Lleva fuera de Ferrari más de veinte años, pero los periodistas se siguen agolpando a su alrededor para conocer sus opiniones. Porque Luca Cordero di Montezemolo (Bolonia 1947) es el hombre que volvió a hacer grande a Ferrari. Dos veces. Hace muy poco declaraba a Sky Sports Italia: “Lo que me entristece actualmente es ver a Ferrari (F1) sin líder. No hay liderazgo y, sobre todo, veo falta de un espíritu fuerte y decidido”.

Estas declaraciones suponen un gancho directo a la barbilla de Frederic Vasseur, quien lleva algo más de dos años como director de la Scuderia de F1.
El equipo italiano no gana el título mundialdepilotos desde 2007 con Raikkonen (por un punto de diferencia sobre Alonso y Hamilton), y Montezemolo fue responsable directo de las últimas etapas gloriosas de la escuadra roja: los mundiales de 1975 y 1977, y muchos años después (2000-2004), de los cinco títulos de Schumacher. Por lo tanto, cuando Montezemolo habla, el mundo escucha.

Una carrera marcada por la pasió
A lo largo de los años hemos sido testigos del revuelo que causa su presencia, ya fuera en los salones del automóvil o en los circuitos. Ferrarista hasta la médula, siempre ha dicho que Ferrari es lo más importante en su vida, después de su familia. Por eso ha sorprendido tanto que haya aceptado un puesto en McLaren Automotive como director de McLaren Group Holdings. La empresa comienza una nueva etapa bajo el control total de CYVN Holdings, con sede en Abu Dhabi.

“Mi corazón es y siempre será rojo, me he convertido en miembro de la junta directiva de McLaren Automotive, que produce coches de calle, y no está involucrado en la F1”, declaró Montezemolo a la agencia de noticias italiana ANSA. Además, McLaren Racing y su empresa matriz McLaren Group sigue bajo el control de Mumtalakat, el fondo soberano de Bahrein.

En mayo, los nuevos dueños nombraron a Nick Collins nuevo CEO McLaren Automotive, de modo que Montezemolo actuará sobre todo como asesor. Sería, por tanto, malintencionado interpretar el nuevo papel del ejecutivo italiano como una traición a su marca, siendo más bien el último asalto (cumplió 78 en agosto) para un genio empresarial y un líder nato.

Una vida de éxitos y reconocimientos
Su nueva función coincide además con un documental que se ha rodado sobre su vida: “Luca, seeing red”, junto al célebre periodista de motor británico Chris Harris. Algún genio dijo que para llegar arriba, lo mejor es empezar arriba. Y estamos hablando de un tipo que ha coronado con el éxito todos los retos que ha emprendido durante su vida profesional.

Tanto es así que algunos medios británicos le apodaban Lucky Luca (Luca el afortunado). Con 26 años ya era director de la Scuderia Ferrari. Un puesto que para cualquiera supondría la culminación de una gran carrera profesional, para él solo fue el punto de partida.
Los inicios de un prodigio
Procedente de una familia noble, estudió Leyes en Roma y después se especializó en derecho internacional en Nueva York. Según le gusta contar a él mismo, todo comenzó en 1971, cuando aún era estudiante y un prometedor piloto de rallies. En cierto programa de radio estaban criticando duramente a Enzo Ferrari, y Montezemolo llamó para defenderle.

Lo que el joven Luca no sabía es que el Commendatore estaba oyendo el programa, y quiso conocer a aquel joven con las ideas tan claras. En 1973 se convirtió en asistente de Enzo Ferrari, quien le designó como director de la Scuderia en 1974. Gracias a la conjunción de talentos como el ingeniero Mauro Forghieri y Niki Lauda, ganaron el mundial de F1 en 1975 y 1977, y después Luca se convirtió en el jefe de comunicación del grupo Fiat.
Un ferrari para cada ferrarista
Fue director del Mundial Italia 90’ y retornó a Ferrari como presidente en 1991, tras la muerte del fundador en 1988. Su llegada supuso un momento crucial para la marca. La Scuderia llevaba desde 1979 sin ganar el Mundial y los coches de calle adolecían de una clara falta de calidad.

Cuenta que, en su primera reunión con el comité de dirección, le preguntaron sobre su nuevo coche de empresa, un 348 amarillo: “¿Que tal, fantástico?”. Y él respondió: “Yo soy un cliente. Sé bien los problemas que tiene el coche y los he apuntado en una lista”. El tiempo le ha dado la razón, porque el 348 es el modelo V8 de la marca peor valorado por los aficionados, y en cambio su sucesor, el F355 lanzado en 1994, está considerado un deportivo extraordinario.
Innovación y deportivos icónicos
Otra decisión brillante fue volver a introducir en la gama un deportivo biplaza con motor V12 delantero (550 Maranello de 1996), que compartía plataforma con el 456 de 1992. Esto enlazó con su política de ofrecer “un Ferrari para cada ferrarista”.

Unos más radicales, otros más amplios y cómodos, pero siempre con la magia, la tecnología y las prestaciones siderales que se esperan de un coche de Maranello. En el terreno deportivo, el éxito tardó más en llegar, pero cuando lo hizo fue en tromba, gracias a los cinco campeonatos de Michael Schumacher (2000-2004) y el ingeniero Ross Brawn.
Liderazgo en tiempos difíciles
En 2004, cuando Montezemolo fue nombrado presidente del Grupo Fiat, muchos daban por muerta a la multinacional italiana, abrumada por las pérdidas y la caída de las ventas. Pero una vez más su receta de creatividad, determinación y coraje, y la fundamental contribución de Sergio Marchionne, permitió a la multinacional reconducir la situación.

