El emblema sugiere que este Ariya Nismo eléctrico busca inscribirse en la ilustre historia de los Nissan deportivos. Pero los símbolos, por sí solos, no escriben leyendas. Si creciste con Gran Turismo a finales de los 90 y principios de los 2000, el nombre Nismo evocaba una mística inconfundible, incluso más que AMG o M. Historias como la del R90CK del Grupo C, con Mark Blundell domando su potencia bruta en Le Mans y alcanzando 364 km/h en la recta de Mulsanne (récord aún imbatido), no hicieron más que avivar el mito. Luego estaban los coches de calle. Ediciones de homologación muy deseadas, pero fueron modelos como el R33 400R y el R34 Nismo Z-Tune los que realmente nos hicieron soñar.
Pero los tiempos cambian, y hoy nos encontramos al volante de un crossover eléctrico con sello Nismo. Nissan deja claro que este modelo no busca rivalizar con el Hyundai Ioniq 5 N o el Kia EV6 GT, sino con sus versiones más dinámicas. No es un deportivo radical, sino una interpretación más emocional del Ariya E-4orce. Los motores eléctricos delantero y trasero son los mismos que en el Ariya E-4orce convencional, aunque con una calibración más agresiva. En modo Nismo, el reparto de par es de 40/60 entre ejes. La potencia asciende a 429 CV y el par a 600 Nm, suficientes para acelerar de 0 a 100 km/h en 5,0 segundos. La puesta a punto también ha sido revisada.

Zumbido eléctrico
Muelles y amortiguadores son más rígidos, especialmente detrás, y la barra estabilizadora delantera se ha reforzado. Las llantas de 20 pulgadas, firmadas por Enkei y fabricadas con un proceso especial de fundición, ofrecen la rigidez de unas forjadas. Calzan neumáticos Michelin Pilot Sport EV, optimizados para mejorar la respuesta y el agarre.
Puede que el rugido haya dado paso al zumbido eléctrico, pero la emoción sigue siendo la clave. Ningún modelo con aspiraciones deportivas estaría completo sin un paquete aerodinámico, y el Ariya Nismo no se queda atrás. Su diseño no es solo estética: la aerodinámica reduce la elevación en un 40 % sin penalizar la resistencia, lo que mejora la estabilidad a alta velocidad. La promesa de una conducción más emocionante va en serio. Lo suficiente como para pensar que las curvas de montaña que nos esperan podrían deparar algo más que un simple trayecto.

Versión deportiva
Pero antes, toca recorrer la autopista. El Ariya en su versión Nismo obviamente no es un estandarte de confort, estamos ante una versión deportiva. La suspensión transmite cada imperfección del asfalto, incluso en tramos que parecen impecables, y cuando se alcanza el tope del recorrido, el golpe es seco y directo. En el lado más positivo, la sensación del pedal de freno está bien lograda, sin esa transición brusca que a menudo arruina la armonía entre la frenada regenerativa y la mecánica. La dirección es precisa, con un peso adecuado y una buena respuesta, aunque sin transmitir una conexión real con el asfalto. Si prefieres delegar, los sistemas de asistencia pueden encargarse del trabajo con solvencia.
Una pausa en el peaje es la excusa perfecta para comprobar la aceleración desde parado. Para exprimir todo el potencial, es necesario activar el modo Nismo, aunque la entrega de potencia no es abrupta. Al pisar el acelerador a fondo, la fuerza se incrementa de manera progresiva y la pantalla digital no marca el 100 % de entrega hasta que nos acercamos a la velocidad máxima.

Conducción Cómoda
Un tramo de curvas cerradas y solitarias parece un escenario prometedor para explorar las cualidades dinámicas del nuevo reparto de par del Ariya Nismo. Aunque la carrocería presenta cierto balanceo, la conducción sigue siendo cómoda y segura para la mayoría de las situaciones habituales. Los asientos, que destacan por sus atractivas inserciones de ante negro, podrían ofrecer un poco más de sujeción lateral cuando se trata de una conducción más exigente. Al aumentar el ritmo, notamos que los neumáticos delanteros comienzan a alcanzar su límite antes de que actúe suavemente el control de estabilidad. Echamos en falta un modo intermedio para el ESC, ya que actualmente solo se puede desactivar por completo, algo que limita ligeramente la experiencia deportiva.
Sin asistencia electrónica, el vehículo tiende a perder agarre en la rueda interior antes de que el sistema intervenga nuevamente para mantener la estabilidad. Aunque no permite tanta modulación como algunos de sus competidores directos, el Ariya Nismo sigue siendo manejable y predecible. En términos generales, el Ariya Nismo es claramente más ágil y dinámico que su variante estándar, aunque quienes busquen una experiencia radical quizá echen en falta algo más de emoción. Un aspecto a tener en cuenta es la autonomía, que baja de 513 km a 420 km respecto al Ariya E-4orce convencional debido al equipamiento deportivo. En definitiva, una interpretación deportiva con más carácter que prestaciones, pensada para quienes aprecian el estilo sin renunciar al confort.
