El fabricante ha buscado enlazar dos mundos, el diseño de un monoplaza de los años 50 junto con la tecnología eléctrica del presente; este ha sido el resultado, el cual veremos en directo en el Concurso de la Elegancia de Pebble Beach.
A pesar de que la estética exterior se inspira en la de un Morgan, debajo del capó respira un motor eléctrico, el cual realiza un 0-100 km/h en solo 5,5 segundos junto con una velocidad máxima de 168 km/h. La parrilla delantera que caracteriza los modelo de Infiniti aparecerá en la parte frontal del monoplaza.

El tren de potencia eléctrico es similar al que monta el Nissan Leaf (de la segunda generación), de 150 CV y 320 Nm, el cual será revelado en el próximo Salón de Fráncfort-el cual tendrá lugar en septiembre-. Con unas dimensiones de 4.330 mm de largo y 1.820 mm de ancho, es 90 mm más corto que el Infiniti Q30 pero 15 mm más ancho. La altura del monoplaza se establece en los 910 mm de alto.
El peso en vació es de 890 kg. Su diseño exterior se ensambla de manera retro, así como el empleo de paneles de acero para el chasis y los paneles de la carrocería hechos a mano. El monoplaza no dispone de dirección asistida. El nombre del monoplaza es producto del número del modelo de la gama; 9, número que en japonés se pronuncia «Kyoo«, haciendo referencia a la nomenclatura «Q» de la marca.
Comenzando su vida como simples trazos en un boceto, el monoplaza representa cómo luciría un Infiniti de carreras en los años 50; a su vez, representando una unión entre el pasado del automovilismo y lo que será el futuro dentro de los vehículos con motorizaciones más eficientes y limpias.
El jefe de Infiniti, Roland Krueger, afirmó que «lo que empezó como una idea gestada en las horas después del trabajo, creció hasta convertirse en el prototipo que veis hoy; nuestros diseñadores e ingenieros están emocionados por crear un concepto de los vehículos del pasado; un nexo con nuestros orígenes».