Lexus ya tiene su sitio entre las berlinas de lujo, además es la marca que mejor ha sabido ver la fiebre que despiertan los híbridos. Su cupo de éxito e innovación está más que cubierto, pero la marca quiere más, y con el Lexus RC-F va más lejos, y lo hace porque en su punto de mira ha puesto a un mito histórico: el M3 Coupé, ahora conocido como M4.
Este cupé es el primer Lexus verdaderamente deportivo desde el lanzamiento del LFA y si tiene solo una décima parte del sonido y precisión del superdeportivo, quizá sería el arma definitiva contra los alemanes. Para comprobarlo estamos camino de Monticello Motor Club, una pista que se encuentra a 90 minutos al norte de Nueva York. En el diseño del RC-F hay algunos ecos del espíritu del LFA, aunque en lugar del frontal tipo Supra que tenía el deportivo de motor V10, el RC-F asusta a los niños con una parrilla tremenda capaz de devorarte. La carrocería tiene pronunciados pasos de ruedas que cubren llantas de aluminio forjado y cuatro escapes en la trasera.
Lo primero que nos encanta es el sonido de esta mecánica, realmente impresionante en toda su gama de revoluciones. El motor toma como base el V8 5.0 que equipaba el Lexus ISF, y que montará también la futura versión del nuevo modelo. Con cinco litros de cilindrada, gana 54 CV para rendir 477 en total, frente a los 431 CV del seis cilindros de BMW, los 450 del V8 del Audi RS5 o los 457 del V8 del Mercedes C AMG. El Lexus alcanza los 100 km/h en 4,5 segundos, y tiene una curva de par con suficiente fuerza como para arrastrar una locomotora. El cambio automático tiene ocho marchas, y no hay opción manual, así que, ya en el circuito, jugamos con las levas para mantener el motor en su mejor momento. A ello ayuda una dirección impecable. Los discos de freno, aunque son de acero, permiten exprimir con precisión cada frenada y aguantan muy bien el sobrecalentamiento.
El coche, muy brillante en circuito, se siente mucho mejor en la carretera. El RC-F estrena amortiguación de dureza variable que permite un confort de berlina en su posición más cómoda. El V8 canta con su mejor gospel y, si queremos calmarlo, baja de revoluciones y susurra, y todo ello sin sistemas de sonido asistidos y con un rugido real. Una de las pegas del Lexus RC-F podría ser su consumo, aunque Lexus hace que el motor trabaje a bajas revoluciones con el ciclo Atkinson de menor carga de gasolina, lo que permite que su motor 5.0 gaste 10,2 litros en homologación que se convertirán en algunos más en carretera.
El interior es muy bueno, con una calidad extraordinaria y unos asientos de primera clase de aerolínea de Oriente Medio: inmejorables. En la consola hay un touchpad similar al de un ordenador portátil con el que elegir las funciones en la pantalla que destaca su sencillez de uso.
Este no es un coche diseñado para citarse con sus rivales en cada ocasión, sino para ganarse a sus propietarios, y en un mundo donde en un 90% de las ocasiones necesitamos desplazarnos y solo en un 10%, con suerte, divertirnos, este Lexus RC-F es el mejor compañero posible. La bestia cuesta en España 86.700 euros en versión Executive, 98.500 para el Carbon Package y 99.500 para la versión Luxury. Atenta la competencia del club de las Altas Prestaciones, Lexus coloca un deportivo que hará que se venda algún cupé alemán menos…