3 días probando el Volkswagen California
Roadsurfer, una empresa de origen alemán que se dedica al alquiler de campers de alta gama por días, llegó hace unos meses a España. Su concepto es interesante: disponen de una gran flota de Volkswagen California y Mercedes Marco Polo nuevas que se alquilan por días. Se trata de vehículos que vienen totalmente equipados. Además, no hay límite de kilometraje diario. Estas condiciones se traducen en que la libertad ofrecida al usuario es prácticamente ilimitada.
La pandemia nos ha cambiado muchas cosas, y una de ellas ha sido obligarnos a limitar las relaciones sociales hasta que se vuelva a la normalidad. Por ello ir en camper es una de las opciones más apreciadas para poder viajar adónde quieras manteniéndote en tu propia burbuja. Al fin y al cabo, tu vehículo hace casi todas las funciones de casa con la ventaja de tener ruedas y poder llevarte adónde quieras sin apenas limitaciones.
Si el sector camper ya estaba en pleno crecimiento antes del covid, este virus no ha hecho sino dar un impulso extra a esta tendencia. Aunque no todo el mundo puede o quiere permitirse adquirir un vehículo de estas características. Es aquí cuando la opción alquiler por días es una alternativa.
A mi me gusta ir de hoteles y conducir deportivos. Pero uno tiene que abrir la mente de vez en cuando, y así lo hago de vez en cuando. Hace unos meses, viví mi primera experiencia con una autocaravana.
La cosa no fue del todo mal, así que tras ofrecerme una Roadsurfer, no lo dudé. “Cariño, nos iremos de escapada camper”. Y es que como no podía ser de otra forma, siempre me escapo con mi mujer, Baiba. Da igual si vamos de escapada con un Nissan GT-R, en un viejo Golf, o andando: el entusiasmo siempre es el mismo.
Así que llegado el día indicado, nos preparamos la maleta, y nos vamos a recoger la Roadsurfer.
Roadsurfer: una plataforma con bases por toda Europa
Es primera hora de viernes y llegamos a la base de Roadsurfer en Castelldefels. Allí, en una nave llena de Vw Californias bicolores decoradas con vinilos de la empresa, nos reciben amablemente. En apenas 15 minutos nos explican todos los secretos de nuestra compañera de viaje en los próximos 3 días.
Además de la cocina, las 2 camas de matrimonio, la nevera, la pica de agua y la ducha exterior, esta California viene también con una caja preparada con todos los utensilios de cocina necesarios para hacer vida a bordo. Desde una cafetera, platos, cubiertos y tazas, a un pelador de verduras o algo extremadamente importante: un abridor de botellas de vino. Esto pinta bien.
En nuestro caso, recogeremos y devolveremos la furgoneta en la misma base. Roadsurfer planea en un futuro tener varias bases por Europa para así poder recoger y devolver tu furgoneta en la base que te convenga.
Cada furgoneta, un nombre
Tras las explicaciones pertinentes subimos nuestras maletas y ponemos a Anna Amanecer en marcha. Anna Amanecer es el nombre de nuestra camper. Y es que Roadsurfer bautiza cada uno de sus vehículos con el nombre de su primera clienta seguido de un apellido elegido por el usuario que empiece con la misma letra que el nombre.
Imaginamos que en cualquier caso este sistema tendrá sus mecanismos de filtro por parte de la empresa, sino de buen seguro habría Roadsurfers con nombres de lo más graciosos pero también inapropiados. Respecto a la combinación, esta se presenta bicolor gris y azul como el de mis zapatillas, con los dibujos corporativos en vinilo blanco. El aspecto es fresco y bastante alegre.
Una vez en la carretera la California no tiene secretos para mí. Al final, sea California, Caravelle, o transporter, he realizado miles y miles de kilómetros al volante de esta plataforma. Y no tengo mucho que comentar: su comportamiento es excelente.
En el caso de nuestra Anna Amanecer, como todas las California de Roadsurfer, vienen en una configuración infalible: motor 2.0 TDI de 150 CV vinculado al cambio DSG. La comodidad al volante es total, y una vez estás circulando ni te acuerdas que “llevas una casa a cuestas”.
