Mercedes Clase E: el Albert Einstein de las berlinas

Sabemos que las berlinas ya no basta con que sean cómodas, eficientes e incluso deportivas. Ahora tienen que ser inteligentes. Pues bien, el nuevo Mercedes Clase E representa la berlina con el CI más alto del mercado. Nos ha gratificado ver como Mercedes ha mantenido su nivel de acabados, eficiencia y conducción, superando el de seguridad y tecnología. Estamos ante la 10ª generación del Clase E, del cual se han vendido más de 13 millones de vehículos desde que saliera al mercado. Esto la sitúa como la berlina más vendida de la historia. 

Si nos ponemos tras el volante nos topamos con un diseño típico de mercedes. Es decir, un diseño ganador, exclusividad y tecnología unidos de la mano. Nada falta y lo que hay está bien colocado y acabado. Así como curiosidad, la luz de ambiente, puede ser modulada de hasta 64 colores, dependiendo de que te pida el estado de ánimo ese día. Pero lo más llamativo es la nueva pantalla de 12,3 pulgadas que se incorpora opcionalmente con el sistema de concectividad y navegación. El cuadro de instrumentos pasa a ser digital si optamos por esta opción, por lo que es modulable a 3 o 2 paneles, pudiendo mostrar por ejemplo detalles del consumo, el cuenta revoluciones y velocidad, y el navegador. En el volante ahora nos encontramos con unos botones táctiles nuevos con los que movernos por la pantalla que funciona a modo de cuentarevoluciones o por el menú del navegador e infoentretenimiento. Una novedad que llegará en septiembre es el Digital Car Key, con el que tu móvil será una llave del coche. En un terminal Samsung S6 o S7 podremos tener integrado un sistema para abrir y cerrar el Mercedes Clase E, pudiendo también arrancarlo y posteriormente poner a cargar el móvil mediante un sistema inalámbrico integrado en la parte inferior del panel central. Este sistema es único en el mercado y por primera vez llega gracias a Mercedes.

Pero sin duda el plato fuerte del coche son sus sistemas de ayuda y seguridad. El nuevo Mercedes Clase E representa un nuevo concepto de inteligencia al volante. Mediante el Drive Pilot, es capaz de leer la carretera y actuar si tu no lo vas a hacer a tiempo. Esto ocurre con el sistema de frenado de emergencia, aplicable en ciudad con coches o peatones que se cruzan, pero también por primera vez en carretera, llegando a ir hasta a 100 km/h el coche si detecta una retención más adelante y considera que no vamos a frenar a tiempo antes de quedarse sin espacio frena automáticamente. En caso de poder evitar la colisión mediante frenado y giro, el sistema nos permite realizar esa maniobra brusca, pero frenándonos el volante para no salirnos de a carretera. Otro sistema importante es el de detección de ausencia de interacción, o por así decirlo, que estamos dentro del coche pero no conducimos. Enseguida empieza a vibrar el volante, pitando después, y por último reduce la velocidad  y pone los cuatro intermitentes habiendo él solo parado en el lado derecho de la carretera independientemente de en que carril estemos, y después llama a emergencias. Por que sí, con el Drive Pilot, el nuevo Mercedes Clase E cambia sólo de carril. Basta con activar el intermitente y si e detector de ángulo muerto no avisa de un objeto el volante girará sólo. 

No podría faltar en el Clase E la eficiencia de conducción. Las motorizaciones iniciales son el 200, gasolina de 184 CV, y dos diésel, 220d de 194 CV y 48.500 euros y el 350d de 61.000 euros y 258 CV con una mecánica V6 de 3 litros. A estas tres opciones se sumarán el 400 4Matic de 333 CV y el 300 de 245 CV, además del modelo híbrido 350e. Hemos podido probar el Clase E 300 y 350d, que nos han dado buenas sensaciones de aplomo y contundencia a la hora de pisar el acelerador, con una marcha en autovía muy suave y refinada, sin apenas ruido de motor. Todo lo mencionado por tanto vuelve a acreditar al nuevo Mercedes Clase E como la berlina más vendida de la historia y ahora como la más inteligente del mercado, continuando con una experiencia de conducción y confort a la altura de su Coeficiente Intelectual. No hace falta ser Albert Einstein para darse cuenta de eso.