El Hyundai Ioniq 6 N ha irrumpido en escena como un misil eléctrico con traje de cuatro puertas. Su presentación en el Goodwood Festival of Speed 2025 dejó claro que ya no basta con hablar de eficiencia o sostenibilidad: la nueva era eléctrica también puede ser brutalmente emocionante.
Con 650 CV, un 0–100 km/h en 3,2 segundos y una velocidad máxima de 257 km/h, el Ioniq 6 N no es un simple derivado deportivo. Es una reinterpretación eléctrica del ADN de la división N, pensada para quienes aún sueñan con cronómetros y curvas enlazadas.
De la pista a la calle: tecnología N para conductores de verdad
En Hyundai han entendido que electrificar no significa despersonalizar. Por eso, el Ioniq 6 N incorpora sistemas diseñados para mantener viva la conexión emocional entre conductor y máquina.

El sistema N e-Shift simula cambios de marcha con interrupciones de par, levas al volante y una respuesta dinámica que recuerda a un buen doble embrague. Y gracias al N Active Sound+, el coche emite un sonido sintético configurable que recrea desde motores térmicos clásicos hasta pulsos de ciencia ficción. Todo pensado para provocar una sonrisa en cada aceleración.
Doble motor, 650 CV y batería de 800 V: rendimiento sin compromiso
Bajo la silueta estilizada del Ioniq 6 N se esconde un tren motriz eléctrico de doble motor que entrega 650 CV y 770 Nm, con un extra de potencia disponible durante 10 segundos a través de la función N Grin Boost. Esta ráfaga permite explotar todo su potencial en adelantamientos o tramos de circuito.

La batería de 84 kWh, compartida con el Ioniq 5 N, admite recargas ultrarrápidas gracias a su arquitectura de 800 V: de 10 % a 80 % en menos de 18 minutos con cargadores de 350 kW. Pero lo más impresionante no es la autonomía, sino la constancia de su rendimiento incluso después de varias vueltas en circuito.
Diseño agresivo y detalles funcionales: un N con identidad propia
Visualmente, el Ioniq 6 N se desmarca con un lenguaje musculoso, pasos de rueda ensanchados, difusores funcionales, un nuevo alerón de tipo cuello de cisne y detalles en color rojo que acentúan su carácter competitivo. El resultado es un coche que no necesita rugir para imponerse.

El bastidor ha sido revisado a fondo: suspensión adaptativa, frenos sobredimensionados, dirección recalibrada, neumáticos específicos y un sistema de refrigeración intensiva para soportar la exigencia del circuito. Todo gestionado por el N Track Manager, que permite registrar sesiones de conducción deportiva con precisión milimétrica.