Llega la octava generación del buque insignia de Rolls, su joya de la corona en la escasa pero exclusiva gama de la firma de Goodwood, el Rolls-Royce Phantom VIII. Una generación que lejos de romper con el tradicional y soberbio estilo de la marca inglesa sigue la línea, ahora algo más modernizada y tecnológica, dando paso a los nuevos tiempos que corren pero fieles a su filosofía.
Podría parecer que Rolls-Royce ha hecho un copia pega del Phantom VII pero lo cierto es que estamos ante un modelo nuevo por completo. Pesa menos, tiene más tecnología y estrena elementos que no se habían visto hasta la fecha en la limusina inglesa. En el pasado se le había acusado mucho de ser un BMW carrozado por los ingleses, pero eso se acabó. Este Rolls-Royce Phantom VIII es una generación con una plataforma nueva, única para el modelo, que además servirá para las futuras nuevas generaciones de Rolls, incluyendo el Cullinan, su primer SUV. Con esta plataforma de nueva hornada, el Phantom ahora no solo presume de ser más ligero, sino de tener también un 30% más de rigidez.
Con ella el Phantom podrá seguir siendo el majestuoso coche que ha sido siempre, haciendo gala de un confort en marcha sin parangón, un silencio y un refinamiento propios de su clase, que harán que sus ocupantes tengan la sensación de flotar sobre la carretera. Ahora además, Rolls-Royce incluirá en el Phantom VIII la dirección en las cuatro ruedas, permitiendo que esta limusina de más de 5 metros pueda maniobrar con mayor soltura y ser más ágil en curvas lentas. Por supuesto tampoco faltará la suspensión neumática autonivelable, contando esta con un control electrónico de adaptación proactiva, es decir, adaptandose al terreno antes de llegar a él.
El interior del Rolls-Royce Phantom VIII sigue siendo lo mejor del vehículo. Llevará un acristalamiento doble para sus lunas de 6 milímetros, con inserciones de capas de fieltro y espuma de alta densidad en ciertos puntos como las puertas, el maletero o el techo, permitiendo mejorar el asilamiento acústico del interior. Ahora, según la marca, es un 10% más silencioso que antes a 100 km/h.

Rolls-Royce mantendrá todos los infinitos niveles de personalización de su departamento Bespoke y por lo tanta cada cliente podrá hacer único su Phantom VIII, eligiendo pieles, colores, maderas o lo que el límite de la tecnología y el dinero alcance. ¿Su precio? Si lo necesitas preguntar, no lo puede costear.