Sin rumbo y sin destino
Mi preferencia a la hora de viajar siempre pasa por dormir en hoteles con encanto. Que tengan más o menos estrellas, pero que tengan buena ubicación, y a poder ser, buenas vistas. Sin embargo, con la camper la historia es muy distinta, puesto que plantaremos nuestra casa donde más nos plazca (siempre que esté permitido claro) .
Sabemos que nos apetece montaña, que queremos tranquilidad, y que no tenemos prisa alguna. Pero nada más. De este modo, llenamos la despensa en el primer supermercado, y salimos a la aventura, sin tener ni idea de dónde dormiremos.
Así es como nos dirigimos hacia el norte, concretamente hacia los pirineos y “a ver qué pasa”. Desde Manresa empezamos a tomar las carreteras más pequeñas que salen en el mapa, tomando una u otra sólo en función del paisaje que tenemos en el horizonte, pero sin un rumbo concreto.
Cataluña, como España en general, ¡esconde tantos rincones bonitos!
La primera comarca donde nos perdemos es en el Berguedà. Me gustaría contaros por dónde pasamos, pero ni yo lo sé: entre pistas asfaltadas y caminos rurales recorremos más de 50 kms hasta que llegamos a Sant Llorenç de Morunys. Muchos de estos caminos, ni siquiera salen en el navegador.
En algún momento incluso paso por caminitos tan estrechos que valoro enormemente el tamaño reducido de la California. De haber estado al volante de una autocaravana como la última vez, hubiera tenido que abandonar el vehículo allí mismo y seguir a pie.
Ningún problema para la California, que no se detiene ante nada. Y así vamos haciendo kilómetros hasta que llegamos a las montañas del Cadí. A decir verdad, mi compañera está totalmente tranquila, pero a mí, esto de no saber dónde dormir aún me crea un poco de inquietud. Cuando la luz empieza a caer nos encontramos en lo alto del Cadí, cerca de una de las montañas más espectaculares de Cataluña, el Pedraforca.
Problemas del novato: un escenario idílico, pero no siempre es oro todo lo que reluce
Con toda la ilusión por pasar la primera noche en camper de nuestra vida de pareja, tenemos la brillante idea de acampar en el sitio más tranquilo, bonito, y alto del Cadí. El lugar elegido, un parking para caminantes y sin servicios que se llega por pista de tierra, a 1630m de altura. Las vistas cortan la respiración, nos encanta.
Así que desplegamos el techo y disfrutamos de una cena romántica difícil de superar. Después de cenar estamos tan relajados que ni nos molestamos en deshacer la mesa para montar la cama de abajo. Dormiremos en el piso de arriba. Gran error.
¡Menuda noche!
Ir de camper suena muy cool, y generalmente lo es. Pero no siempre, cosa que comprobamos a las malas. 3 de la mañana, la temperatura ha bajado a -6ºC y hace un viento importante. A pesar de la calefacción estática, el frío en el piso de arriba cala hondo debido al viento helado que se cuela.
Y aún peor, las ganas de ir al baño son demasiadas para aguantar al día siguiente. En ese momento un sinfín de preguntas sin respuesta me inundan la cabeza ¿Por qué bebería más cerveza de la cuenta antes de ir a dormir en una furgo sin baño? ¿Por qué no estoy en una habitación de hotel? ¿Qué he hecho para merecer esto?
Superado el momento, me enfrento al frío y al viento para cubrir las necesidades más básicas antes de volver a la cama. Y ahora sí, nos toca plegar la mesa, montar la cama inferior, bajar el techo y por fin, ahora sí!, Ni viento ni frío. Qué bien se está; ahora podremos dormir estupendamente.
Despertares únicos
Tras una noche un tanto movida, el despertar es sencillamente épico. Las vistas son brutales, el sol entre las montañas, la naturaleza, los pajaritos… Hora de poner la cafetera en marcha, sacar las sillas plegables de la California, y disfrutar de las pequeñas cosas.
Esto sí que es estupendo! Así cualquiera empieza bien el día. Todo es tan bonito que si por nosotros fuera ni nos moveríamos. Y en realidad no hace falta, porque llevando la casa sobre ruedas tú decides si te vas o te quedas, pero siempre estás como en casa.
