Peralta S: desde Italia con amor

Peralta S: desde Italia con amor

El coleccionista mejicano Carlos Peralta quería disfrutar de un supercar realmente especial y único, de modo que recurrió a GFG Style, la empresa de diseño de Giorgetto y Fabrizio Giugiaro. Es resultado es esta maravilla, con mecánica de Maserati MC20.

Peralta S

PARA MUCHOS APASIONADOS DEL AUTOMÓVIL, no hay coches más fascinantes que los prototipos y deportivos italianos de los años 60 y 70. Por eso nos gusta tanto el Peralta S, puro espíritu de los 70 pero con tecnología moderna. Fabrizio Giugiaro lo expresa así de claro: “el Peralta S tiene una actitud típicamente setentera y no tiene nada que ver con los coches de hoy.

Quise embellecerlo con referencias, elementos estilísticos y guiños a formas de un pasado que hizo historia, pero también es un homenaje a mi padre, a través de una reinterpretación moderna de los volúmenes del Maserati Boomerang”. Esta escultura rodante se pudo admirar por primera vez el pasado mes de marzo, durante el Pastejé Automotive Invitational, un exclusivo evento de clásicos y deportivos que se celebra en la Hacienda de Pastejé (Jocotitlán, México).

La relación automovilística entre México e Italia es especialmente intensa a partir de los años 50, cuando los Ferrari comienzan a brillar en la Carrera Panamericana. Poco después los hermanos Rodríguez se trasladaron a Italia para pilotar con los grandes.

Ricardo había destacado en carreras en EE UU y con 18 años quedó segundo en las 24 Horas de Le Mans de 1960 con un Ferrari TR 59. Debutó con Ferrari en F1 en el 62, y según nos contó su amigo Jo Ramírez era muy bueno, con un enorme talento. Desgraciadamente se mató con solo 20 años en las pruebas para el GP de México de 1962. Su hermano Pedro no era tan rápido, y más reservado. Aún así fue el piloto mexicano más exitoso hasta la llegada de “Checo” Pérez, con dos victorias en F1, cuatro en Daytona y una en Le Mans con un Porsche 917.

Se mató con un Ferrari 512S en 1971. Por aquel entonces Carlos Peralta (Ciudad de México, 1951) tenía veinte años, y seguro que ya era un gran aficionado al automovilismo. Era además la época dorada del diseño italiano, con Bertone y Pininfarina compitiendo por crear los deportivos más fascinantes. Bertone había dado forma al Lamborghini Miura (1966), al Lancia Stratos Zero (1970) o al Countach LP500 prototipo (1971), diseños de Gandini. Pininfarina por su parte firmó máquinas como el Ferrari 365 GTB/4Daytona” o el prototipo Ferrari P6 (1968), diseños de Fioravanti.

Interior Peralta S

Un diseñador empezaba a despuntar en Italia


¿Y donde estaba por aquel entonces Giorgetto Giugiaro? Nacido en 1938, desde muy joven había estudiado arte y dibujo técnico, y su profesor de pintura era tío de Dante Giacosa, el genial ingeniero de Fiat. Así que entró en la marca con solo 17 años, y después de cuatro años conoció a Nuccio Bertone en el Salón de Turín de 1959. Nuccio le contrató con un aumento de sueldo del cincuenta por ciento, aunque tenía pendiente el servicio militar. El proyecto en el que trabajó durante su estancia en el Ejército se convirtió en el Alfa 2000 Sprint de 1960.

En Bertone trabajó además en obras maestras como el Chevrolet Testudo de 1963 (que influyó en el futuro Porsche 928), el Giulia Sprint GT (1963), el ISO Grifo (1963), el Alfa Canguro (1964), el De Tomaso Mangusta (1966) y el magistral Maserati Ghibli (1966). Después se fue a Carrozzeria Ghia y en 1968 fundó su empresa, Ital Design, junto a Aldo Mantovani. Allí siguió creando piezas únicas como el Porsche Tapiro de 1970, sobre base mecánica 914/6. Este coche se vendió al músico Waldo de los Ríos, se le incendió y estuvo durante años abandonado en su casa de Conde de Orgaz (Madrid).

Mucho más importantes fueron los proyectos del Alfasud y del primer Volkswagen Golf, y en 1973 se desveló el coche que más nos interesa, el Maserati Boomerang, un prototipo único. Está construido sobre la base de un Maserati Bora, y luce una carrocería espectacular y angulosa. Su diseño está en línea con el del mencionado Porsche Tapiro, el del Lotus Esprit Concept (1972), o el del prototipo Audi Asso di Picche (1973). Fabrizio considera que hay docenas de coches deportivos que se han vuelto icónicos y que se inspiraron en sus formas. “Era pura vanguardia. Para mí es uno de los ejercicios de estilo más increíbles y exitosos de Giorgetto”.

