Los clásicos están igualando a las obras de arte en las subastas. Apenas quedan modelos cuya cotización no crezca como la espuma año tras año. Incluso modelos de calle aparentemente normales en el mercado de segunda mano empiezan a subir de precio sin que el usuario medio pueda disfrutar de un buen coche con sus años, a un precio razonable. Pero la guinda de este caro pastel la ha vuelto a protagonizar la marca de Maranello. Ferrari ostentaba el récord del coche más caro del mundo en subasta, un 250 GTO de 1962 vendido por Bonhams por 28 millones de euros, en el Pebble Beach Concours d’Elegance de 2014. Ahora, el récord sigue siendo para un Cavallino, el Ferrari 335 S Spider de 1957 y los 32 millones de euros que se han pagado en la subasta del Retromobile de París.
Este Ferrari 335 S Spider, con número de chasis 0674, integra los principales elementos racing que todo coleccionista ansía. Ha sido pilotado ni más ni menos que por leyendas como Mike Hawthorne o Sir Stirling Moss. En su primer año de competición, Wolfgang von Trips consiguió auparlo hasta el segundo cajón del podio en la mítica Mille Miglia, mientras que el británico Peter Collins y Maurice Trintigant lo llevaron hasta la sexta posición en las 12 horas de Sebring. Incluso, registró la vuelta rápida en las 24 horas de Le Mans (aunque más tarde se retiró a las 56 vueltas). Luigi Chinetti, primer importador de Ferrari en USA y fundador del North America Racing Team, también ha sido uno de los privilegiados en poseer este Ferrari 335 S Spider. Atendiendo a todo esto, parece que su espíritu de competición queda altamente demostrado. Nuestros espías en París dicen que el afortunado y millonario comprador es el futbolista Lionel Messi. Que pase el siguiente.