¿Por qué nos gustan los coches? Para mí, cuando era un niño, el fútbol ofrecía recreación, la natación diversión y el tenis mucha frustración a nivel deportivo. Pero los coches ofrecían libertad. Me gustaba su estilo, antes incluso de comprender el concepto de diseño. Sabía que un Type E y que un DS eran bonitos y que un Holden no lo era.
Luego está la tecnología. Los coches son la más increíble y compleja pieza de tecnología que posiblemente jamás vaya a adquirir uno. Esto se debe, en parte, a la versatilidad de los mismos. Los ingenieros deben entenderlo todo, desde la aerodinámica hasta la termodinámica, desde la seguridad hasta la adherencia en curva. También trabajan con todo tipo de materiales, goma, acero de nueva generación, rodio, platino, aluminio, etc. Son, por tanto, igual de complejos electrónicamente hablando, que cualquier otra máquina. Los coches son extraordinarios y se están volviendo más tecnológicamente alucinantes cada año.
La otra razón por la que me gustan los coches es porque me gusta conducir. Tienes el control de un amasijo de metal, un motor más potente que una cuadra de sementales, una creación humana que respira y gruñe, que proporciona una respuesta constante, con más vida que cualquier otra máquina. Y lo mejor es que uno puede ir dónde quiere, cuando quiere.
La conducción es, normalmente, igual de placentera que el viaje. Uno no conduce por una carretera solo para ir a un sitio, lo hace porque es divertido. Pero ahora, claro está, la conducción está en peligro. En unos 20 o 30 años, puede que no quede ni rastro de ella. Los coches autónomos son una decepción, todos presumiendo de habitáculos que más que cockpits diseñados para la conducción, parecen salas de estar.
Es cierto que harán de las carreteras un lugar más seguro, mejorarán la fluidez del tráfico, proporcionará movilidad a los mayores, los jóvenes, los enfermos y los más débiles. Los coches autónomos serán, en muchos sentidos, un avance.
Pero, aun así, todo apunta a que los coches del futuro serán meros objetos digitales deshumanizados, que nos transportarán de un punto A, a un punto B de la manera más eficiente posible. Todo mientras Google, Amazon, Microsoft, Uber, etc. nos guían, rastrean, analizan nuestros trayectos y lo utilizan para desarrollar anuncios más eficaces. Algunos verán esto como un muy útil servicio al cliente, pero otros como yo, lo encontramos una estrategia de ventas muy intrusiva. ¿Se permitirá también que la policía, el Gobierno y la CIA nos monitoricen?
Los vehículos autónomos convertirán a las personas –a los conductores– en números, en pura información analizable, tal y como lo hacen hoy en día Facebook, Google y Twitter. Sabrán dónde vamos, a quién visitamos, dónde paramos; y por supuesto, al igual que todo lo relacionado con la conducción autónoma, esta información será hackeable.