Prelude significa mucho para Honda. Es una de las insignias más longevas de la compañía, que se ha ganado mucho afecto en los 46 años transcurridos desde su lanzamiento. Siempre fue elegante, deportivo y tecnológicamente avanzado, pero es un nombre que ha permanecido inactivo durante más de 20 años.
Por eso fue una sorpresa y un honor que Tomoyuki Yamagami, ingeniero de Honda durante muchos años, recibiera la llamada para construir uno nuevo. Yamagami ha trabajado en la división de I+D de Honda desde 1998, probando e ingeniando una amplia variedad de modelos antes de dirigir proyectos de mayor envergadura como la décima generación del Accord de 2017 y el Civic actual. «Cuando me dieron la responsabilidad de desarrollar un coche así, pensé: ¡menos mal que empecé a trabajar en Honda!», sonríe mientras nos guía por el Prelude Concept. El modelo de producción que sucederá al concept será el próximo híbrido de Honda en Europa y su lanzamiento está previsto para finales de 2025.
Conocí a Yamagami en julio, en el Festival de la Velocidad de Goodwood, poco después de que el Prelude llegara a Europa por primera vez. Es un entusiasta de los coches de toda la vida, aunque eso no es todo. Es propietario de un Porsche 911 de la generación 993 y de un rarísimo Honda Accord Type R, y tiene una gran variedad de aficiones prácticas, como las maquetas de coches, el bricolaje, la costura y el mantenimiento de vehículos.
«La intención de Honda no era crear un sucesor del Prelude», afirma Yamagami, «pero estamos evolucionando hacia una sociedad más electrificada y con bajas emisiones. A medida que lo hacemos, vemos más SUV en el mercado, porque es la aplicación más sencilla que se puede hacer de la electrificación. Sin embargo, creemos que todavía hay gente que busca un modelo deportivo, no solo por sus prestaciones, sino también por su aspecto. Esa era nuestra intención. En una época en la que todo el mundo habla de electrificación y bajas emisiones de carbono, queríamos expresar el ADN de Honda y ofrecer un auténtico placer de conducción. ¿Qué coche puede expresarlo mejor que un cupé deportivo?»
Al igual que las anteriores generaciones del Prelude, cuyo ADN estaba vinculado al Civic y al Accord, es probable que esta nueva se apoye en el Civic híbrido actual. Además, Honda insiste en que no se tratará de un deportivo radical, al contrario de lo que se especuló tras la presentación del prototipo en el Salón del Automóvil de Tokio del pasado otoño.
La atención se centra en la forma y el estilo del coche. «Buscábamos una postura amplia», afirma Yamagami. «Con los hombros traseros, queríamos una buena silueta que pudiera verse a través de los retrovisores».
La plataforma del Civic es una buena base para un coche pensado más para el conductor que para el pasajero, con un buen comportamiento, independientemente de si se trata del ahorrador híbrido o del duro Type R. En este sentido, la instalación de frenos Brembo indica que Honda no espera que el nuevo Prelude sea precisamente lento.
Visualmente, hay elementos del Prelude Concept sobre los que podemos discutir. Hay matices de diseño Toyota en la parte delantera, especialmente en la banda en forma de ala que se extiende a lo ancho del frontal. La inscripción rizada «Prelude» en la parte trasera podría ser un guiño al Mk4 de 1991, pero no encaja con el resto del coche.
Pero no podemos discutir la simplicidad de sus formas. Es un refrescante antídoto para la sobrecarga de SUV del mercado.
«Está diseñado para ser bajo y ancho», dice Yamagami. «Nos hemos inspirado en los planeadores y nos hemos asegurado de no incluir muchos artilugios en el diseño. Estos rompen el equilibrio y el silencio de un buen diseño, así que hemos puesto mucho énfasis en la estética de la tecnología. Nos imaginamos a un cliente que utiliza el coche no solo en los circuitos, sino a diario», afirma Yamagami. «Debería atraer a un amplio abanico de edades, desde la Generación X a la Z«.
«Desarrollar un coche es extremadamente difícil, sea del tipo que sea», afirma Yamagami. «Hay tantos caracteres diferentes, tantas opiniones distintas, y hay que unificarlas para crear un solo modelo. «Cuando hacemos un coche, partimos de una cosa que se llama ‘concepto básico’. Es algo así como el nombre del proyecto de desarrollo. No sé si se traduce muy bien al español, pero para el Prelude el eslogan fue ‘deslizamiento definitivo’. Es la idea de que tus posibilidades son infinitas: da la sensación de que quieres conducir todo lo posible, puedes ir a cualquier parte o hacer cualquier cosa con este coche».