En Alfa han trabajado duro durante años para crear el Giulia, el coche que debe devolver a la marca italiana a la primera división en el mercado de berlinas. Para lograr el mayor impacto en el momento de su lanzamiento, el Giulia se vio por primera vez en su configuración QV, con el poderoso motor 2.9 V6 biturbo de 510 CV. Es una máquina sensacional, con tracción trasera y lo más parecido a un Ferrari de cuatro puertas (ver prueba en Car de noviembre) pero también tiene un precio prohibitivo, 86.600 euros el manual. Las otras opciones hasta ahora era el Giulia básico (desde 27.900 euros para el diesel 150 CV incluyendo oferta) y el Guilia Super (diesel de 180 CV y gasolina de 200 CV, desde 35.000 euros). Pero a medio camino llega el Giulia Veloce.
El Giulia más deseable sin llegar al exceso del QV es el nuevo Veloce. Esta es una denominación clásica en la marca que ya han llevado otras versiones deportivas en el pasado, como el cupé Giulia Sprint GT Veloce de finales de los años 60. El Giulia destaca sobre todo por sus cualidades dinámicas, un modelo para quienes quieren disfrutar al volante. Con tracción trasera, es muy equilibrado, dispone de un chasis muy ágil y preciso y de una dirección realmente rápida.
Exteriormente el Giulia Veloce se distingue por su parachoques específicos o el difusor trasero, con las dos salidas de escape integradas. Para el interior, con unos preciosos asientos deportivos de serie, se puede elegir entre tres colores del cuero. También incluye sistemas como el de frenada automática de emergencia.
Hay dos versiones del Giulia Veloce, ambas con cambio automático de ocho velocidades y tracción total: el turbodiesel 2.2 de 210 CV (51.150 euros) y el 2.0 turbo de gasolina de 280 CV (54.000 euros). Esta última mecánica debuta en este modelo. Con ella el Veloce es realmente rápido, pasa de 0 a 100 en 5,2 segundos y alcanza 240 km/h. El consumo medio homologado es de 6,4 litros a los 100 km. En nuestra breve toma de contacto pudimos comprobar que el 2.0 turbo sube de vueltas con rapidez y alegría y ofrece mucho par. La curva de par no es plana sino que sube progresivamente, como ocurre en los motores atmosféricos, lo que se suele asociarse a un mayor placer de conducción. El potencia máxima de 280 CV la alcanza a las 5.250 rpm., y el par máximo de 400 Nm a 2.250 rpm. Lo único objetable es que no pasa de 5.500 rpm. aproximadamente, y puestos a pedir nos gustaría que la zona roja estuviera más arriba. En cualquier caso se disfruta mucho con su empuje y su bonito sonido, que anima al conductor a subir de marcha una y otra vez.
El motor diésel 2.2 de 210 CV también anda muy bien pero naturalmente ni transmite tanto ni es tan rápido de reacciones. Acelera de 0 a 100 en 6,8 segundos y el consumo medio es de 4,7 litros a los 100 km. El 2.2 de 180 CV que habíamos conducido en Madrid nos pareció ruidoso, pero este sin embargo no. Nos dijeron que quizá era un problema al ser aquella una unidad preserie.
La avanzada tracción total Q4 ha sido desarrollada para que el coche se siente como un tracción trasera (100% del par atrás en condiciones normales), y con mucho éxito. Solo pasa tracción delante, hasta un máximo del 60%, si se pierde tracción en el eje posterior. Pudimos conducirlo además bajo una lluvia torrencial, y nos sorprendió por su sensacional motricidad y por su fluidez, sin tirones ni reacciones extrañas. Y permite además jugar con el eje trasero con gran seguridad. En definitiva el Giulia Veloce tiene cuatro puertas pero es un deportivo de verdad, un automóvil bello y pasional que dará muchas satisfacciones a sus dueños.