El museo de la Emoción en Mclaren Barcelona

Hay algo mágico, una energía que impone silencio, cuando te encuentras solo en una sala repleta de maniquíes vestidos con monos de campeones de la F1. Es como estar en un castillo rodeado de armaduras de legendarios guerreros, testigos mudos de historias apasionantes, de valor y de locura, de duelos a vida o muerte. Si te gustan de verdad las carreras, cada pieza, cada detalle de esta increíble exposición te resultará evocadora. Sientes que estás tocando la historia, tu solo frente a los mitos. Un museo sobre la pasión por la competición.

El museo  de la Emoción en Mclaren Barcelona

El más cercano de ellos es Michael Schumacher, el hombre que lo ganó todo y que ahora malvive en una cama a causa de un maldito accidente de esquí. Tenemos delante 18 monos del piloto germano, uno por cada año que corrió. Amarillos y azules los de Benetton; rojos, por supuesto, los de Ferrari, y grises los de Mercedes. Algunos también están acompañados de volantes de monoplazas, piezas de fibra de carbono complejas y carísimas, llenas de mandos giratorios.

Museo

Una pieza curiosa es un mono de Hamilton con la Sagrada Familia dibujada en la espalda, un homenaje a la Ciudad Condal. En el ala dedicada a pilotos veteranos está el mono y el casco integral de Jackie Stewart de su época de Matra, junto a la ropa de otros magos del volante y campeones mundiales como John Surtees, Jim Clark, Grahan Hill o Jack Brabham. En la zona de los pilotos de moto también hay coloridas “armaduras” de cuero de todos los grandes genios, y en medio de la sala hay una Yamaha de MotoGP de Jorge Lorenzo, dentro de una urna de cristal. No se puede arrancar, pero lo preguntamos por si acaso.

Eduardo Costabal nos confirma que no hay nada igual en el planeta: “Generalmente los coleccionistas se centran en algún piloto, Schumacher o Senna por ejemplo, pero tener los monos de los 33 campeones es muy difícil. Como tampoco hay un lugar donde haya 33 autos de campeones del mundo. Y también tengo todos los pilotos de MotoGP y Moto500, desde Hailwood, antes de Agostini, hasta Marc Márquez, que fue el último campeón el año pasado”.

Museo

No obstante, la parte favorita de Costabal dentro del museo es la zona dedicada a Ayrton Senna, con los cinco monos de los cinco equipos donde compitió: Toleman, Lotus-Renault, Lotus-Honda, McLaren Honda y Williams Renault. “He querido hacer un memorial a McLaren y a Ayrton Senna, que ha sido el ídolo de toda mi vida. Desde que tuve la suerte de conocerle, porque trabajé en Honda Motor, y fueron los mejores años de Ayrton en McLaren Honda. Creo que ha sido el mejor, y hay pocos que no comparten mi visión sobre Ayrton”. El empresario chileno disfruta leyendo historias sobre su ídolo, siempre con ganas de saber un poco más: “Alrededor de este tipo de personajes siempre hay mucho misticismo, muchas historias, algunas verdaderas y otras falsas”, nos dice. “Pero gracias a estar en este mundillo he conocido también a parte de su familia, a Jo Ramirez, a gente que estuvo muy cerca de él. Así que he podido conocer más desde dentro la verdadera historia de Senna. Todo esto lo quería poner en un solo lugar, quería compartirlo, que la gente también pudiera disfrutarlo”. Parece evidente que desde McLaren Barcelona tendrán que establecer un sistema de admisión que permita las visitas al museo, pero que al mismo tiempo no perturbe la tranquilidad del personal y los clientes de la marca.

Costabal ama a McLaren y está convencido de que sus deportivos son los mejores, lo que no le impide apreciar también algunos legendarios modelos clásicos de otras marcas. Y le alabamos el gusto, porque además de los monos, los cascos, los volantes y todo lo demás, en la planta alta de este museo, encontramos dos mitos sobre ruedas: un Lamborghini Countach blanco y un Ferrari F40. Podríamos pasar horas mirándolos, acariciándolos suavemente. Si naciste en los setenta del siglo pasado, no hay duda de que están en tu lista de coches soñados: “Es alucinante que el diseño del Countach sea del año 1974”, nos dice. “Para mí es el Lamborghini más increíble, tiene una línea de locos, como el Ferrari más bello, el F40. El cambio desde el 288 GTO al F40 fue brutal”.

Museo

La última parte de nuestra visita la dedicamos a Chelsea 1979, el negocio de clásicos de alto nivel que han montado en la planta baja. “Nuestro negocio principal es McLaren y darle servicio a McLaren”, nos recuerda. “Chelsea 1979 estará dedicado a la compra-venta de clásicos internacionales y será parte del negocio de la compañía. También haremos reparaciones básicas, cambios de aceite o neumáticos, pero no nos meteremos en restauraciones o reparaciones complejas”. Allí encontramos más máquinas alucinantes, desde dos Porsche RS, 964 y 991, a varios Lancia Delta Integrale, de rallyes y de calle, así como un Delta S4 Stradale de Grupo B. También hay exóticos deportivos italianos, como un Maserati Sebring o un Ferrari 512 BB.

Estamos terminando nuestra visita y aún quedan por el suelo, cajas, modelos a escala, alerones o monos que esperan encontrar su sitio en el museo. Nuestro anfitrión se lo toma con buen humor: “Hay gente que me llama para venderme cosas, supongo que piensan: ‘a este loco se lo puedo colocar’. El otro día vino un tío con la ‘trompa’ del Renault F1 de Fernando Alonso de 2005. Mi mujer dice que tengo síndrome de Diógenes, así que ahora está feliz porque saqué todo esto de la casa”.