El Boomerang llegó a España para exponerse en el salón de Barcelona. Alguien lo compró, posiblemente un industrial bilbaíno (hay fotos con placas provisionales). El siguiente dueño habría sido Waldo de los Ríos (el del Tapiro), y parece que fue el tercer dueño quien lo matriculó en 1975 (V 3090 N). Por increíble que parezca este coche estuvo rodando por Benidorm, hasta que en 1981 lo descubrió el alemán Berthold Ollmann, que lo relató así en la revista Viale Ciro Menotti, para entusiastas de Maserati:

“Cuando hace muchos años viajé un mes de febrero a Benidorm para instalar una verja en mi apartamento, no podía imaginar que esa estancia en España cambiaría mi vida. El trabajo se acabó rápido y esperaba pasar una semana allí aburrido (es el mes más frío y todos los comercios cierran), pero en realidad comenzaron los días más excitantes de mi existencia.

De camino a visitar a unos amigos en una villa cercana, vi de pronto una sombra (nunca olvidaré ese momento) adelantándome que, en un primer vistazo, parecía un platillo volante. Cuando me superó no podía creer lo que estaba viendo. Era exactamente el coche del que, durante años, había tenido una maqueta en mi mesa. Aunque no tenía opción de alcanzarlo en mi pequeño coche de alquiler comencé a perseguirlo lo más rápido que pude, y pocos minutos después vi el Maserati aparcado frente a un supermercado.

Hablé con el conductor, que resultó ser un hombre joven, y me dijo que el dueño del Boomerang pasaba por problemas económicos y que estaba pensando en venderlo. Mis negociaciones con el propietario me llevaron medio año (…) Finalmente llegué a un acuerdo, y en otoño de 1981 el Boomerang viajó a Essen (Alemania)”. Luego lo vendió, y lo último que supimos es que en 2015 se subastó por 3,3 millones de euros.

Peralta S: Monasco de corbono con motor central


El Peralta S emplea el chasis del Maserati MC20. Por tanto mantiene la misma configuración de monocasco de fibra de carbono con motor central (V6 biturbo de 3.0 litros y 630 CV) y tracción trasera. Para la adaptación han contado con la colaboración técnica de MAT (Manifattura Automobili Torino), la empresa de Paolo Garella.

Pero es su carrocería en forma de cuña, moldeada a mano en aluminio pulido, lo que le hace único. Está compuesta por tres piezas: capó, parte central acristalada y parte trasera. El hecho de que apenas haya diferencia visual entre las partes metálicas y las partes acristaladas con efecto espejo, crea un espectacular efecto monolítico.

La vista lateral se caracteriza por una silueta definida por una única línea continua: morro, techo y cola, con solo dos aristas. Incluso visto desde arriba las superficies son planas y continuas. Además los grupos ópticos están ocultos tanto en el morro como en la zaga.

Las únicas partes que no son de aluminio son el splitter delantero, el difusor trasero y los faldones laterales, todas fabricadas en fibra de carbono. En la parte trasera destaca el alerón integrado que se eleva, aunque sin duda lo más espectacular es la ausencia de puertas. En su lugar lleva una cúpula o carlinga que se eleva. No es lo más práctico del mundo pero el efecto ¡uuaau! es innegable, y además resulta setentero, como en el increíble Ferrari Modulo (1970).

En todo caso se pueden abrir las ventanillas laterales de forma independiente mediante un movimiento tipo “alas de gaviota”. Cuando el Peralta S está cerrado sus formas son monolíticas, pero en marcha se abren los paneles laterales para favorecer la refrigeración del motor.

En el interior nos sorprende que el salpicadero y los asientos no sean iguales que en el MC20, teniendo en cuenta el coste que supone desarrollar piezas nuevas para ser usadas en una sola unidad. Se inspira en los materiales innovadores de los años 70 y el cuero, con un ligero y elegante efecto metálico (no plateados, como en el Lamborghini Marzal), recubre los asientos, el salpicadero y los paneles.

El volante sí parece el mismo y lleva las levas del cambio detrás, pero incluye mandos adicionales integrados en el volante. Recordemos que el volante del Boomerang era revolucionario, ya que solo giraba el arco y llevaba dentro mandos e instrumentación.

Este mes de agosto el Peralta S se podrá admirar durante la Car Week en Monterey (California), ya que se expondrá en el Monterey Motorsports Festival.