Entre 2004 y 2008, Luca ocupó además la presidencia de Confindustria, la patronal italiana. Alguna vez ha declarado: “lo mejor que puedes hacer es buscarte como segundo a alguien que sea mejor que tú”. Eligió a hombres de confianza como Sergio Marchionne (CEO de Fiat Group y de Ferrari), Amadeo Felisa (consejero delegado de Ferrari) o Stefano Domenicali (director de la Scuderia de F1). Los tres eran talentos reflexivos y discretos, opuestos al tópico del italiano fanfarrón.

La fórmula uomo y el valor del equipo
Según sus propias palabras, a Montezemolo le gusta rodearse de gente “que tenga pelotas”. Sabe buscar pasión y entusiasmo para sacar lo mejor de cada uno de sus subordinados, y quiere que estén orgullosos de formar parte de una gran marca.
Su iniciativa hizo posible la llamada fórmula Uomo (hombre en italiano), un conjunto de medidas encaminadas a crear las mejores condiciones posibles para los trabajadores. En la fábrica se crearon instalaciones iluminadas con luz natural, jardines o restaurantes donde todos los empleados comen juntos, sin distinción de cargos.

Tanto es así que durante su mandato Ferrari fue elegida como la mejor empresa del país para trabajar en ella. Y además de todo esto, siempre ha sido un tipo muy mediático, un gran comunicador.
Estilo y personalidad
Habla inglés con un marcado acento italiano que, con toda seguridad, no tiene ningún interés en camuflar. Es elegante y consciente de la importancia de la imagen. No obstante, la formalidad rígida no es su estilo, y con frecuencia combina sus trajes con las mismas camisas soft roll collar (con cuello blando) de la marca Brooks Brothers que llevaba Giovanni Agnelli.
Un directivo alemán nunca vestiría como él. Como le ocurría a Enzo Ferrari y a muchos ferraristas, otra de sus debilidades han sido las mujeres. Suele establecer paralelismos entre un Ferrari y una hermosa dama, e incluso ha llegado a decir que el motor es el “órgano sexual” de sus coches. Una de sus relaciones más importantes, que duró diecisiete años, la mantuvo con la bellísima Edwige Fenech, conocida por protagonizar películas sutilmente eróticas en los 70.
La familia y la vida personal
Recuerdo ver a nuestro protagonista en vivo durante una rueda de prensa en Italia, cuando hizo una comparación políticamente incorrecta. Así que un periodista le preguntó: “usted ha dicho que un Ferrari es como una mujer… ¿cómo debe ser una mujer?” Montezemolo sonríe y responde:
“Lo que he dicho es que un Ferrari es como una mujer hermosa. Bueno, no lo sé, hay muchas mujeres fantásticas en el mundo, pero te diré algo. Puedes quedar con una chica e ir con ella a cenar, y puede que cuando la conozcas te guste o puede que no, quizá te decepcione. Pero el LaFerrari nunca te decepcionará…”.

Cuando se casó en 2000 con Ludovica Andreoni (quince años más joven), Gianni Agnelli fue su padrino y le regaló un Ferrari único: un 360 “barchetta” (con el parabrisas y los cristales laterales más bajos) de color gris metalizado. Fruto de ese enlace nacieron dos niñas y un niño.
Además, tiene otros dos hijos mayores: Matteo de su primer matrimonio (se casó en 1975, a los 27 años) y Clementina, de su relación con la periodista Barbara Parodi. En 2018 se separó de Ludovica, el mismo año en que vendió su participación en ItaloNTV (trenes de alta velocidad) por 240 millones de euros.

El último baile
A un personaje con esta biografía le faltaba una película, y eso es lo que ha dirigido Manish Pandey, el productor del sensacional documental sobre Senna (2010) y director de Lucky! (2022) sobre Bernie Ecclestone. Manish comentó al periodista Chris Harris que estaba preparando algo sobre Montezemolo, y quería un enfoque diferente al de Lucky!

Quizá una segunda voz en segundo plano que ayudara a sacar adelante la historia. Meses después, Harris fue a Roma a conocer al italiano, y congeniaron. Lo explicaba recientemente en la revista británica Motorsport, aportando deliciosas anécdotas:
“(el documental) no es una biografía repleta de datos: es una carta de amor a un hombre con el que tanto Manish como yo nos sentimos profundamente privilegiados de haber compartido tiempo. Como cualquiera sobrecargado de carisma y talento, es complejo e inspirador. No tolera a los necios y tiene muy claro lo que considera correcto y lo que no”.

Y añade: “es un hombre sonriente. Le encanta reír y bromear. Quiere salir de una habitación sabiendo que hizo sentir mejor a todos de lo que estaban cuando llegó. Quizá, por encima de todas sus demás habilidades, ese sea su don más auténtico. La gente simplemente lo adora”. Harris compartió varias semanas con Luca en Roma y en su villa en las colinas sobre Bolonia.

“Y adora a los animales. En la villa viven Alex, su enorme perro boyero de Berna, y su rebaño de vacas Angus que cuida su hijo menor, Lupo. Conoce a cada oveja, cabra y gallina por su nombre, y es evidente que los adora a todos. Y luego está Gina, la burra. “Es fantástica”, dice siempre cuando se menciona su nombre, con una enorme sonrisa.

Gina también le tiene tomada la medida: rara vez hace lo que él le pide. Conocí a Luca por primera vez cuando jugaba a ser una estrella del rock en el escenario de Ferrari; la última vez que lo vi, estaba gritando: “¡Gina, Gina!” a una burra traviesa. Si juntas ambas escenas, tienes la esencia del hombre más interesante que he conocido en mi vida profesional”. Luca, seeing red se estrena en el Reino Unido el 25 de septiembre.