A decir verdad desconocía totalmente la libertad que te ofrece el mundo camper. Si vas a pasar varias noches fuera, es necesario alojarte en un hotel o un camping en algún momento. Esta muy bien ser natural y utilizar un pino como baño o un río helado para bañarse, pero no es del todo práctico.
Dejando de lado estos inconvenientes, el poder establecerte donde te plazca (que esté permitido claro) es algo sensacional, y que recomiendo encarecidamente a quien no lo haya hecho. Más cuando dispones de todas las comodidades de un modelo como la California Ocean Roadsurfer.
A cada hora que paso a bordo más me gusta lo bien resuelta que está. Evidentemente si sois campers habituales ya lo sabéis de sobras, pero es que a mi esto me ha cogido totalmente de nuevo.
Sobre las 11 de la mañana decidimos movernos, aunque no haremos muchos kilómetros. El paisaje es precioso , e iremos parando donde nos apetezca. Así lo hacemos. Aunque de cara a la tarde buscamos un camping para poder disponer de duchas, baños y ese tipo de cosas. Dos noches de acampada libre sería demasiado para mí.
Puedo contar con los dedos de una mano las veces que he pisado un camping en mi vida. La verdad es que no me llama mucho. Quizás porque lo asocio al tópico de los turistas quemados por el sol, en chanclas y calcetines altos. Aunque no estamos en verano ni en zona de playa, y la decisión de pasar una segunda noche en un camping en Ribes de Freser resulta excelente.
Ni un turista en chanclas. Buenas vistas, tranquilidad absoluta, vecinos de parcela con otras campers que resultan ser silenciosos, educados y limpios… Y una zona de duchas baños y barbacoas perfecta. No está mal.
Una vez te adaptas al mundo camper, cada día es mejor
La segunda noche es mucho más plácida que la primera. Tengo que reconocer que la cama de la California, aunque es un poco dura, permite descansar muy bien, y que una pareja cabe perfectamente. Tras un buen descanso, desayunamos con las vistas de nuestra parcela, de nuevo excelentes.
Hoy volveremos a coger pistas de montaña para perdernos durante el día. Saliendo de Ribes de Freser, subimos hacia Serra Cavallera por caminos asfaltados siguiendo la antigua senda que permitía llegar a las pocas fincas que se encontraban en esta región. A pesar de ser domingo apenas hay gente, aunque las vistas son increíbles.
Tanto que a media mañana decidimos parar y montar la mesa y las sillas plegables que incorpora esta Roadsurfer para comer solos en un salón privado abierto y con vistas. Qué bonito.
La mesa y las sillas plegables que se guardan respectivamente en la puerta lateral corredera y el portón trasero de la California son muy útiles. Lástima que hace viento y no me atreva a desplegar el toldo lateral, porque la terracita privada que nos queda es insuperable.
Lo mejor de todo, es que si bebes vino, te puedes echar la siesta tranquilamente en la cama antes de proseguir la ruta. ¿Se puede pedir algo más? Sí, alargar un día más la vuelta. Teníamos previsto volver el domingo por la tarde a Barcelona, pero puesto que la devolución de la Roadsurfer es lunes por la mañana, decidimos pasar una noche más en Anna Amanecer.
Ventajas del modelo de alquiler camper Roadsurfer
De modo que buscamos otro lugar perdido, esta vez en Osona, para pasar la última noche a la luz de las estrellas disfrutando del que, en solo dos días, se ha convertido en nuestro pequeño y agradable hogar sobre ruedas.
Efectivamente el mundo camper, de la mano de la Vw California y Roadsurfer, nos ha ofrecido una experiencia muy positiva. No cabe duda que si fueran más días acabaría por recurrir a hoteles con todas las comodidades. Pero 3 días han permitido, casi, tener sólo buen sabor de boca.
Las sensaciones después de estos 3 días son más que buenas. Lo hemos pasado estupendo y la experiencia ha sido muy gratificante. A pesar de ello, me ha servido para constatar que en mi caso nunca me compraría una camper.
A mi déjame con un buen hotel donde pueda aparcar mi deportivo tranquilamente. Pero he aquí la gracia de Roadsurfer. Si no te quieres gastar lo que cuesta una camper nueva, y sólo quieres vivir una experiencia puntual, siempre te quedará alquilar una camper por días.
Por: Dani Blasco
