esperanza en aquellos que sufrieron la llegada de la bestia Nipona: Porsche 911 Turbo S. Aunque en ocasiones asuste lo foráneo, y dado que este modelo en concreto está “algo más visto” por estos lugares, es normal que no infunda el mismo miedo que el GT-R, pero, esto no quiere decir que no sea un arma eficaz contra el monstruo. Por eso hemos recurrido a él en particular para destronar al rey, llevando a cabo un golpe de estado motriz en toda regla, y devolver el control sobre Europa a un líder Europeo. Aunque ha costado sudor y sangre.
El Porsche 911 es sinónimo de pureza, refinamiento, exclusividad, deportividad, ligereza y sobretodo, competición (a todos los niveles). Si le añadimos la palabra “Turbo” en la trasera ya comienza a adoptar connotaciones más potentes, y con la letra “S” se convierte en un enemigo al que no quieres tener cerca. Por ello, es el elegido, el caballero de brillante armadura que conseguirá destronar (por ahora) a nuestro monstruo.
Igual que en las batallas de antaño, el respeto y el honor hacia los enemigos es importantísimo, así como el refinamiento y el buen hacer de los participantes en los conflictos. El Porsche tiene todo esto, pues es un caballero de nacimiento. Esto es precisamente lo que lo diferencia del resto; está muy bien tener un coche que a nivel de rendimiento venza o se iguale a la élite de la categoría “súper”, pero es mejor aún tener todo eso y encima poseer un interior inigualable, con los mejores materiales y los acabos más exquisitos que puedas ver en un deportivo. El cuero de Alcántara domina el espacio interior, donde llega la mano llega el cuero, y sobre todo, está muy bien proporcionado con relojes, botones, y mandos siempre al alcance de la mano, para que no tengas que desajustar tu posición de conducción en ningún momento.Todo ello diseñado de una forma brillantemente bonita.
La conducción; antes hacíamos referencia a la presencia en competición a todos los niveles de la marca de Stuttgart, y es que gracias a esa herencia histórica de la competición, ahora contamos con unos modelos que tienen alma ganadora y espíritu de carreras.
Pero para tener este alma y espíritu no vale sólo con poseer un pasado prodigioso y una esencia apropiada, hay que tener los datos de tu parte. Y en eso el Porsche pone los puntos sobre la íes. Tiene un motor Bóxer de 6 cilindros que desarrolla 580CV, y gracias a esta ingente cantidad de caballos el 911 Turbo S es capaz de propulsarse de 0 a 100Km/h en 2.9 segundos, pero son 2,9 segundos en los que tienes total control sobre las reacciones del coche; ya lo decía Pirelli, “La potencia sin control no sirve para nada”. Y esto es un factor en lo que el Porsche saca la vena Alemana a relucir, ya que no solo es refinado por dentro, si no que es refinado en la conducción. Como buen Porsche que es, no hace extraños cuando lo llevas al límite, ni te juega malas pasadas.
En todo momento tienes la sensación que eres tú el que controla el coche, y no al revés. Para mejorar todavía más el control sobre el coche, y elevar a la máxima expresión el paso por curva, este modelo cuenta con dos mejoras sustanciales que rivalizan a las mutaciones del GT-R, eje trasero direccional y frenos cerámicos de gran resistencia, que unidos al sistema de tracción a las 4 ruedas hacen que el 911 vaya sobre raíles a cualquier velocidad. Ya para terminar de enamorarme, todo esto previamente dicho lo hace consumiendo la ínfima cantidad de 9 litros a los 100km. Donde hay que firmar. En cuanto a precio, este 911 Turbo S es tuyo si pagas la cantidad de 233.000€.
Nunca antes Godzilla había tenido que enfrentarse a un rival tan poderoso como el Porsche 911 Turbo S, una demostración del poderío alemán de la casa de Stuttgart. Ha quedado malherido de la contienda y nada volverá a ser igual. Es un precio muy superior, pero es un concepto de superdeportivo al mismo nivel, con acabados intachables y un dinámica de conducción adaptable al día a día o lo que el cuerpo nos pida. No ha sido una lucha bonita para ninguno. Sólo queda esperar al renovado Nissan GT-R de 2017 para saber si volverá de las profundidades a plantar cara a los deportivos que en armonía coexistían.
Por: David Navarro y Rafa López San Martín