Asistir a las 500 Millas de Indianápolis es una experiencia para recordar toda la vida. Y no solo por la carrera, sino por el ambiente. Pudimos vivirlo en directo el año pasado y mañana será más o menos igual. Seguro que hasta Fernando Alonso, “frío como un asesino” como dijo Briatore, se emocionó con la exhibición de patriotismo de los estadounidenses, que conmemoraron el Memorial Day.
Ayer domingo se disputó la Indy500 (a las 18:00 hora española), pero antes de que comenzara la prueba hubo mucho que ver sobre la pista. Fue el Memorial Day Weekend porque hoy lunes 29 es el Memorial Day, una jornada festiva en la que los estadounidenses homenajean a sus compatriotas que dieron la vida por la Patria. El año pasado un coro de chicas cantó God Bless America (Dios bendiga a América), y una voz en off arengó a los asistentes sobre el valor de la libertad y el modo de vida americano. Los ciudadanos de EEUU han llegado de todas partes del mundo, pero se sienten unidos por unos ideales con la libertad como eje central, no por cuestiones étnicas.

En la recta de meta hubo muchos militares en formación e incluso veteranos supervivientes de Pearl Harbour. Hasta las latas de cerveza estaban decoradas con las estrellas de la bandera. Cuando suena el Himno a los Caídos todo el mundo se quita la gorra o los sombreros, muchos se llevan la mano al corazón. Silencio total y máximo respeto bajo el sol ardiente del Indiana. En las gradas hay 250.000 personas, más unas 100.000 en el interior del óvalo, donde se celebra un festival de música techno, el Snake Pit.
El 2016 fue el cantante Darius Rucker que tuvo el honor de interpretar el himno estadounidense y, justo cuando terminó, cuatro cazas F-18 sobrevolaron a baja altura la recta de meta. Para entonces la lata me temblaba en la mano. ¡Qué momento tan emocionante, qué exhibición de fuerza y unidad! Igual que en España, o sea.
Ya con los ánimos en todo lo alto llega el turno de los gladiadores, los valientes que pelearon en en la pista. Esto no es un juego, el peligro es real, como quedó patente con el accidente de Dixon. Fernando Alonso nos ha demostrado que además de un genio del volante es un valiente. ¡God Bless Alonso!