Michimasa Fujino se sentó en su cama una noche en 1997, buscó la pieza más cercana de papel en blanco, que resultó ser la parte de atrás de una página de un calendario de pared, y dibujó el HondaJet antes de que lo olvidara. Lo del poder de los sueños no es solo una campaña de marketing… El propio Soichiro Honda estaba obsesionado con ellos y de hecho llamó “Dream” a su primera serie de motocicletas. En CAR hemos estado obsesionados con el HondaJet desde que lo vimos por primera vez, hace una década. No somos expertos en temas aeronáuticos pero, como buenos entusiastas, siempre hemos apreciado todo aquello que tenga un motor y vaya rápido. Quizás por eso nos gusta tanto Honda y su gran gama de productos.
Pocas marcas en el mundo alcanzan sus cifras, ya que la producción de la totalidad del grupo Honda, en todo el mundo y durante el periodo comprendido entre el 1 de abril de 2016 y el 31 de marzo de 2017, ha sido de 28.810.000 productos terminados. De los que 17.661.000 corresponden a motocicletas (606.000 más que en el mismo periodo de 2016), 5.028.000 a automóviles (285.000 más) y 6.121.000 a equipos de fuerza (156.000 más).
No obstante, al igual que otros fans de Honda no podemos dejar de preguntarnos cómo una empresa que lo hizo tan bien con la Super Cub, el S600 o el motor del McLaren de Ayrton Senna, todavía no ha dado con la tecla para darle un corazón que lleve a Fernando Alonso a lo más alto. Está claro que no podemos esperar que una gran corporación siempre acierte, pero de lo que no podemos dudar es de su capacidad de superación, la misma que les ha llevado a aumentar el beneficio operativo un 67%, con unos beneficios de explotación que han alcanzado los 6.904,4 millones de euros.
NUEVOS HORIZONTES
Al igual que el robot Asimo, el HondaJet nació de la irreductible voluntad de la compañía que, a mediados de los años ochenta, buscaba nuevos proyectos, aunque su recuperación no fuese muy evidente a corto plazo. Honda pensó que podían desarrollar un jet muy ligero (VLJ), principalmente para el mercado americano. Un VLJ puede volar en alrededor de 5.000 aeropuertos en Estados Unidos, así que se pusieron manos a la obra ante una demanda minoritaria pero muy adinerada. Fue entonces cuando descubrieron que el diseño de aeronaves es un negocio sorprendentemente lento.
La mayoría de los “nuevos” aviones son desarrollos de los antiguos, y Honda tenía en mente un diseño totalmente radical. Al final el proyecto se quedó en la nevera durante un tiempo hasta que el HondaJet realizó su primer vuelo el 3 de diciembre de 2003, en el aeropuerto internacional Piedmont Triad, en Carolina del Norte (EE UU).
EN LA PISTA DE DESPEGUE
El dibujo a lápiz en la parte posterior de enero ahora se coloca delante de nosotros, que caemos rendidos ante un avión de unos cuatro millones de euros, construido, como los buenos deportivos, en fibra de carbono y aluminio. Para cualquier ojo inexperto el HondaJet no parece muy diferente a sus rivales. Los motores están en el mismo lugar, pero la gran diferencia es que no están montados en el fuselaje sino en sendas columnas o vigas que se elevan desde las alas. Este tipo de estructura no es del todo nueva, el avance de Fujino fue imaginar una manera de montar los propulsores para mejorarlo todo.
Las alas funcionan mejor, el fuselaje es más aerodinámico, la velocidad máxima, de 777 km/h, es hasta un 25% superior a la de algunos competidores, y el consumo de combustible se ha reducido en un 17%. Los motores también son nuevos y se han desarrollado en colaboración con General Electric. Su reducido tamaño también ayuda a reducir las emisiones frente a la competencia. Otra de las ventajas de este sistema es que, debido a que los motores ya no están directamente conectados a la cabina, el silencio en el habitáculo es mucho mejor, y no tener que incorporar una estructura de soporte para los motores significa que hay un 20% más de espacio.
La mayor parte de ese espacio extra se ha utilizado para incorporar un aseo con una puerta corredera. No es broma, te sorprenderás al saber que la mayoría de los VLJ tienen un pequeño inodoro que se separa de la cabina con una cortina de baño… En palabras del propio Fujino: “El baño es una ventaja competitiva significativa”.
Este HondaJet ha llegado a Londres desde la fábrica de Carolina del Norte, haciendo paradas en Groenlandia e Islandia. Para entrar tienes que subir los tres escalones de la puerta de la escalera. En el interior hay dos asientos para los pilotos, un asiento plegable frente a la puerta y cuatro sofás de pasajeros uno frente al otro. Dentro huele a Bentley y su diseño se parece al de un Lexus, con láminas de madera por todas partes, moquetas de primer nivel y suave cuero.
Es difícil no hacer comparaciones con el nuevo NSX. Ambos se hacen en EE UU y los dos utilizan una construcción de aluminio novedosa: fundición de ablación para el NSX, y alas de aluminio sólido para el HondaJet, sin remaches que perjudiquen el flujo aerodinámico. Nuestro piloto afirma que volar con este Honda es toda una revelación, algo parecido a usar un iPhone por primera vez. No obstante, el HondaJet tiene los más altos niveles de pilotaje autónomo.
MUCHO MÁS RÁPIDO QUE UN NSX
Por seguir comparándolo con el NSX, está claro que los dos también comparten la pasión por la velocidad. El procedimiento de arranque es más o menos similar. Tienes que pisar el freno –cerámicos en opción para el NSX– y poco a poco ir acelerando. Al principio el NSX es más rápido, fulgurante, pero HondaJet, casi sin ninguna vibración, empieza a coger velocidad hasta que comienza a separarse del suelo. Conviene matizar que este avión apenas necesita 1.220 metros de pista para despegar y 915 metros para aterrizar, siendo uno de los aviones más eficientes del mercado.
También la capacidad de aumentar 1.216 metros de altura por minuto desde el despegue, consiguiendo llegar a su altura de crucero en menos de 8 minutos Las mayores innovaciones de Honda siempre han sido para las masas, pero alguna vez han deleitado a las élites con productos como el NSX. El HondaJet va por ese camino, ya que está dirigido a personas con mucho saldo en el banco, pero que también saben valorar y optimizan su tiempo al máximo. Quién sabe, quizás algún día unos bocetos de media noche nos lleven volando hasta Málaga…